domingo, 30 de octubre de 2011

EVA

Director: Kike Maíllo
Intérpretes: Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura
Web: http://www.evalapelicula.com/



Con “Eva”, el debutante Kike Maillo prepara una receta inusual en el cine español, un cruce entre ciencia ficción y drama que se sitúa en un alternativo 2041 para contar el regreso del científico Alex Garel (Daniel Brühl) al pueblo donde trabajaba en sus investigaciones con robots. Allí le aguarda un invierno eterno y varias personas que formaban parte de su pasado: su antigua novia Lana (Marta Etura), ahora mujer de su hermano David (Alberto Ammann) y madre de una niña llamada Eva (Claudia Vega), y la casa en la que inventó algunos de sus ingenios mecánicos.

Nacida en la estupenda cantera de la ESCAC, extraña que esta propuesta empiece con tantas promesas, albergue tanto esfuerzo en su forma, y termine atrancándose en su desarrollo. Es admirable el empeño de la producción con su estética, un logradísimo mundo gélido de autómatas (humanos o metálicos) y artefactos que sobreviven moribundos al paso del tiempo, y es decepcionante que su narrativa se deslavace a medida que avanzan los minutos. De arranque, todos los elementos necesarios se encuentran en ese trabajadísimo imaginario de un porvenir imperfecto. La dificultad comienza cuando Maíllo los mueve por su puzzle y hay piezas que no acaban de cuajar (¿qué busca Daniel Brühl? ¿Por qué siente esa cercanía con Eva? ¿cuáles son las motivaciones del personaje de Alberto Amman?), dejando las verdaderas sorpresas de la película en manos de secundarios como un Lluis Homar robótico que, mimetizando su profesión de actor, gradúa su emotividad y se convierte en uno de los elementos más interesantes de la cinta.

Despeja dudas sobre lo que nos ofrece “Eva” el hecho de que, finalmente, confunda lo que importa con lo que es accesorio y desvele así su conservadurismo. Mientras que se aprecian sus momentos turbios y bíblicos (dos hermanos enfrentados, la mujer del prójimo, el sacrificio de un hijo), pareciese como si la producción basase su potencia en un giro narrativo al borde del abismo. Quizá ser proclive a la sorpresa y no a la construcción de una historia, abandona al filme en una posición incómoda: más cerca de la liviandad bien ingeniada que de esa impronta grave que corona cualquier buena ciencia ficción.

lunes, 24 de octubre de 2011

VARAS NO ES UN VARAS




No lo digo yo, lo pone el diccionario de la RAE en alguna parte que no he encontrado en “el Internel”. Asusta que estos señores que se llaman como un grupo de atracadores de banco (“Señor ñ mayúscula”) hayan validado la acepción de “varas” cuando se refiere a un ser humano muy cansino. Pero la verdad es que todos lo hemos utilizado. Lean mi pequeña antología del horror brasas. Un pariente de Córdoba que no para de referirse a “lo bien que se come en Asturias”. Un profesor que es impermeable a los “bueno…”, “creo que se me hace tardeeee”. Siempre me he preguntado qué es peor, un pesimista incansable o un pesado incansable. Amigos, mientras que el pesimista solo te puede dejar noqueado, el brasas te roba lo más preciado: tu tiempo.

Con tan malas connotaciones, uno siente en la superficie granulosa de sus pezones la tremenda injusticia de que se apellide así la bella persona que consiguió detener el robo barcelonista del sábado. Fíjense en el penalti fantasma, en la expulsión de Kanuté por culpa del ratonero Cesc y, coronando al horrible Iturralde, en los siete minutazos que descontó ese finstro arbitral al final. Vamos, “Layla” dura 7:13 y ya parece interminable. Compañeros merengues, piensen en las chanzas que tiene que aguantar el gran portero Javier Varas, en el resquemor cotidiano que corona su vida. “Ya está el Varas en el entrenamiento”, “Ya tuvo que llegar al estadio ese Varas”. Horrible descrédito, amigos, para un titán que aguantó las inclemencias de plantearle un partido al Barcelona basándose en el físico y que dejó al equipo hispalense más sudado que Falete en una sauna.

