domingo, 26 de octubre de 2008

¡SALGO EN EL BLOG DE MATEO!

Es un honor. Mi amiguete Mateo me saca en su magnífico blog:
http://penauni.blogspot.com/2008/10/pieiro-crespo.html

Gracias, tío!

sábado, 25 de octubre de 2008

NOCHES DE TORMENTA

Director: George C. Wolfe
Intérpretes: Richard Gere, Diane Lane, Scott Glenn
Web: http://wwws.warnerbros.es/nightsinrodanthe/

Ley no escrita: si Richard Gere aparece en el cartel de una peli sobando a una moza, mala señal. Apliquemos el método hipotético deductivo, amigos: “Oficial y caballero”, besuqueo con la Winger; “Atrapados sin salida”, rozando espalda con la Basinger; “Asuntos sucios”, a la bartola con Faye Grant;”Analisis final”, otro bocao a la Bassinger; “Sommersby”, arrumacos con la Foster; “Mr Jones”, descojone con Lena Olin; “Otoño en Nueva York”, calorcito de Winona Ryder.

¿No les vale como prueba? ¡Pues tomen! En el póster de “Noches de tormenta”, destaca un “ay, que te beso” con Diane Lane. Perdónenme las fans de Richard Gere esta gracieta anterior pero la carrera del actor norteamericano se encuentra en una balanza muy curiosa: oscila entre proyectos arriesgados (la magnifica “I’m not there”) y proyectos caducados (“Noches de tormenta”). El filme no escapa (ni quiere) de la maquinaria romanticoide del cine “major” hollywoodiense. Un atractivo cincuentón huye de sus problemas en un hotelito y, oh, allí choca con una mujer dispuesta a enamorarse. De acuerdo, a partir de este mimbre pueden construirse películas memorables. No es el caso. Una vez una cinta opta por un guión poblado de frases como “¿No recuerdas quién eres realmente?” o “Me has ayudado a recuperar mi vida”, la cosa cae en coma. George C. Wolfe, comprometido con atiborrarnos a cucharadas de glucosa industrial, contribuye al pastel con planos inenarrables: Gere descalzo por la playa, noches lluviosas, conversaciones al sol en la cama, misiones humanitarias... uff, y esa música... Lógico, cuando aterriza el cierre de “kleenex”, estamos tan insensibilizados a los “amorinos” que todo se nos asemeja a un anuncio de seguros.

TRANSSIBERIAN

Director: Brad Anderson
Intérpretes: Ben Kingsley, Eduardo Noriega, Woody Harrelson
Web: http://movies.filmax.com/trannsiberian/

Los trenes en el cine toman caminos diferentes. Ana Torrent apoyaba su cabeza en las vías metálicas de “El espíritu de la colmena” para adivinar al humeante tren de las tres y diez a Yuma. Dentro de él, en sus compartimentos turbios, se escondía Robert Donat más cerca de la muerte que de esa estación donde los enamorados de “Breve encuentro” se suponían enamorados. Ah, y por si todavía no lo tienen claro, nuestro futuro verá llegar el tren de los Lumiere a la estación que Wong Kar Wai imaginó en “2046”.

Brad Anderson, experto en herrumbres diversas (ahí “El maquinista”), decide sentarse en el transiberiano ruso entre una pareja norteamericana. El encuentro de éstos con otros dos turistas (un hombre español y una chica estadounidense) desemboca en un “thriller” de suspense sostenido gracias a la presencia de Ben Kingsley. En suma, sus dos horas de metraje parecen precisamente eso: dos historias apelotonadas en una. En su primer capítulo, el largo se inclina hacia un psicológico polanskiano (“Lunas de hiel”) que rechina de asepsia y previsibilidad. Mortimer y Harrelson, parapetados en el frío, sólo mejoran en comparación con una de las interpretaciones más risibles de los últimos tiempos: Eduardo Noriega chapurreando “spanglish” y en plan seductor. No extraña, claro, que la película gane al abandonar su mitad “profunda” y entrar en el “thriller”. Comprometido con un suspense de trucos habituales, Anderson conduce hasta el final la gloria de un Ben Kingsley desbocado y miserable. Con mayor interés que el arranque (nula dificultad), el final de “Transsiberian” deja un engañoso sabor (quizá incluso mereciera peor calificación) a filme olvidable.

