sábado, 6 de diciembre de 2008

BOLT

Director: Williams & Howard
Web: http://disney.go.com/disneypictures/bolt/

La sombra de John Lasseter es alargada. El creador que colocó a Pixar en cabeza de las “majors” de animación con “Toy Story”, “Bichos” o “Cars”, estrena en Disney una nueva película para las navidades, “Bolt”. Salvo el habitual cortometraje previo (por ejemplo, la reciente “Wall-E” venía acompañada de “Presto”), todo en la nueva película de Lasseter recuerda a sus anteriores trabajos en Pixar. Esto, revisando el histórico, florece como un mérito. Al igual que Buzz Lightyear en “Toy story”, el can Bolt se siente otro, un “súpersabueso” con poderes extraordinarios, cuando en realidad no pasa de pobre perrucho. Su ilusión está hábilmente construida por una cadena de televisión que necesita la mejor de las actuaciones: aquella en la que el protagonista crea realmente que es el personaje interpretado. Pensando que “verdaderamente” han secuestrado a su amiga Penny, Bolt comienza un viaje hacia el exterior del estudio que transforma al filme de Williams & Howard en una “road-toon movie”.

El “Barking at the moon” de Jenny Lewis que acompasa el discurrir de “Bolt” podría resumir el carácter de la cinta. Con tempo “country”, la carretera que recorre el perro funciona de dos maneras: una, derruyendo su antiguo personaje (magnifica desmitificación del “súperladrido”) y la otra, construyendo uno nuevo. Al mismo tiempo que Bolt choca con la realidad (a ratos, el metraje se asemeja a la esencial “El show de Truman”), Lasseter vuelve a ofrecer un rosario de secundarios inolvidables: un hamster espídico (gran primer paso fuera de su bola), una minina racionalista o unas palomas internacionales.

A pesar de bordear el habitual sentimentalismo de producción Disney, a pesar de ciertos esquemas reconocibles, “Bolt” reitera la colosal artesanía de Lasseter (& Williams & Howard). En un mundo donde los Lean, De Mille o Griffith han desaparecido, parece que únicamente la manufactura digital, miles y miles de diseñadores detrás, conserva la monumentalidad del cine. Mientras hordas de coches maléficos atacan a Bolt, uno se siente como al descubrir que Charlton Heston era capaz de seccionar el Mar Rojo.

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