Creo que se debe formar un movimiento blanco que pida, en su honor, la eliminación de la acepción de “varas” del lugar tenebroso en el que se encuentra, justo entre los pesimistas incansables y los asesinos en serie. Movilicémonos con firmas, con manifiestos o, como hacen las indignadas de Nueva York, enseñando las téticas al respetable. ¡No puede durar esta tropelía con D. Javier! Y recuerden que el cambio comienza en uno mismo: cuando vean venir a la pesada de turno, no avisen a las personas cercanas diciendo “ahí viene Verónica, esa varas”. Si son madridistas agradecidos, griten “ahí viene Verónica, esa brasas”. Y por supuesto, eso no ha cambiado, echen a correr en dirección contraria.

LA COSA

Director: Matthijs Van Heijningen
Intérpretes: Mary Elizabeth Winstead, Joel Edgerton, Ulrich Thomsen
Web: http://www.quieneslacosa.es/



En algunas tardes tontas, la pregunta al final de la película no es "¿qué pasará después?", sino "¿qué pasó antes?". Por ejemplo, la reciente "El origen de el planeta de los simios" rellenaba, con irregularidades, el vacío existente entre la hecatombe de la civilización humana y el aterrizaje del astronauta Taylor (Charlton Heston). Ahora, le toca el turno a "La cosa", esa maravilla que John Carpenter rodó en 1982. Y la forma de abordar el proyecto no puede ser más interesante. ¿Cómo llegaron el extraño visitante norteño y ese (maldito) perro a la estación polar donde trabajaba Kurt Russell? El cineasta holandés Matthijs van Heijningen debuta en una superproducción norteamericana entendiendo a la perfección las coordenadas de la novela original en la que se basaba Carpenter, "Who goes there?" de John W. Campbell. Largometraje de ciencia-ficción y terror, esta "La cosa" también hereda la vocación lúdica de sus antedecesoras, con ese juego a "¿quién es el asesino?" que intensifica (y diversifica) sus valores fílmicos alrededor de una panda de semidesconocidos y la nueva "reina del grito", Mary Elizabeth Windstead. Así, el descubrimiento de una nave en medio del Ártico y la apertura de esa gélida caja de Pandora con monstruo dentro, se disfruta a medida que recordamos lo que nos gustaba de la original.

Asumiendo que Van Heijningen no posee la maestría de un Carpenter desatado, pero que retiene dotes de buen realizador, se echa de menos ese punto de atrevimiento bizarro que atesora la filmografía del director norteamericano. Quizá influido por remakes rutinarios o por sus productores, en determinados instantes (especialmente en los que se desentraña el misterio), se agradecería un poco más de mala leche. De todos modos, como en las buenas películas de criatura, siempre nos queda la criatura. Replicando humanos, ensamblando caras u ocupando perros, la monstruosidad amorfa del filme nos reitera (aún con cierta monotonía) el porqué nos encantan estos engendros. Solo la posibilidad de un mal mayor (la conquista del mundo), roba la ternura a un organismo huérfano de forma, que, pobre, trata de sobrevivir.

