lunes, 22 de octubre de 2007

UN BLANCO RADIANTE

EL PARTIDO DEL AÑO

Quiero ser Robinho. Bueno, y Ronaldinho si ficha por el Real Madrid. No porque jueguen bien al fútbol, qué va. Eso es basura que puede hacer cualquiera. Este año pediré a los Reyes heredar el “mojo” de los jugadores brasileros. No suele pasar, especialmente a mamíferos como yo, que te inviten a orgías tras golear ¡al puñetero Ecuador! Es casi como que te regalen el cielo bendito por vencer a “Carrocerías Nicasio”. Imagínense qué harán cuando ganen la Copa del Mundo. ¡Chicas de Rio de Janeiro, escondeos en vuestras casas (o en la mía)!
La escena impagable, me da igual que sea inventada o no, llega con Robinho pidiendo preservativos. Por lo visto, el ente gritaba alrededor de la discoteca “¡necesito camisinhas!”. Qué guapa ye la palabra “camisinhas”, amigos. Se la propongo al Ministerio de Sanidad. Mucho mejor que condones, gomas o, por supuesto, profilácticos (¡puaj, suena hasta gocho!). A lo que vamos; o sea que el humano se da un voltio por una orgía y no lleva “camisinhas”. Un poco de por favor, chaval, que eres un multimillonario que acaba de conseguir un hito en la historia del deporte. Saca tres euros del cajero y no hagas el ridículo. Lo que tiene el refálfiu, compañeros.
Lo gordo de esta historia cachonda es que acaba, como todas las películas gamberras, con final feliz. Robinho, en declaraciones recogidas por LA NUEVA ESPAÑA, afirma que fue al “orgiódromo” con “apenas una amiga” a “apenas festejar la victoria”. Además, apenas tenía “camisinhas”. Porque al ser todo muy apenas, nadie dice nada. Ni Rijkaard, tan acostumbrado a dejar que sus “gremlins” se desmadren, ni Schuster, que declara que el brasileño “se fue con la selección a recuperarse”. Amigo alemán bigotudo, todos nos recuperaríamos así. ¡Haz las pretemporadas en Sao Paulo y ya verás!
Claro, ¿cómo van a ganar nuestros equipos al Villarreal y al Espanyol? Dos partidos atolondrados, equivocados de salida y con rivales ultramotivados enfrente. Cierto que el encuentro del Barcelona fue desastroso, con su apuesta por la juventud hippie y por los penalties tontos, pero el Madrid pecó de falta de solidez y, sobre todo, de confianza. ¿En qué estarían pensando los jugadores? Probablemente en que les cuenten cuanto antes la película del año: la segunda parte de “Supersalidos”, con Robinho y Ronaldinho.

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