EL GURÚ DEL BUEN ROLLO

Director: Marco Schnabel
Intérpretes: Mike Myers, Jessica Alba, Justin Timberlake
Web: http://www.lovegurumovie.com/intl/es/

“El guru del buen rollo” marca el regreso de Mike Myers a su jungla favorita: la comedia absurda. Como sus mentores Zucker, Abrahams & Zucker con “Aterriza como puedas”, Mike Myers encontró su filón en “Austin Powers”. Embarullando parodia y postmodernismo, comedia gamberra y metaficción, Myers creó a un agente secreto que revolvía a James Bond con Maxwell Smart y Frank Drebin. Esta poción le dio muy buen resultado (¿nuestra favorita?, “Miembro de Oro”) y ahora contraataca con un personaje de similares intenciones: el gurú Pitka.

Siguiendo la estela del gran Bill Maher y su “Religulous”, Myers topa con su mina cómica: la religión. Pala en mano, la presentación del filme es un portento desde los títulos hasta su oportunísima ridiculización del lenguaje “espiritualoide”. Apúntenlas y descojónense de este tipo de majaderías: “Intimidad significa “Mirar en ti mismo””; “La gente puede decir cosas malas sobre ti; tú no puedes decir cosas malas sobre tí mismo”. Eso sí, a partir de esa impecable idea, “El gurú del buen rollo” replica el modelo de muchas comedias actuales; se atranca en el “gag” de partida. Una vez hecha la broma (por muy buena que sea, no funciona eternamente), el desarrollo posterior avanza solitario con pequeños guiños bizcos de Ben Kingsley o algún careto de Mike Myers. Ni siquiera Justin Timberlake, un cómico desaprovechado, estimula lo restante de la cinta: un montón de chistes sin gracia.

sábado, 18 de octubre de 2008

CAMINO

Director: Javier Fesser
Intérpretes: Nerea Camacho, Carmen Elías, Mariano Venancio



Estrenada en el Festival de San Sebastián, las primeras noticias que nos llegaron sobre “Camino”, película escrita y dirigida por Javier Fesser, se centraban más en sus controversias que en su calidad cinematográfica. Nada nuevo bajo el sol. Probablemente al idear el guión, el propio director supiese el revuelo que iban a formar sus líneas: eso no le impidió seguir escribiéndolas, ni realizar su película, ni mucho menos añadirle un “inspirado en la historia de Alexia González Barros”. Esta “inspiración” debería enterrar todas las polémicas y permitirnos comenzar a hablar de lo importante: el celuloide que hay detrás. Inspirada, reiteramos y reiteramos, en la historia de Alexia González, “Camino” cuenta los últimos meses de una niña a la que se le detecta una enfermedad terminal. Escoltada por su familia y por su otra familia, el Opus Dei, Camino se transforma en una suerte de inocente Caperucita rodeada de “abuelas lobo”.

Excepto algún artificio provocado por el guión (“Jesús es como la energía”), la interpretación de Nerea Camacho resulta lo suficientemente sólida como para proporcionar consistencia a un papel complicadísimo. Pone Fesser su visión cinematográfica en el tapete y evita casi milagrosamente caer en un discurso de emotividad fácil. Con secuencias oníricas (quizá alguna redundante, un mal que se traslada a escenas del metraje), subrefugios epistolares o músicas que anuncian secretos, el director madrileño salva la situación y consigue insinuar más que mostrar directamente. Esta intención se reafirma en el juego semántico del epílogo (un Jesús por otro; un aplauso por otro): antes que evidenciar una posición, sugerirla.

