sábado, 28 de diciembre de 2013

NYMPHOMANIAC VOL 1.

(Reseña publicada en La Nueva España, 28-12-2013)
Director: Lars Von Trier
Intérpretes: Charlotte Gainsbourg, Stacy Martin, Stellan Skarsgard

La obsesión de Lars Von Trier por el porno y sus formalidades se ha hecho manifiesta en múltiples ocasiones a lo largo de su carrera, pero quizá la más evidente se produjo cuando asumió la producción de “All about Anna”, una película X, en 2005. “Nymphomaniac vol. 1”, su relato sobre la vida de una ninfómana y su despertar al ansia sexual, parece una consecuencia lógica de su carrera previa. Importante: anuncian que este es un primer volumen aprobado pero no editado por Von Trier (¿nos lo creeremos?) a partir de la la película original del danés, de una duración de alrededor de cinco horas. En “Nymphomaniac vol. 1” hay un hilo conductor potentísimo: el encuentro fortuito entre un hombre, Seligman (Stellan Skarsgard, ¿en un guiño a Martin Seligman, autor de la teoría de la indefensión aprendida?), y una mujer, Joe (Charlotte Gainsbourg), inconsciente por una paliza. Él le da cobijo en su casa y entonces comienza el relato: una serie de revelaciones terapéuticas de la chica y su ninfomanía y que incluyen deseo, culpabilidad, violencia, amor… Si recordamos que Freud, definidor de la terapia psicológica a través del psicoanálisis, fue considerado para el premio Nobel de Literatura, la película de Von Trier se engrandece porque lo que hace el cineasta es literatura filmada, una narración entre dos personajes que se adapta a imágenes subversivas, poliédricas, en off...; y que, además, va saltando desde este “presente” (una habitación con dos personas, la primera pregunta e investiga, la segunda responde, se cuenta a si misma y ¿miente?) hasta el pasado remoto. Una terapia, en definitiva.

De esta relación nace la otra historia entrelazada de “Nymphomaniac”, protagonizada por la Joe joven (extraordinaria Stacy Martin), que comienza con su niñez (con la fascinación por el padre), recorre su adolescencia (perder la virginidad y los primeros escarceos amorosos) y finaliza en alto con la muerte del padre, el reencuentro y la ¿sumisión? al amor. Con la primera parte de “Nymphomanic”, Von Trier vuelve a conseguir un hito en el (su) cine. Y todavía queda el siguiente capítulo. Combinando momentos de una brillantez asombrosa (esos tres amantes, esos tres tonos musicales), con otros que deben muchísimo a la buena comedia (un tren-campeonato de follar, el personaje de Uma Thurman) unidos a la potentísima estructura terapéutica desde la que navega, el largometraje consigue una rotundidad irreprochable.

Finalmente los títulos de crédito adelantan imágenes reveladoras, bestiales de “Nymphomaniac vol. 2” y uno, tras ver esta película o “Europa, Europa” o “Dogville” o “Melancolía”... sale del cine con la maravillosa sensación de ya no saber con qué próxima bendita locura le va a sorprender el director danés.