martes, 31 de julio de 2007

BERGMAN, EL FINAL DE LA PARTIDA

Bergman ya tiene la respuesta. Tras alargar la partida de ajedrez con la Muerte hasta los 89 años, el director sueco nos ha dejado atrás para enfrentarse a una de sus obsesiones: el final de la vida. De la parte opuesta, de su infancia martirizada y ultrarreligiosa, sólo le quedaba una vía de escape (como le pasaría años más tarde a Truffaut): el cine. Así, con poca esperanza (tras deambular por la Universidad y el Ejército), el realizador comienza su carrera con una serie de películas iniciáticas que revelan pistas de cómo ve el mundo: la sombría y desencantada «Noche eterna» o la pareja tempestuosa de «Hacia la felicidad» dan pequeñas pinceladas sobre su futuro.

«Un verano con Mónica» es el pistoletazo de salida para Bergman a nivel internacional. El mito, muy acorde con la época, de la mujer «liberada» (y sueca) combinado con sus escenas de nudismo, despierta el inconsciente de públicos, como el norteamericano, nada acostumbrados a las referencias sexuales en pantalla. Poco después, la liviana «Sonrisas de verano» da pie a una de sus cumbres, que escribió casi por terapia. «Digan lo que quieran de "El séptimo sello" -cuenta Bergman-. Mi miedo a la muerte, esta fijación infantil mía, era, en ese momento, abrumadora. Me sentía enganchado a la muerte noche y día, y mi miedo era tremendo. Cuando terminé la película, ese terror se había ido». Inabarcable en sus pretensiones y demoledora en su retrato de la Edad Media, «El séptimo sello» construye el recorrido vital, en tierras de plaga y brujería, de un caballero condenado (Max Von Sydow) por el que Bergman ganó el premio especial del jurado en Cannes. Las posteriores «Fresas salvajes» y «El manantial de la doncella», también muy ligadas a la desaparición definitiva del ser humano, consiguen convertir a Bergman en un icono cinematográfico (pronto sería reivindicado por los jóvenes de «Cahiers du Cinema»).

El psicoanálisis, con todo lo que conlleva, impregna la siguiente etapa en la obra del cineasta: «Como en un espejo», historia de aceptación paterna y esquizofrenia, y «El silencio», incestuosa y revolucionaria, son los antecedentes lógicos de «Persona». Dos mujeres, una enfermera y una actriz que se ha quedado muda, intercambian sus papeles durante una terapia que posee todos los elementos del «corpus» freudiano: transferencia, sublimación, deseos sexuales... Sólo «Gritos y susurros», con la vuelta al tema de la muerte y del doble, sirve de interrupción para la abrupta aparición de las parejas de clase media en su obra con la monumental «Secretos de un matrimonio». Primero, serie de televisión, luego, filme editado, la cinta nos cuenta el discurrir de la convivencia marital-burguesa de una pareja, Marianne y Johan. Pocas películas destrozan la intimidad con tanta fuerza y han sido tan influyentes como ella («Maridos y mujeres» de Woody Allen, un eterno deudor, es la vuelta de tuerca más evidente).

Desoladora y desolada por el ser humano, «El huevo de la serpiente» abre la ancianidad del sueco. Y los años traen sus recuerdos infantiles y sus dos mejores películas, «Fanny y Alexander» y «Las mejores intenciones» (a la que aporta el guión). La primera es una fábula sobre dos niños atrapados (Hansel y Gretel vienen a la memoria) por un malvado cura del que consiguen escapar gracias a la magia. Por otra parte, «Las mejores intenciones», dirigida por Bille August, documenta la niñez del realizador. Cálido, emocionado y emocionante mosaico de una época que, como su vida, ya se estaba escapando, el filme consigue devolver a Bergman a la escena internacional gracias a la «Palma de Oro» en Cannes.

Al maestro sólo le quedaba el epitafio en «Saraband» junto, como no podía ser de otra manera, a los dos protagonistas de «Secretos de un matrimonio». Otoñal, trascendente y nostálgica, la película parte de la necesidad que tiene Marianne por ver a su antiguo marido. Si algo ha dilatado la vida de Bergman, es la necesidad del reencuentro con el cine para desmenuzar qué es eso de existir. En el camino, su influencia en autores como Woody Allen sirve para perpetuar su legado.
Ahora, una vez alcanzado el final de la partida, Bergman ha emigrado y conoce, por fin, las respuestas. Permanecen con nosotros sus preguntas de celuloide.

sábado, 28 de julio de 2007

LOS SIMPSON. LA PELÍCULA.