Pero, a pesar de una firmeza importante, el personaje principal acaba convirtiéndose en una excusa para explorar su terrorífica periferia: la Obra y sus circunstancias. De mayor interés y con una de las malvadas esenciales del último cine español, Gloria (grande Carmen Elías), Fesser explora los hábitos y los pecados del Opus Dei. Encerrados en su mundo, “Camino” les muestra a ratos como si se tratase de un documental de “National Geographic”. Las costumbres (y el léxico) de los humanos de la Obra aparecen dolorosas y humorísticas a la vez. Esas comidas en compartimentos estancos; esas estatuas “doradobudistas” de Escrivá de Balaguer; esas recaudaciones en pareja, conviven con cambios de hospital por creencias; con “marketing” de santoral; o con la continua letanía de la irracionalidad que el padre de la niña, un Mariano Venancio candidato ya al Goya, observa impotente.

Eliminando su excesiva duración y algún efectismo (visual y narrativo) completamente innecesario, “Camino” sobrepasa el terreno de la polémica y se asienta en los lugares reservados a las películas notables de la temporada española. Con el objetivo de finiquitar controversias comerciales, Fesser debería defender en público las intenciones de su filme; éste se cierra y en el lugar donde el plano casero espera a Dios, no hay nadie.

CORREDOR DE FONDO

Director: David Schwimmer
Intérpretes: Simon Pegg, Thandie Newton, Hank Azaria
Web: http://www.runfatboyrunmovie.com/

Ser lamentable es un arte. A punto de casarse con la mujer ideal (y embarazadísima), Dennis (Simon Pegg) echa a correr hacia la libertad. Cuatro años más tarde, este inglés barrigón se da cuenta de que le gustaría volver con ella, aunque lo tenga que demostrar completando un maratón y compitiendo con su actual novio, Whit (Hank Azaria).

Buen conocedor del medio televisivo (ha dirigido capítulos de “Friends” y “TV movies”), David Schwimmer (nuestro querido Ross en “Friends”) necesitaba el impulso que le ha regalado el guión de Simon Pegg para dar el salto a la dirección cinematográfica. Amable, bienintencionada y cuentista, “Corredor de fondo” pisa los acordes exactos de la comedia romántica: un puñetero perdedor (con el que tod@s nos identificamos); una princesa inalcanzable; un malvado pretendiente y una situación vital que los revuelva en competición de amoríos.

Mientras que otras producciones cojean al rellenarse de crema en sus enredos pasionales, la pequeña sorpresa de Schwimmer combina a cucharadas exactas lo escatológico (pus y pus), lo cómico (Pegg se descubre como el perfecto “clown”) y, obviamente, lo romántico. Con unos actores semidesconocidos (Simon Pegg se agiganta a medida que estrena película) y eficaces, el realizador debutante entiende que no se requieren mayores razones: las escenas se preparan, se grita “acción”, se corta y, en la sala de montaje, se construye un buen celuloide. Tan simple y tan complicado, especialmente en un mundo plagado de “artistas”, sin maestros del género como Blake Edwards o Peter Bogdanovich. Gracias al saber artesano de Pegg & Schwimmer y aún reconociendo en ella incontables películas similares (rechina “Nothing Hill”), “Corredor de fondo” nos agrada como primerizos: ¿quién no lleva a un Simon Pegg dentro? ¿Quién no golpearía al genial Hank Azaria? Recalquemos ésta, ¿quién no correría tres maratones por Thandie Newton?

EL REINO PROHIBIDO

Director: Rob Minkoff
Intérpretes: Jet Li, Jackie Chan, Michael Angarano
Web: http://www.forbiddenkingdommovie.com/

Jackie Chan y Jet Li forman una pequeña “Chinatown” dentro de Hollywood con sus películas de gran presupuesto al servicio de las artes marciales. Nada más ver sus movimientos molones y sus tortas de escalpelo, uno se extrañaba de que nunca hubiesen trabajado juntos. “El reino prohibido” rellena ese déficit en la cultura occidental.

