Director: Michel Gondry
Intérpretes: Gael García Bernal, Charlotte Gainsbourg, Alain Chabat
Web: http://www.vertigofilms.es/lacienciadelsueno/
“Hola, (…) hoy les voy a enseñar cómo se cocinan los sueños. (…) Una delicada combinación de complicados ingredientes es la clave. Primero, algunos pensamientos aleatorios. Después, añadimos recuerdos del día mezclados con memoria pasada. (…) Amor, amistad, relaciones… las combinamos con las canciones que has escuchado durante el día, las cosas que viste y también con… lo personal. ¡Perfecto! Ya sale uno”.
La explicación inicial de Gael García Bernal sobre gastronomía onírica serviría de prólogo-resumen de la cinta de Gondry. Disimulando barnices filosóficos o psicoanalíticos, el cineasta francés centra sus esfuerzos en resaltar lo soñado como parte inseparable de su cine. Esta obsesión, sugerida en videoclips (Foo Fighters, “Everlong”; Paul McCartney, “Dance tonight”) o en la anterior “Olvídate de mí”, se vuelve primordial en “La ciencia del sueño”. Más que preocuparse por ensamblar una historia para el público, Gondry se centra en poner de manifiesto los ingredientes de su forma de narrar (siendo groseros; “nouvelle vague”, realismo mágico, estética de videoclip…) gracias a un proyecto pequeño que controla completamente. Y este propósito lo maquinará a través de una figura recurrente en su filmografía: el hombre solo e incomprendido. Así, el Stephane de García Bernal, una suerte de “clown” keatoniano, no tiene claro nada: ni en qué idioma hablar, ni de qué manera alcanzar a su reverso (lógico, llamado “Stephanie”); ni, por encima de todo, cómo distinguir entre vigilia y reposo.
Nosotros, pobres espectadores, nos tornamos aquí en personajes de Gondry. ¿Acaso parece menos real la visita a una estación de esquí de trapo que la fiesta presentación del calendario del protagonista? Aún con su etiqueta menor (¿qué película no lo sería frente a “Olvídate de mí” o “Por favor, rebobine”?), “La ciencia del sueño” funciona dignamente en su papel de cocina de estilo, de laboratorio de talento visual. Intentar ir más allá es soñar… ¿o no?
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