TENTACIÓN EN MANHATTAN

Director: Douglas McGrath
Intérpretes: Sarah Jessica Parker, Pierce Brosnan, Greg Kinnear
Web: http://howshedoesitmovie.com/



Cuando Sarah Jessica Parker llega a casa y Matthew Broderick la recibe con un abrazote, ¿se oirá una voz en off describiendo sus sentimientos por el marido? Cuando Sarah Jessica Parker queda con sus amigas y toman un “gintonic” con pepino, ¿hablarán de "sekso”? Cuando Sarah Jessica Parker teclea en su nuevo Mac, ¿pensará en el email que escribe o en una novela llena de amorinos y dificultades? En "Ed Wood", Tim Burton presentaba los últimos días del actor húngaro Bela Lugosi y sus peripecias con Ed Wood, el ínclito director de serie "Z" que le idolatraba. El bueno de Bela, ya trastornado por la edad y el traqueteo, pasó sus meses finales creyendo (o casi creyendo) que era su personaje más famoso, Drácula, y, fiel al desvarío del patriarca, su familia pidió que fuese enterrado ataviado con la capa del insigne conde. Al menos, sabemos que, por mucha identificación que tuviese con su personaje, Lugosi no se va a levantar de su tumba y atacarnos con virulencia sangrienta.

En cambio, después de ver "Tentación en Manhattan" sí sospechamos que Sarah Jessica Parker se va a encarnar una y otra vez en su "alter ego", Carrie Bradshaw ("Sexo en Nueva York"), con diferentes nombres. Si el único atractivo para atacar esta película es la dirección del habilidoso Douglas McGrath (colaboró con Woody Allen en el guión de "Balas sobre Broadway" y firmó la notable "Historia de un crimen"), las ganas se nos quitan pronto. Aunque utilice maneras de falso documental y se anime con sobretítulos (que sí funcionan, por ejemplo, con esas madres competidoras), el poso del filme es viejísimo. En su ideología encapsulada de familia y lealtad al trabajo se abandona toda perspectiva irónica, toda mordacidad, toda contradicción, con tal de regresar a Carrie Bradshaw. “Tentación en Manhattan” olvida las estupendas bazas que tenía para triunfar: un director competente, una buena terna de masculinos secundarios (Pierce Brosnan y Greg Kinnear) y una Christina Hendricks que, aún con el pelo suelto, demuestra su afinada comicidad, más allá de lo que "Mad Men" le deja.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿15-OCTUBRE O 15-ÖZIL?


El país va muy mal y la gente está muy indignada, lo sé. ¿Qué clase de persona no compartiría los valores de la manifestación de este último 15 de Octubre? 300.000 humanos en la puerta del Sol protestando por la gran estafa del Sistema, por la falta de trabajo, por Pepiño negociando en una gasolinera (¿no hubiese sido mejor en un chino?) y porque “Granjero busca esposa”, lo más positivo de la semana, se termina pronto. La situación española es dramática; hemos llegado a un momento en el que todos los productos que se venden en pack en el supermercado ¡llevan siempre una unidad gratis de regalo! Qué pobre somos, amigos, nos lo dicen las marcas, y la única reacción posible es contactar por redes sociales, armar unas pancartas de protesta (“Aquí huele a chorizo”, “Chorizo tú, no yo” o “Se te acabó choricear, chorizo”) y lanzarse a la calle. Y, al final, la concentración salió perfecta. Seguimiento masivo alrededor del planeta, marchas pacíficas, jóvenes comprometidos… magnífico… pero, solo un detalle, un pequeñísimo detalle os quiero preguntar, ¿era estrictamente necesario poner la manifestación a la misma hora que el partido del Madrid?

“¡Cómo no voy a ir!”, le aseguré a aquella moza de ojos azules. “Nos encontramos allí fijo, dame tu teléfono y yo preparo el texto de la pancarta”. Me lo creía, amigos, redacté mi lema (“Banquero, ¡cara de huevo!”) pensando en agitarlo con violencia frente al Banco de España, junto a mi guapísima compañera. Iba a ir hasta que recordé la hora del Madrid-Betis. Mierda. Con lo que me apetecía disfrutar a Higuaín de titular. Con las ganas que tenía de ver cómo se movía el equipo de Pepe Mel por el Bernabeú. Y el debut en Madrid de Vadillo, al que auguro un gran futuro. Dios, qué dilema. ¿La reivindicación o lo de siempre? ¿Los cánticos agitados o las pipas saladas? ¿El bien de la sociedad o el bien de un sábado tarde? Vamos, ¿el 15-Octubre o el 15-Özil?