De inicio convincente, Jet Li peleando en montañas sin cumbre, el metraje del ínclito Rob Minkoff (“Stuart Little”) pasa de una cultura milenaria a una cultura deficitaria. Con escenas calcadas a la maligna “Gremlins” de Joe Dante, la relación de un chavalote con un comerciante chino acaba en tragedia por culpa de unos maleantes. Menos mal, un báculo mágico de la tienda oriental permite al mozo escapar a otro tiempo, evitar el mal rollo y pelear al lado de Lu Yan (Jackie Chan) para liberar al Rey Mono (Jet Li). Habría que aclararle a Minkoff un detalle no muy evidente: no le basta a una película de artes marciales con artes marciales. Pide además una dirección delicadamente agresiva (Ang Lee, ejemplo manido) y, sobre todo, una historia con encanto. “El reino prohibido” recuerda a esas gigantescas réplicas de Las Vegas que lo único que guardan de Egipto son sus turistas egipcios. En este caso, lo único oriental del filme son sus protagonistas.

sábado, 11 de octubre de 2008

LA CONSPIRACIÓN DEL PÁNICO

Director: D.J. Caruso
Intérpretes: Shia LaBeouf, Michelle Monaghan, Billy Bob Thorton
Web: http://www.eagleeyemovie.com/

En una existencia hípermonitorizada (satélites, tarjetas de crédito, IDs, Facebooks, pasaportes...), la rutina significa discurrir de un sistema a otro. Desde Medio Oriente, ahí nos sitúa el prólogo de “La conspiración del miedo”, los movimientos de un grupo de musulmanes en un funeral se emiten a una sala del Pentágono como si se tratase de la “Superbowl”. Este mundo, esta globalización nuestra, abarca la acción del estreno de hoy. Antecedida por algunos referentes (obligado nombrar, de corrido, a “La conversación” de Coppola y a “Enemigo público” de Tony Scott), la película de D.J. Caruso (“Disturbia”) renquea en aspectos esenciales de las anteriores.

De inicio, el texto de Dan McDermott y John Glenn no pretende ahondar (cierto, hablamos de una película de acción) en aquella sociología que podría aportar un extra a la cinta: el continuo seguimiento del individuo dentro de la sociedad de consumo. Enredado en redes y redes (sociales, informáticas, militares), el personaje de Shia Labeouf viene a parecerse mucho, una pena que no lo hayan aprovechado, al Josef K. kafkiano en su progresiva exposición a una realidad monitorizada y, paradójicamente, incomprensible. Durante una de las mejores escenas, en vez del habitual “agilice su compra”, los neones de la calle avisan al protagonista de que evite los peligros y arrastran a las máquinas hacia ese futuro que predecía James Cameron en “Terminator”.

Desgraciadamente, “La conspiración del miedo” ni se decide por una postura crítica ni atrae como película de acción. Preocupada en mantener un ritmo constante, necesitaría de una trama más sólida (aún conservando su género) que la alejase del aséptico desarrollo de videojuego (peligro tras peligro, explosión tras explosión, sin hilo conductor). Billy Bob Thorton lo intenta con su (típico) rol de director de espionaje pero esa táctica (dar lustre al fotograma con un secundario potente) es un truco muy pobre.

HAPPY

Director: Mike Leigh
Intérpretes: Sally Hawkins, Alexis Zegerman, Eddie Marsan
Web: http://www.happy-go-lucky-movie.co.uk/

“El secreto de Vera Drake” (2004) reavivó con brío el interés por el británico Mike Leigh. Quizá abrumado por la responsabilidad de continuar la estela de la magistral “Secretos y mentiras” (1996), la filmografía del cineasta flaqueó con propuestas que iban desde lo irregular (“Topsy-Turvy”, “Todo o nada”) a lo irrelevante (“Dos chicas de hoy”). Tuvo que llegar esa mujer, Vera Drake, erosionada por el tiempo y la culpa, para redescubrirnos la maestría del director. Junto a la delicadísima interpretación de Imelda Staunton, Leigh realizó una (dolorosa, necesaria) anamnesis del aborto, sacando a la luz sucesos enterrados por la memoria colectiva.

Casi en una suerte de terapia tras el drama, Mike Leigh presenta estos días su siguiente proyecto, “Happy”, envuelto en un papel alegre y ligero. Centrado en Poppy (Sally Hopkins), una vital profesora londinense, el guión abre su objetivo a las relaciones que la rodean y los efectos que ella causa en los demás. Con una actriz espléndida a las riendas (magnética Hopkins en su despreocupación), no le resulta difícil a Leigh sostener los mimbres del largo. Decimos “sostener” porque todo se tambalea al descubrir que “Happy” se compone de una serie de capítulos de muy desigual fortuna y de nula interconexión. Incluso, da la impresión de estar viendo trozos de diferentes películas con un mismo papel protagonista. Obviando los insertos más débiles (un vagabundo ecolálico o un maltrato infantil desconcertante), la fuerza del filme se condensa en los encuentros entre Sally Hopkins y otro enorme actor, Eddie Marsan. Él, neurótico al volante, y ella, neurótica de copiloto, extraen con sus marcianos encuentros el jugo de esta obra (¿intencionadamente?) menor de Mike Leigh.

