Director: Álvaro Brechner
Intérpretes: Gary Piquer, Jouko Ahola, Antonella Costa
Web: http://www.verticecine.com/maldiaparapescar/
En la carretera, hay que ser un pícaro o rodearse de ellos (y aprender). Con fondo de Onetti, Alvaro Brechner contrapone la atemporalidad de un pueblo uruguayo (fuera del mundo, inocente) con la intemporalidad de un espectáculo ambulante (flexible al mundo, pícara). Un charlatán (Piquer) pregona mil dólares de premio en la diminuta Santa María si un nativo consigue derrotar a su campeón de lucha libre (Ahola).
De tarde en tarde, películas como “Mal día para pescar” prueban lo sencillo (nada fácil) de ganar un combate cinematográfico. A priori, ya posee una historia por la que apetece pelear, una mezcla entre western y tragicomedia, neorrealismo y magia. Métanla en el ring de la producción y que se hostie el equipo a base de recursos y talento. El pueblo inmóvil, maravillosas sus redacciones de máquinas de escribir pulgosas y sus casas de “roulotte” ajadas, ayuda a la idea de encontrarse ante lo insólito: un lugar estanco alterado por la irrupción de esa pareja contrahecha, de esos dos desarraigados sin más hogar que unos asientos de autobús y sin más objetivo que sobrevivir.
Únicamente su (obligadas) limitaciones económicas impiden al largometraje deslumbrar (secundarios “amateurs”, algunas secuencias reiterativas). Aún así, Brechner comprende que en un conjunto mínimo (como en un equipo de fútbol pequeño) alguien debe brillar. En “Mal día para pescar”, se llama Gary Piquer. Actor desconocido al gran público (aquí le reivindicábamos desde “El último viaje de Robert Rylands), Piquer amolda su fisionomía de saltimbanqui ilustrado a un personaje miserable que trata de trampear a la realidad. Seductor de clase baja, trilero de tres al cuarto, sólo cuando está en la encrucijada y descubrimos que le queremos y pedimos socorro, sólo entonces, agradecemos a las buenas personas que aprendan de gentes como él y guarden sus trucos bajo el sombrero.
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