Me aburrooo
He visto cosas que nunca creeríais. He visto madridistas con cara de póker tras empatar cero a cero con el Levante. He visto a familias cambiando de canal a “La noria” durante nuestro partido en Valencia. No se engañen: todo esto no se disolverá en la lluvia, ¡nos entrena Mou, amigos!, sino que se repetirá un montón, un huevo, un cojón, de veces a lo largo de la temporada. Por eso, siguiendo el servicio social que presta esta columna a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA, vamos a regalarles seis técnicas que les servirán para afrontar la infinitud de ocasiones en las que el Real Madrid de Mourinho quedará cero a cero. Síganlas al pie de la letra y, por dos euros más, les enviaremos un DVD motivador con Álvarez Cascos diciendo, en un bucle, “sí, jodido, tú puedes”.
1) Sonría compulsivamente a lo largo del partido. No se preocupe, el fútbol es en el único lugar donde uno se puede reír al tuntún sin que el personal piense que estás lobotomizado.
2) Mienta. “Con Mou, las cosas son así. No jugamos bien pero vamos a ganar todo”.
3) Dedíquese a otros menesteres. Lo sabemos. Sabemos que su mujer siempre le ha echado en cara que no se le presta atención cuando juega el Madrid. Eso se acabó. En un experimento de la Universidad de Utah se ha demostrado que, mientras se disputan partidos como el del Levante, los sujetos pueden acometer al mismo tiempo ¡hasta 4 tareas!: cocinar platos simples (huevo con patatas, guisantes con jamón), planchar camisetas, colocar mamparas, y realizar rutinas sexuales simples (imaginarse a sí mismos follando, vamos).
4) Grite aleatoriamente. En cualquier otro aspecto de su vida, como ocurría con la regla 1, le tratarían como un chiflado, pero ¡no en el fútbol! Le recomiendo varias imprecaciones fortuitas y asépticas para que se venga arriba: “Vamooos”, “Graanddeeeeees”, “Así, así, así gana el Madrí”, “Olé, Raúl” (aunque el gran capitán esté en el Schalke, nadie lo notará) y, sobre todo, refiriéndose al árbitro, “este *&%$@ nos viene a robar”.
5) Quédese con los detalles insignificantes. Al final, como en una primera cita, lo que permanecen son las nimiedades. “Bueno, Pedro León hizo algún centrín” o “Benzema tocó con cariño al cuarto árbitro cuando salía al campo”.
6) Espere el siguiente encuentro como si fuese el 3-8 del Oviedo-Valladolid. No hay cero a cero que no arregle un árbitro.
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