A esta foto me refiero en el artículo...
¿A quién no le aterrorizaba San Mamés? Sobre todo cuando nos enteramos de que nuestro entrenador, ese humano que jugó a los cambios imposibles contra el Sporting, iba a dejar en el banquillo a Cristiano, Özil, Xabi Alonso y Marcelo. En los minutos previos al partido, en un estadio no muy amable con el Madrid, ¿quién no sintió una cierta obturación de los orificios corporales y pensó «Dios, cómo me molaría aparecer ahora en una fiesta "bunga-bunga" de Berlusconi»?
«El mejor público para actuar, donde más se ilusionan con tus trucos y más te pagan, es el ruso. Como sufren unas vidas tan rutinarias, tan duras, en su día a día en el campo, es muy fácil que se sugestionen rápidamente ante lo inesperado, ante ese giro final del truco en el que irrumpe la simulación de lo sobrenatural», afirmó el mago húngaro Harry Houdini en la primera década del XX. Conociendo la situación del madridismo, ya habituado a la horrible monotonía de las temporadas en blanco, Mourinho sabe que sus triquiñuelas tendrán aún mayor efecto y, así, perpetra sus trucos de manos en el momento exacto. Por eso la victoria ante el Athletic ha espoleado la (senti)mentalidad merengue, ese mecanismo afectivo que nos provoca el moqueo instantáneo al ver la foto de Ramón Mendoza corriendo, de gabardina, al lado de Jesús Gil, de chándal. Poco importa que se queje Caparrós (¿el Joaquín lamentándose por un arbitraje?, ¡menuda jeta de entrenador machetero!), la apuesta del luso por los tres defensas (Pepe, Garay y Albiol) ha sido definitiva en su principal trabajo, que no era detener a Llorente, sino ofrecer muestras de seguridad atrás de cara las próximas citas con los «gremlins» azulgrana.
Como en el extraordinario truco de Houdini la «Celda china acuática de tortura», donde el mago se liberaba inesperadamente de sus ataduras y escapaba de un habitáculo lleno de agua, Mou apela a la épica del ilusionista. Todo está en nuestra contra: los litros de liquido y Guardiola, la falta de oxígeno y Messi, las esposas en las muñecas y Piqué. Inmersos en la rutina de la derrota, los blancos buscamos un pequeño artilugio que nos esperance para el futuro cercano. Tal vez, ¿una llave en la boca del Houdini que le permita zafarse? Tal vez, ¿el golazo de CR7 en San Mamés?
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