LOS SIMPSON. LA PELÍCULA
Director: David Silverman
Intérpretes: Homer Simpson, Marge Simpson, Bart Simpson
Web: http://www.thesimpsons.com/

Nos lo avisa Matt Groening y compañía desde un principio: esto no tiene nada que ver con la televisión. Después de que Ralphie Wiggum empequeñezca el logo de Twenty Century Fox con su voz chillona, la pantalla pasa de ser cuadrada a un asombroso panorámico. A nosotros, tan acostumbrados a la pequeñez de nuestras cajas tontas, no nos queda más que apoltronarnos en la butaca. Es interesante la coincidencia: probablemente algo parecido debieron sentir los espectadores de «El manto sagrado» (1953) cuando, también por la gracia de Twenty Century Fox, admiraron el Cinemascope por primera vez. De pronto, lo que habitualmente está encerrado desborda el lienzo.
«No te descargarás esta película. No te descargarás está película. No te descargarás esta película», escribe Bart en su pizarra. Otra verdad del pequeño Simpson. Sus imparables primeros diez minutos abren el camino a una apocalipsis ecológica producida por una acumulación de mierda de cerdo e imbecilidad homeriana. Y no hay forma mejor de disfrutarla que en una sala. El inestable presente de la serie, quizá consecuencia de una larga vida, se queda en nada cuando se cambian los esquemas. Porque aquí a lo que jugamos es al cine y, por tanto, a la épica. Frente a las minúsculas (y excepcionales) tramas de veintipocos minutos, aparece el monumental exceso de la hora y media. En tan comprimido metraje cinematográfico (si lo comparamos con la última hornada de tostones fílmicos), se suceden las revelaciones biblicoepilépticas («eepaaa», «eeepaaaa», terrorífica profecía), las aventuras, los amoríos petardos de Lisa (lo único sobrante), los «full frontal»... Aún con algunas subtramas poco exprimidas (¡queremos más Spidercerdo!), «Los Simpson. La película» se convierte en la mejor excusa para ir al cine en lo que llevamos de verano.
En el final de «Hannah y sus hermanas», Woody Allen encuentra el sentido de la vida viendo «Sopa de ganso». De eso se trata, amigas y amigos. De, como diría Mel Brooks, «defenderse del universo con el humor». Mezclando la comedia metafísica de «Sopa de ganso» con la sátira política de «Teléfono rojo» (¡grande presidente Schwarzenneger!), el filme de Groening consigue lo que parecía imposible en los tiempos que corren: hacernos reír sin parar.
Sólo resta agradecer a Matt Groening, a su enorme grupo de colaboradores y a su creación amarilla, las carretadas de felicidad gratuita que nos han regalado a lo largo de estos ¡veinte años! Sin dudarlo, y volviendo a Woody Allen, «Los Simpson» ocupan ya su merecido sitio en la lista de cosas por las que merece la pena vivir.

LUCKY YOU

LUCKY YOU
Director: Curtis Hanson
Intérpretes: Eric Bana, Drew Barrymore, Robert Duvall
Web: http://www.luckyyoumovie.com/

El inicio de «Lucky you» promete. Al mando de la escritura está Eric Roth, que últimamente nos ha dejado algunos de los trabajos más sobresalientes de Hollywood. De sus manos salieron las excepcionales «Munich», «El buen pastor», «El dilema» y «Forrest Gump». El aire literario inunda la llegada de Huck Cheever (Eric Bana) a una casa de empeños. Entre la dueña y él hay una cámara y un precio a acordar. A través de un intercambio dialéctico impecable, la negociación termina con los títulos de crédito y la promesa de una BSO impecable (Dylan, Springsteen, Presley... ).
Poco después se acaban nuestras esperanzas en el filme. No se decide «Lucky you» por lo más interesante de su historia: la reconciliación entre dos personajes (padre e hijo), obsesionados por el azar. En cambio, se desperdician minutos en otra subtrama más propia de «romanticadas» al uso, con la insoportable Drew Barrymore como contrapunto de un Eric Bana a ratos inexpresivo. Sirve además la cinta para confirmar el estatus de artesano de Curtis Hanson. La maestría de «L.A. Confidential» se ha ido disipando hasta la dejadez con la que rueda las interminables partidas de póquer, repetidas una y otra vez a lo largo del metraje.
La acentuada irregularidad de la película termina con el maravilloso «Huck's theme» de Bob Dylan, que hace un bello favor al pobre resultado final.

