viernes, 1 de octubre de 2010
GOODBYE, MR. CURTIS
Aunque muchos le diesen por muerto, el actor Tony Curtis falleció ayer en su casa de California a los ochenta y cinco años, según informó su hija, la también actriz Jamie Lee Curtis. Desaparecido para el gran público durante los últimos treinta años, el intérprete vivía de recordar sus grandes películas, esos éxitos que poblaron su carrera en los cincuenta y sesenta y que dejaron de aparecer a medida que se acercaba su madurez.
A pesar de la lejanía, no se puede olvidar la importancia del actor en el apogeo (y posterior decadencia) de un cine de estudios que no se repetirá jamás. Él encarnó, en una carrera mutable e incomparable, a héroes y a comediantes, a asesinos y a mediocres. Hijo de inmigrantes húngaros, a un tipo que se llamaba Bernard Schwartz de nacimiento, le aguardaba la gloria inmerso en otro nombre, Tony Curtis. Con esa bandera, y tras participar en la Segunda Guerra Mundial desde la distancia, el actor entró en Hollywood de golpe, encadenando grandes taquillas en las que el campeón que representaba se solidificaba a golpes: “Fugitivos”, “Cenizas bajo el sol” o la magistral “Los vikingos” construyeron en él a un mito sexual que Billy Wilder se encargó de arrastrar a la comedia. “Con faldas y a lo loco”, uno de los largometrajes esenciales del siglo, le encumbró a otro arquetipo: el de ligón de clase alta. Desde ese pedestal, alternando subproductos, “Bromas con mi mujer, ¡no!”, con experimentos divertidos, “La carrera del siglo”, Curtis encaró los sesenta con una nueva imagen de triunfador, de actor de clase “A”, preparado para comerse el mundo.
Pero eso no ocurrió. Cansado de venderse a su arquetipo, entrado en kilos y ojeroso, se lanzó a su proyecto más arriesgado y acertó. “El estrangulador de Boston” fue, a la vez, el culmen y el inicio de la decadencia del intérprete. A partir de ese Fleischer oscuro, mucha serie “B”, mucho “revival”, mucha mujer más joven, demasiado intento vano de regresar a ese cuerpo, el puto tiempo no nos lo permite, que co-reinaba “Espartaco”.
Etiquetas:
obituario,
tony curtis
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