TRES MUJERES Y UN PLAN

Director: Callie Khouri
Intérpretes: Diane Keaton, Queen Latifah, Katie Holmes
Web: http://www.madmoneymovie.com/

Callie Khouri irrumpió en escena con un Oscar por su primer guión, “Thelma y Louise”. Especialista en historias de mujeres “liberadas”, la realizadora ha escrito “Algo de que hablar” y dirigido “El clan Ya-Ya” antes de su nueva película, “Tres mujeres y un plan”. Perfecto antídoto para la crisis nuestra de cada día, el metraje apuesta por unas féminas del medio Oeste norteamericano que deciden robar el banco en el que trabajan como limpiadoras.

Salvo en sus consejos “mangante-financieros”, el filme de Khouri falla completamente. De inicio, en su texto simplón (cansa la cantinela temática de la guionista); de continuación, en su realización aburrida; y de epílogo, en su interpretación. Eso sí, nada duele como este punto. Que nuestra adorada Diane Keaton se arrastre por fotogramas de esta calaña entristece mucho. Treinta años (“Manhattan”) sin participar en una película redonda queman demasiado. Aunque no hay mal que por bien no venga; “Tres mujeres y un plan” confirma el regreso de un actorazo, Ted Danson, impresionante en la serie de HBO “Daños y perjuicios”.

UNA CONEJITA EN EL CAMPUS

Director: Fred Wolf
Intérpretes: Anna Faris, Colin Hanks, Emma Stone
Web: http://www.thehousebunny.com/

“¿Cuándo fue el Gran Estallido? ¿Dónde estamos antes de nacer? ¿Dónde está el eslabón perdido? ¿Dónde vamos después de morir?...” se preguntaban los chicos de “Siniestro Total” en su canción “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?”. Sería justo añadir otra pregunta a su retahíla de cuestiones vitales: ¿a dónde van las chicas de “Playboy” cuando cumplen los treinta?
Fred Wolf trata de responder a este misterio con “Una conejita en el campus”. Shelley (Anna Faris), una moza de “Playboy” retirada forzosamente por la edad, retoma su carrera enseñando a unas chicas universitarias a comportarse como unas verdaderas “playmates”. No lo duden, cuando uno va al cine a ver una comedia gamberra con chiquillas de por medio, tampoco pretende admirar el nacimiento de un nuevo arte occidental. Pero “Una conejita en el campus” no alcanza ni la calificación de entretenimiento fácil. Aparte de un buen punto de partida (nadie les va a quitar esa coña), el resto de la comedia se factura burdamente hasta acabar en un mogollón intragable de “gags” baratos. Entre ellos, rebuscando, tampoco nos valdría la (en tiempos) cachonda Anna Faris.

sábado, 4 de octubre de 2008

REFLEJOS

Director: Alexandre Aja
Intérpretes: Kiefer Sutherland, Amy Smart, Paula Patton
Web: http://www.mirrorsmovie.com/

Las oportunidades en Hollywood no se regalan. En lugar de un proyecto propio, al joven realizador francés Alexandre Aja le tocó cocinar el “remake” de “Las colinas tienen ojos” para acceder a las “majors” estadounidenses. Vistos los resultados económicos, le han permitido ir un paso más allá. Rodar otra revisitación, esta vez desde un original coreano (“Al otro lado del espejo”), con algunas licencias. De la mano de Kiefer Sutherland, un actor que ha conseguido entrar en primera línea a través de la televisión, Aja bucea en un territorio común al terror: el subgénero de lugares malditos. Ben Carson (Sutherland) busca redefinir su vida; un nuevo trabajo como guardia de seguridad nocturno en la restauración de unas galerías comerciales destruidas por un incendio.