TURISTAS

TURISTAS
Director: John Stockwell
Intérpretes: Josh Duhamel, Melissa George, Olivia Wilde
Web: http://www.paradiselostmovie.co.uk/

La sombra de «Hostel» encadena «Turistas» desde el principio. La tonelada de duros que recaudó la propuesta de Eli Roth sirve de coartada perfecta para rellenar las carteleras veraniegas de sucedáneos. Ésta es la única explicación para que productos así se abran paso en los cines (siempre con los «teenagers» palomiteros en el punto de mira).
Atrapado por una serie B sonrojante, el especialista en majaderías con chicas y chicos saladísimos, John Stockwell, no consigue sacar adelante casi nada de lo que se propone con «Turistas». Ni los malvados brasileños (el jefazo mete miedo), ni el indio que pasaba por allí, ni las extirpaciones «gore» producen la más mínima sudoración. Sólo, como en las anteriores propuestas del realizador, nos reviven del letargo los cuerpos light de las chatas y los chatos implicados (ahora enseño un pecho, ahora enseño una cacha).
No sé si esto es suficiente para mantener la atención durante un rato. Depende de ustedes.

sábado, 21 de julio de 2007

PATINAZO A LA GLORIA

PATINAZO A LA GLORIA
Directores: Josh Gordon, Will Speck
Intérpretes: Will Ferrell, Jon Heder, Will Arnett
Web: http://www.bladesofglorymovie.com/intl/es

Ya era hora de que alguien acercase la parodia al extravagante y bizarro mundo del patinaje artístico. Asombrosamente, el cine sólo ha documentado este fenómeno desde posiciones melosas e infantiles. Miren los títulos e imagínense lo abandonado que estaba el tema: “Castillos de hielo” (1979), “Soñando, soñando… triunfé patinando” (2005), “Go figure” (2005), “Pasión por el triunfo” (1991)… Un universo paralelo lleno de mallas ajustadísimas, de saltos imposibles, de colores chillones y de pelacos indómitos pedía a gritos una comedia gamberra. Y nadie mejor que Will Ferrell como protagonista. El humorista norteamericano, junto a los gigantes Steve Carrell y Sacha Baron Cohen, se está convirtiendo en el máximo “troublemaker” del subgénero.
“Patinazo a la gloria” aprovecha la enemistad entre dos extraordinarios patinadores rivales (inolvidable la presentación de Heder como niño prodigio) para perpetrar un freakshow impagable. Poco importa la sencillísima historia de fracasos a collejas, de regresos bifálicos y de amoríos varios. Lo realmente esencial son los gags. Ahí combinan el referente “Saturday night live” con las extraordinarias “Desmadre a la americana” y “Movida en el Roxbury”. El quinteto principal (Ferrell, Heder, Arnett, Poehler & Fischer) lo desmonta todo: los horribles espectáculos sobre el hielo, los disfraces de los patinadores, la cercanía al mundo gay… nada se escapa a sus cortantes cuchillas.
Aunque si hay que escoger una (ir)reflexión del filme, sobresale el origen (justo en el centro del “eje del mal”) del movimiento de patinaje definitivo, el “Loto de hierro”. Una burrada estratosférica que acaba, como la propia cinta, colocando en órbita a nuestra pareja unisex.

NEXT

NEXT
Director: Lee Tamahori
Intérpretes: Nicholas Cage, Jessica Biel, Julianne Moore
Web: http://www.nextmovie.com/

Hollywood está utilizando el barniz de la pluma de Philip K. Dick para dar lustre a algunas de sus producciones. El título de “basado en” una de sus novelas lleva apareciendo, casi consecutivamente, en “Impostor”, “Minority report” y “Paycheck”. La última en recibir la pátina de la pluma del autor estadounidense es “Next”. Sólo se queda la película de Tamahori en tres livianas referencias al relato corto “El hombre dorado”: el nombre del protagonista, su habilidad para ver el futuro y el hecho de que le persiga una agencia federal. Un montón, vamos.
El resto: puro artificio de trileros baratos. Indudable: en la ciencia ficción hay que suspender la veracidad pero, por favor, a la verosimilitud déjenla tranquila. Si nuestro protagonista puede ver el futuro con dos minutos de adelanto, debe ser así siempre y, si no, justificarlo narrativamente. “¿Pa qué, oh?”, dicen los creadores de “Next”. Aquí una vez vemos el porvenir un rato, en otro momento (y siempre que sea relacionado con la sabrosona Jessica Biel), lo vemos dos ratos, y cuando no nos cuadra el puzzle, lo vemos ocho ratos. ¡Qué honestidad con el espectador! Claro, ser coherente y consistente en un guión de ciencia ficción lleva mucho trabajo y mucho talento.
Además, da bastante repelús comprobar el bache artístico en el que se encuentran dos de los cineastas implicados: Lee Tamahori y Nicholas Cage. Bueno, el caso de Tamahori es bastante peor. Aparte de no haber vuelto a dirigir nada digno desde “El desafío” (1997), recientemente ha sido “cazado” por un policía de Los Ángeles al que iba a proporcionar sexo oral vestido de mujer. Les deseamos a ambos escoger mejor sus trabajos (fuera y dentro de la pantalla) y volver a ofrecernos algo más decente que la tramposa, compruébenlo también con su final, “Next”.