¡Qué juego del delantero argentino! Un hat-trick y, ay, por poco, casi un cuarto. Extraordinario. Y la desgracia del pobre Vadillo. Cristiano desacertado, esa cabeza que nunca le funciona. Dios, qué mal rato con el 2-1 de Jorge Molina. Me suena el teléfono. Es mi amiga de ojos azules. “¿Edu, dónde estás?”. “En Sol, ¿no oyes el gentío?”. “¿Y por qué cantan “Así, así, así gana el Madrid”?”. “La emoción, moza, la emoción de soñar un mundo mejor”.

sábado, 15 de octubre de 2011

MIENTRAS DUERMES

Director: Jaume Balagueró
Intérpretes: Luis Tosar, Marta Etura, Alberto San Juan
Web: http://www.mientrasduermeslapelicula.com/



En “Frenesí” (1972), Alfred Hitchcock adoptaba una primera persona inédita en su filmografía para introducirnos en el día a día de un asesino en serie. Bob Rusk (Barry Foster) mataba mujeres con una rutina torpe, descuidada, como si el director británico hubiera reparado en que la perfección perturbada de Norman Bates no era aplicable a la mediocridad de su siguiente criminal. Jaume Balagueró (“REC”), toma la misma perspectiva de “Frenesí” con su monstruo de “Mientras duermes”: César (Luis Tosar), un portero de edificio, ejerce de vigilante silencioso de la comunidad y, en especial, de Clara (una guapísima Marta Etura). Con reminiscencias de cuento agridulce (particularmente de “El Grinch”, esa creación animada del Dr. Seuss que no soportaba que todo el mundo fuese feliz), el desafío de la notable película de cineasta catalán es impedir que su protagonista canibalice el mecano de suspense de su alrededor.

Balagueró se mueve como pez en el agua por los espacios de la cinta. Tras varias experiencias parecidas (el capítulo “Para entrar a vivir” de “Historias para no dormir II” y “REC”), todavía inquieta su habilidad de mantener la tensión entre cuatro paredes. En ellas, César traza su rutina de vigilancia y, en ellas, el metraje combina sus recursos hitchockianos con mejor (una chica que duerme e, inconsciente, cohabita con su acosador) y peor fortuna (la aparición de un Alberto San Juan descolocado y el efectismo de su resolución). Porque, frente a los claroscuros de su artilugio de suspense, se engrandece el personaje principal y, cómo no, el actor que le da vida. Las grietas de esta criatura que visita a su madre silente en el hospital (en un determinado momento, uno no puede evitar a la referencia a “Breaking bad”), que sufre el chantaje de una prepúber o que se rebela ante la indiferencia del mundo, son exploradas por Tosar con un tiento tan magistral que acaba proporcionando sentido a escenas que, en manos de cualquier otro, perderían su carácter. Se baja el telón y uno siente que César el portero sería perfecto para continuar con un serial en diferentes comunidades de vecinos, para estrenar un reverso sombrío de “Autopista hacia el cielo” sobre este psicópata que, como Ricardo III, elige odiar los perezosos placeres de este tiempo.

SIN SALIDA

Director: John Singleton
Intérpretes: Taylor Lautner, Lilly Collins, Sigourney Weaver
Web: http://www.sinsalida.com/