Siguiendo el mismo viaje al mismo infierno que Jack Torrance en “El resplandor”, Carson se hunde en su propia imagen a medida que “Reflejos” avanza. De fotogramas firmes y, a ratos, innecesariamente “gore”, las imágenes en el espejo inutilizan la física, reafirman el cine y consiguen asustar al espectador sin faltarle al respeto. Afortunadamente, la fantasía de Aja no se limita a experimentar con terrores visuales. El mundo de “Reflejos”, nuestro mundo, se está expandiendo (nos está comprimiendo) mediante más y más espejos. En el retrovisor del coche, en los pliegos del agua, en las habitaciones, en enormes marcos inmortales,... la constancia de una realidad patológicamente “re-re-flejada” sobre sí misma asienta el discurso de Aja fuera del típico horror “estándar”. Obviamente, contraponiéndolo a su primera hora, el paródico desenlace (esa monja...) merece poco respeto. Tan sólo un final inevitable recupera a Stephen King, a su galería de hombres que atraviesan el espejo y descubren el horror.

DEATH RACE

Director: Paul W. S. Anderson
Intérpretes: Jason Statham, Joan Allen, Ian McShane
Web: http://www.lacarreradelamuerte.es/

En un mundo ideal, realizar un “remake” de una película implicaría además trepanar el cráneo del espectador. Eliminar prejuicios, desembarazar la interpretación del recuerdo, abrir el enfoque a formas nuevas... en definitiva, un trabajo que pide al cinéfilo un poco de actitud y al cineasta un poco de aptitud. Quietos; ¡no me suden ante tanta responsabilidad! “Death race” no es el caso. Paul W.S. Anderson, plasta de profesión (citemos a “Soldier” o “Alien vs. Predator”), sólo recoge el nombre del clásico de Corman (encima, le quita el “2000” del título) y lo llama “remake”. Aquel largometraje, precursor “trash” de la violencia de “Playstation”, arrancaba con el Apocalipsis y una buena idea: un concurso con la muerte de premio. Inevitablemente envejecida, la versión anterior conserva su honesto intento (vale, también sonrojante) de manufacturar a bajo precio un producto decente de ciencia ficción.

Justo lo contrario que la aproximación de Anderson, una cinta vacua (a veces, más preocupada del volumen de la BSO que de lo que cuenta), risible (su juego de alianzas empalaga) e innecesaria. Ni siquiera la presencia de Joan Allen, convertida en una pétrea directora de prisión, proporciona algo de interés. Damos fe: la carrera de Anderson sigue resumiéndose en planos y planos; sangre y sangre; ruido y ruido, mientras nosotros intentamos dormir.

LA BATALLA DE SEATTLE

Director: Stuart Townsend
Intérpretes: Charlize Theron, Woody Harrelson, Ray Liotta
Web: http://www.widepictures.es/batallaenseattle/

Que un actor de filmes manufacturados (“La liga de los hombres extraordinarios”) saque a relucir sus posiciones políticas debería ser, cuanto menos, respetable. Stuart Townsend, ese hombre casado con Charlize Theron (nótese la envidia), aprovecha su condición de “star” emergente y produce, dirige y escribe “La batalla de Seatle”; una narración de los días que se vivieron en la ciudad estadounidense durante el encuentro de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en 1999.

En un género que linda el documental y el drama, lo mejor de la titubeante película de Townsend aparece cuando el metraje se decanta por una u otra opción. Su denuncia y su esperanza, ésa que permanece siempre al rebelarse el personal contra una situación asfixiante, se desmerece con unas ficciones propias de “TV movie” (una embarazada en peligro, un policía arrepentido). En suma, el guión se reduce a admirar a Liotta encarnando al alcalde de Seattle ante sus propias contradicciones (ayer, manifestante; hoy, represor). Sin duda, si algo destaca del filme de Townsend (eliminemos su parte dramática) es su personalidad, que machaca nuestros prejuicios alrededor del realizador/actor. Pesan las intenciones sobre la calidad y los tópicos frente a los argumentos. Mejor eso que nada.