EL GUÍA DEL DESFILADERO

EL GUÍA DEL DESFILADERO
Director: Marcus Nispel
Intérpretes: Kart Urban, Moon Bloodgood, Russell Means
Web: http://www.pathfinderthemovie.com/

Aunque intenten que parezca lo contrario, a los creadores de “El guía del desfiladero” no les importa demasiado si los vikingos llegaron a la costa este de EEUU. Si a ustedes les interesa el tema, lean “La Edad Media en el cine” de Juan J. Alonso, Jorge Alonso y Enrique Mastache para llegar a alguna conclusión u obtener las referencias necesarias. Fuera de discusiones históricas, de las que también debería dejarse apartada a “Apocalypto” o a “300”, el filme de Marcus Nispel no consigue mantener el mínimo brío necesario para sacar a flote una película de aventuras. Más cercano a “Conan el bárbaro” y sucedáneos que a la última (y sobresaliente) propuesta de Mel Gibson, el largometraje trata, con muy poca fortuna, combinar épica con acción. Deslavazado, irregular (en su haber está la oscurísima fotografía de unos tiempos oscurísimos) y de reparto poco afortunado, “El guía del desfiladero” destaca únicamente por su espectacular cartel de “comic book”.

lunes, 16 de julio de 2007

FAST FOOD NATION

FAST FOOD NATION
Director: Richard Linklater
Intérpretes: Greg Kinnear, Catalina Sandino Moreno, Patricia Arquette
Web: http://www.mangafilms.es/fastfoodnation/

Desde el inicio, la carrera del director Richard Linklater viene marcada por su buscado eclecticismo. Sólo hace falta contrastar su díptico de debut sobre la generación X, “Slacker” y “Jóvenes desorientados”, con la clásica, superpopular y extraempalagosa “Antes del amanecer” o con las fallidas “Newton boys” y “Escuela de rock”. Otro tanto pasa con los filmes que ha realizado este año. El primero, aún no estrenado en el planeta Axturias, “A scanner darkly”, es una fantasía lisérgica que, en su maremagno de colgados animados, hace justicia al autor de la novela en la que está basada, Philip K. Dick, pero no demasiada a sí misma.
“Fast food nation” comparte el fondo de “A scanner darkly”. Un estado opresor que proporciona a sus habitantes droga, trabajo y, literalmente, comida de mierda. La visita de un ejecutivo (siempre estupendo y arriesgado Greg Kinnear) de una multinacional de comida rápida a su planta de producción, permite ir despejando incógnitas sobre una parte de la sociedad americana y sus circunstancias. Al final, los ilegales, los adolescentes, los ejecutivos… son accesorios. La esencia del filme de Linklater está en las relaciones materiales de sus personajes (la mejicana corta la carne que venden los adolescentes y que promociona el ejecutivo para que se la coman los hijos de la primera). Lo más débil de la propuesta del realizador norteamericano se encuentra en lo desigual del mosaico. Mientras que la historia de Kinnear consigue su objetivo, el resto, especialmente el epílogo “teenager”, tiene un punto artificioso e ingenuo que consigue desmerecer el resultado final.
Me quedo, sin dudarlo, con el enormísimo Kris Kristofferson (tras haber disfrutado “Réquiem por Billy El Niño”, esa pequeña joya). En su admirable monólogo se resume “Fast food nation”: “Esto no se trata de buenos contra malos. Se trata de la maquinaria que se ha apoderado de este país. Parece ciencia-ficción. La tierra, el ganado, los seres humanos… a esta maquinaria le importa una mierda. Centavos por kilo. Centavos por kilo. Es lo único que importa: ganar unos centavos más por cada kilo.”