Que se ponga la camiseta ya. Cuando el gran argumento de un actor se centra en si lleva o no lleva un trozo de tela encima de la pechera, la cosa puede llegar a ser preocupante. Taylor Lautner, el “megahípercachondoquetecagas” hombre lobo de “Crepúsculo”, capitanea su primer “thriller” a las órdenes de John Singleton (“Justicia poética”). El problema del bueno de Lautner es que no conecta ni con los dioses de la interpretación (verle llorar o buscar seriedad chirría más que las películas de Raphael), ni, lo que es peor, engancha al público objetivo de este tipo de filmes. Con una narración endeble plagada de solidísimos secundarios (solo se explica la presencia de Sigourney Weaver o Alfred Molina, además del cheque, por conseguirle clases de apoyo al chaval), la única justificación para continuar su visionado se basa en los frecuentes mamporros del mozo. Aunque, seamos justos, sufriéndole en una pelea de tren contra un doble agente ruso, tampoco se le adivina mucho futuro por ese camino.

lunes, 3 de octubre de 2011

MÉTETE EL MADRIDISMO DONDE TE QUEPA

 Busque al madridista

Ayer, en la portada de los diarios deportivos, apareció una noticia inquietante. En su afán de tenernos informados con mandanga de calidad, los periódicos blancos abrieron sus ediciones con el siguiente titular: "En el campo del Espanyol piden que los madridistas no se identifiquen". Así, continúa el reportero, "el estadio Olímpico no se convertirá en un Mini Bernabeu". Vamos, que ya que nos invitan a casa de nuestros amigos del Espanyol, más conocido como el "Real Madrid Z", y que nos van a poner unas conservas "Dani", no nos sobremos con ellos. En ese peaso de campo se podría dar una situación "Robocop": que a alguno de los asistentes, desorientado por no saber a quién animar, le estalle la cabeza ante tal incoherencia lógica.

¡Compañeros dirigentes del equipo perico! ¡Yo solo os puedo dar un consejo, siempre a cambio de que me mandéis unas navajas en conserva! ¡No os preocupéis, no aviséis demasiado a esos merengues con sobrepeso que van a ir a ver a su equipo! Si algo llevamos haciendo bien los madridistas desde hace unos años, ¡es evitar que se nos note! Ay, amigos, ¿se acuerdan de los noventa, cuando Lorenzo "El mafioso de los Simpson" Sanz, llevaba el equipo? ¿Se acuerdan que ganamos una Copa de Europa y nos enfrentábamos contra equipos en los que jugaba Munitis? Bueno, puede que lo segundo no haya cambiado demasiado, pero les aseguro que estábamos orgullosos de ser madridistas. Con los periódicos deportivos regalaban zapatillas, marcapaquetes o "Laserdiscs" del Real Madrid y a uno no le daba vergüenza ir al kiosko y soltar un "Manolo, ponme LA NUEVA ESPAÑA, que regalan un "Huevo Pinto" coleccionable con la cara de Suker. ¡Y mañana otro que prueba que Mijatovic no estaba en fuera de juego en el gol de la Séptima!". ¡Que tiempo tan feliz!, que diría María Teresa Campos.

Y siento que esto les sonará raro a los madridistas más alevines. A ver, voy a gritar consignas. Vamos. ¡Chiquillos blancos que todavía no os habéis afeitado esa pelusilla sobre-labial porque vuestros padres os han dicho que "si te la afeitas, te va a crecer más"! ¡Chiquillos blancos que pensáis que el Facebook lo inventó Franco! ¡Chiquillos blancos que pensáis que os vais a quedar ciegos por tocarse! ¡Os digo que hubo una época en la que uno podía estar orgulloso de ser madridista! "Hala, exagerao, viejuno", me contestareis antes de escribirlo en el Whatsapp. ¡No! ¡Os lo digo en serio! ¡Hubo unos años en los que había que esforzarse para ocultar tu madridismo! ¡En los que sudabas como un mono para no gritar "¡Viva Di Stefano y su calva!" cuando veías la menor señal de barcelonismo en el ambiente! Pero ahora todo eso ha cambiado y, que los dirigentes del Espanyol digan que nos metamos el madridismo donde nos quepa, suena a obviedad. Sí, Sánchez Llibre, ya lo llevamos haciendo desde que Pepe (casi) descabeza a Casquero.

