Así empezaron a escribir ayer...
Como la llegada de los malignos alienígenas reptilianos de “V”, como el ataque del virus zombie de “28 días después”, todo comenzó abruptamente y se propagó por el cielo con un tintineo amenazante (“piii”, “piii”, “piii”). Justo cuando se cumplió el minuto 79 del Barcelona-Valladolid, mi móvil empezó a sonar de continuo, anticipando la turba de SMS que se agolpaba en las ondas con muchas ganas de tocarme el madridismo. Fíjense qué desgracia: el pobre aparato no paró de vibrar durante alrededor de 20 minutos, casi imitando los movimientos convulsivos de David Civera al cantar ese monumento poético: “Que la detengan /que es una mentirosa/ malvada y peligrosa”. Hagamos antropología culé. Mi Nokia se agitó con los socarrones “Gracias florentino” o “El único equipo que gana títulos en Madrid… es el Atleti”; los aliviados “Campeones por fin”, “nos costó pero… ¡joderos!”; o esos mensajes personales que demuestran el cariño que le tienen a esta columna algunos de nuestros lectores, “Galán, a ver q escribes mañana, so cabezón”, “Desde que te dejé por un barcelonista, hay alegría en mi vida, ¡imbécil!” o “¡Vete con tu gurú, Tomás Roncero, a la cofradía del clavo ardiendo! ¡Deformes!”.
Me imagino a esos azulgranas, sobreexcitados después del nerviosismo (Clemente, en el fondo, les da miedito), sin pupilas, como el maestro de “Kung Fú”, del esfuerzo de no apretar “enviar” antes de que el partido no estuviese solucionado y, por supuesto, pensando más en qué iban a escribir a sus amigos madridistas que en celebrar la liga. Nada nuevo bajo el sol: el rasgo definitorio del barcelonismo es una “madriditis” galopante y muy tozuda. En una temporada en la que se vendían como el “mejor equipo del mundo” han acabado ganando (y no nos olvidemos, a tres puntos del Real Madrid) una liga mediocre en la que sólo los blancos les han plantado cara.
Linus Van Pelt, el universal personaje animado de “Snoopy”, se aferraba a su manta de seguridad para tranquilizarse frente al tenebroso mundo exterior. Nuestro club, en lugar de formarse como grupo, en lugar de hacerse adulto, ha basado la campaña en la seguridad de los objetos externos: CR9, Clemente, el Espanyol, el Inter, Mouhrinho… Depender de otros únicamente puede terminar en el desquicio y eso le ocurrió en Málaga: la sinvergonzonería de que Guti se encare con un verdadero gigante del madridismo, Chendo; la desesperación de no atisbar un futuro; la resignación de repetir el pasado.
Linus y el Madrid, primos hermanos
2 comentarios:
"El pobre aparato no paró de vibrar durante alrededor de 20 minutos, casi imitando los movimientos convulsivos de David Civera".
Huuummmmm Edu,aproveche y convierta los 20 minutos de humillación culé en placentera sesión vibratoria que tan amablemente le brindan.
Sitúe el pobre aparato,nunca mejor dicho,cerca del madridismo que le quieren tocar y disfrute la saña culé cuanta más mejor.
Convenientemente relajado,se vacía de mensajes la bandeja de entrada y proceda a encender el cigarrillo,habrá convertido una derrota futbolera en placentera victoria de los sentidos.
El que no se consuela es porque no quiere.
Saludos Edu
Lo que hay que aguantar... no tuvisteis bastante con el domingo...???
PIPO, ERES MI POETA DE CABECERA (Y TEN EN CUENTA QUE MI CABECERA YE GRANDE)!!!
Abrazo!!!
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