LOS LÍOS DE GRAY

LOS LÍOS DE GRAY
Directora: Sue Kramer
Intérpretes: Heather Graham, Thomas Cavanagh, Bridget Moynahan
Web: http://www.graymattersmovie.com/

Esto de las novias que se lían con las hermanas (¿o era al revés?) parece destinado a un filme S. Pero, claro, estamos en el siglo XXI. Ahora las pelis así se llaman “comedietasmuymonasymuycucas”. “Los líos de Gray” acaba cayendo en una asepsia tan enorme que los tejemanejes de si Heather Graham (¿fijo que es ella?) pertenece al colectivo homosexual, importan muy poco. O nada. Incluso su vena cómica, conocida como estilo “Meg Ryan” (levantar el entrecejo y caerse), sólo provoca un sentimiento. Vergüenza ajena.
El enamoramiento forzado, el posterior casorio, la prueba del vestido de boda enseñando cacho, Alan Cumming haciendo de “tasista”,… qué más nos da. Al final, ni la turgente Moynahan consigue azuzar nuestros intelectos y volvemos a casa como vinimos: sin nada nuevo y con una hora y media menos de sueño.

miércoles, 11 de julio de 2007

HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FENIX

HARRY POTTER Y LA ÓRDEN DEL FÉNIX
Director: David Yates
Intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson
Web: http://harrypotter.warnerbros.es/

Ha habido suerte: “Harry Potter y la orden del fénix” remonta el vuelo tras su mediocre antecedente “Harry Potter y el cáliz de fuego”. Aunque ninguna de las dos llegue a la oscurísima fábula perpetrada por Cuarón con “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, por lo menos, el estreno de hoy tiene una consistencia que parecía olvidada.
El director David Yates, ¡aleluya!, se preocupa más del joven mago y sus circunstancias que del artificio que inundaba algunos momentos pasados. Ya no hay carreras de escobas, ni retos mágicos (y venga retos mágicos, y venga retos mágicos)… sólo permanece el inevitable enfrentamiento final. Una suerte para los que lo disfruten en IMAX.
Se centra este Potter en lo literario y en lo político. Y las referencias inevitables, siento la obviedad, son Orwell y Kafka. En tiempos de incertidumbre ante la llegada del enemigo desconocido, el Ministerio de magos sospecha de conspiraciones desde dentro. Se realizan juicios sumarísimos, se utiliza la prensa para buscar culpables… incluso se envía a la profesora Dolores Umbridge, uno de los personajes más interesantes de la serie, para vigilar y adormilar a los estudiantes. Ahí comienza la opresión al pueblo: eliminación de derechos (¡qué bien se materializa en esa pared ocupada!), interrogatorios a sangre y pluma (¡qué bien se materializa en esa mano transcrita!),… hasta que explota la rebelión. Primero, en forma de guerrilla y, después, de insurrección masiva. David Yates cruza a Ken Loach con J. K. Rowling.
Aunque, por mucho que el realizador quiera, estamos hablando de Harry Potter. Se mantienen los momentos “blanditos” (el empalagoso y pobremente creado hermano de Hagrid o el beso plasta), el diseño de producción poco arriesgado (salvo en el excepcional momento donde se rompe la multitud de profecías acristaladas), la ristra de secundarios sin alma y la excesiva corrección formal. Todos esos impedimentos obstruyen la subida de nivel hacia la cinta de Cuarón. Aún así, el filme nos pide otra oportunidad a los que habíamos desechado esta saga con la anterior entrega. Habrá que dársela.

jueves, 5 de julio de 2007

TRANSFORMERS

TRANSFORMERS
Director: Michael Bay
Intérpretes: Shia LaBeouf, Megan Fox, Josh Duhamel
Web: www.transformers-lapelicula.com