SOMEWHERE

Directora: Sofia Coppola
Intérpretes: Stephen Dorff, Elle Fanning, Chris Portius
Web: http://www.somewhere-lefilm.com/



En el prólogo de “Somewhere”, un Porsche gira y gira por un asfalto circular. Este bucle ensimismado bastaría para explicar el momento vital del actor de Hollywood Johnny Marco (Stephen Dorff). “La fama te hace difícil de tragar”, cantaba David Bowie en el LP “Young Americans”, ligando ese fenómeno a un país (USA) y a una época (el post-warholismo). Alrededor de la fama intragable de Marco, Sofía Coppola retrata un hábitat extraterrestre, atravesado por el hotel “Chateau Marmont” de Los Ángeles y en transcurso permanente de strippers portátiles, de Benicio(s) Del Toro y de cadáveres premonitorios (John Belushi murió en uno de sus bungalows). Por allí se mueve la cámara y, lo más valioso del filme, por allí destapa Sofía Coppola ese extrarradio del celuloide que también intentaron capturar, con amargura, Fellini en “Ocho y medio” y Woody Allen en su pluscuamperfecta “Recuerdos”. Las ruedas de prensa y sus preguntas imposibles, los maquillajes y su “bajo la máscara”, las galas de premios (italianas) y sus esclavitudes por contrato… son manejadas con habilidad por alguien que lo probó, y lo sabe. De fondo queda, como en las obras de Fellini y Allen, la anhedonia y la soledad de quien le sobra lo que todo el mundo desea.

Notable historia móvil de un microcosmos idiotizado (muy alejado del Los Ángeles paradisíaco y ñoño de “El séquito” (HBO)), uno reprocha a Coppola que no se haya enfangado todavía más para regalarnos otra autopsia del “New Hollywood” tan descarnada como el “I’m still here” de Casey Affleck y Joaquin Phoenix. De todos modos, la filosofía Coppola prevalece y, al final, es la familia la única capaz de reinsertar al individuo en una existencia armónica. Esa niña, una brillantísima Elle Fanning, interviene y reafirma las bases morales del cine de Francis y Sofía. La preadolescente irrumpe en su mundo y Johnny Marco, de pronto, descubre la inmiscibilidad entre una partida compartida de “Rock star”, con su irónico “So Lonely” de Police, y el “Photocall”; entre una receta cocinada por tu hija y una entrevista cocinada por tu agente; entre un viaje de promoción y una chiquilla llorando porque huyes de nuevo.

PINA 3D

Directores: Wim Wenders y Pina Bausch
Web: http://www.avalonproductions.es/pina/




Más allá de la vorágine marketiniana del 3D (con producciones 3D, producciones convertidas a 3D o producciones reestrenadas en 3D), se han instalado autores que han parasitado, con sus proyectos personales, a la avalancha de filmes tridimensionales . Hablamos de Werner Herzog y su maravilloso "Viaje a la cueva de los sueños" y de "Pina 3D", dirigida por el cineasta Wim Wenders en colaboración con la bailarina, recientemente fallecida, Pina Bausch. La película del alemán se estructura en una serie de escenas de danza intercaladas con mínimos recuerdos de los principales colaboradores de la artista. En su mosaico diverso de coreografías, se reitera la afición de Wenders por explorar paradojas visuales, integrando a los bailarines en escenarios globales (la fábrica, la piscina, la urbe) mientras, a la vez, les aísla en ellos. Dentro de su compromiso con la experiencia, "Pina" aún consigue esbozar la naturaleza del oficio de su protagonista ausente: desde la luminosidad de la generosísima Bausch hasta esas sombras que surgen de una dedicación constante al físico. Posdata: debemos aplaudir que el 3D busque nuevos caminos donde no se tome al espectador por idiota y, sobre todo, que los cines Yelmo Los Prados se arriesguen a estrenar semejante triple tirabuzón: ¡un largometraje alemán, en versión original, y en 3D!