Director:
Craig Gillespie
Intérpretes:
Anton Yelchin, Collin Farrell, Christopher Mintz-Plasse
Web:
http://www.welcometofrightnight.com/
Nuestra
viejunez rampante, que ya incluye el alquiler en un BETA de la
película original de “Noche de miedo 3D” (“Fright night”,
Tom Holland, 1985), temía un “remake” infectado de ese
vampirismo a lo Stephanie Meyer: asexualidad “cool”, goticismo e
impostura. Los nombres de los implicados calmaron rápidamente
cualquier prejuicio: Craig Gillespie (el director de “Lars &
the real girl” y la subvalorada “Mr. Woodcock”), David Tennant,
el gran Christopher Mintz-Plasse y, como el chupasangres antagonista,
una buena dosis canallesca de Collin Farrell.
Estos
(benditos) ingredientes se reúnen en la historia de un adolescente
(Yelchin) que descubre que su vecino es un vampiro (Farrell) y trata
de evitar que acabe con su barrio con la ayuda de un cazador
principiante (Tennant). Despojada de ese (irrecuperable) encanto
suburbial-ochentero que el original compartía con producciones de
similar fondo (“No matarás… al vecino”, de Ray Peterson) y
ataviada con un innecesario 3D, sí posee el filme de Gillespie otros
méritos: proporcionar sabor “teen” a un argumento universal y
resucitar el envidiable ritmo de su predecesora. Ese animal salvaje
que encarna Collin Farrell con actitud “rock & roll” nos
basta, al estilo de una magdalena de Proust mojada en sangre, para
hacernos conscientes del por qué nos gustaban los vampiros y, sobre
todo, del por qué dejaron de gustarnos. En este sentido, la lucha
entre ese depredador insaciable y el cazavampiros al que acude el
chaval evidencia las intenciones del cineasta: frente a la sexualidad
mantis de Farrell, Gillespie contrapone a un cazador que vive de unos
espectáculos en el Hard Rock Hotel de las Vegas con vampiros y
vampiras góticos, enamoradizos y grandilocuentes.
Resulta
que, casi una empresa heroica, alguien reivindica el vampirismo como
maldición y aún no es lo más interesante del filme. Dice mucho del
guión original de Tom Holland que el “nerd” interpretado por
Christopher Mintz-Plasse (“Supersalidos”) termine pasando a la
“wild side” de ultratumba y alcance el sueño de todo empollón
de instituto. Aunque siga sin ligar con una chica (¡incluso
transformado en el arquetipo por el que suspiran miles de
adolescentes!), el buen chaval sí ha conseguido convertirse en una
de esas figuritas coleccionables, convertirse en uno de esos
personajes de cómic que amontona en casa y que su madre siempre
amenaza con tirar.
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