Michael Bay. Michael Bay. Michael Bay. Ese nombre resonaba en las cabezas de todos los seguidores de “Transformers” cuando nos enteramos de que él era el escogido por Spielberg para llevar a cabo la adaptación a la gran pantalla de los míticos juguetes de Hasbro. ¡Qué miedo! “Armaggedon”, “Pearl Harbour”, “Bad Boys”… y esas cámaras lentas, y esa musicota de Trevor Rabin o Hans Zimmer, y esos militares yanquis salvando al “free world”, y, por supuesto, esas incesantes explosiones. Porque en las películas de Bay revienta todo: los edificios, las taquillas, los enemigos… hasta las cabezas de los espectadores.
“Transformers” sigue el libro de estilo de Bay. Aparece todo lo esperado pero, afortunadamente, no en las cantidades industriales a las que nos tenía acostumbrados. Amigos; de algo sirve el fracaso de “La isla” y la mano salvadora de Steven Spielberg. Sin dudarlo, su arranque es lo más fiel al espíritu de los Transformers: la magnética voz en off de Optimus Prime nos revela la guerra entre las máquinas durante un traveling imposible. La trama interplanetaria se combina con otra terrestre (y baja en calorías). Esta última la protagoniza un adolescente torpón (Shia LaBeouf) que intenta ligarse con su coche Autobot a la compañera maciza de la clase (Megan Fox, una actriz increíblemente salada). Ciertamente, no se nos atraganta demasiado el pastelazo quinceañero, gracias al buen hacer de LaBeouf (ya le habíamos descubierto en “Memorias de Queens”) y al buen ver de Fox (la acabamos de descubrir ahora), acompañados de esos padres bizarroamericanos y de ese agente bizarrosecreto (John Turturro).
De la mezcla roboticohumana sale un combinado que se sostiene a trancas y barrancas. En lo positivo, ahí están un robot radiocassette que invade el inexpugnable Air Force One y la última y espectacular batalla en las calles de los Ángeles. En lo absolutamente turbio se encuentra el enfrentamiento con los robots del John Voight anciano, un hacker gordo y una radio llena de telarañas. Ah, no se nos olvide, y la escena de cartón piedra en un oasis de Quatar.
Tratemos de ser justos con el insoportable director norteamericano. Con las luces y sombras de “Transformers”, Bay consigue no cargar demasiado y, apoyado en su gigantesco presupuesto (150 millones de dólares), entretener durante una parte importante de sus dos horas y media de metraje. A él (y a su filme), le han salvado los Autobots y los (mucho más atractivos) Decepticons.

ALEX RIDER: OPERACIÓN STORMBREAKER

ALEX RIDER: STORMBREAKER
Director: Geoffrey Sax
Intérpretes: Alex Pettyfer, Mickey Rourke, Bill Nighy
Web: http://www.tripictures-spain.com/stormbreaker/stormbreaker.html

Un tío a lo James Bond (Ewan McGregor, permanente candidato a interpretar a 007), instruye al guaperas de su sobrino (Alex Pettyfer), sin que éste lo sepa, en las artes de los agentes secretos. Cuando le eliminan, el adolescente toma su lugar para salvar al mundo. Poco que añadir a esta película británica de (y para) teenagers. Simplemente correcta, simplemente divertida, simplemente efectiva, a “Alex Rider” le falta para convertirse en algo más todo aquello que sus creadores no han querido darle. Sabían perfectamente a quién la querían dirigir y, como “Los cinco” o “Harry Potter” en literatura, han realizado una película para imberbes. Si uno pertenece al público adulto, lo más interesante se encuentra en comprobar científicamente que Mickey Rourke se está convirtiendo en lagarto y que Stephen Fry y Alicia Silverstone han cumplido años. Fuera de eso, ningún otro interés.

28 SEMANAS DESPUÉS

28 SEMANAS DESPUÉS
Director: Juan Carlos Fresnadillo
Intérpretes: Robert Carlyle, Rose Bryne, Jeremy Renner
Web: http://www.fox.es/28semanasdespuessite/

Al igual que su predecesora, en el inicio del filme de Fresnadillo reina la calma. Estamos todavía en la época de nacimiento del virus y los refugiados se esconden en sus casas, atemorizados por esos otros que serán ellos mismos. El silencio trae el inevitable asedio de los infectados y la huida. Al final de la escapada, sólo permanecen los remordimientos y los gritos, ahogados por los surcos que hace una barca en el agua. De esta pequeña (y delicadamente violenta) introducción se sirve el director español para distanciar su mirada, bastante más clásica, de la de su padrino Boyle, últimamente fascinado por el cine digital.
A partir de ahí, una vez superado el “flashback”, la cinta resulta un cúmulo de irregularidades de guión. Utilizar como desencadenante de toda la acción la excusa de unos niños escapándose de una de las zonas más vigiladas del neo-planeta, convence a muy pocos. Aún así, si asumimos esto (hemos tragado cosas peores), la única pega que se le puede poner a “28 semanas después” es la enorme repetición de esquemas, su falta de creatividad. Quítale lo imprevisible a una propuesta de terror y ya podemos cerrar el chiringuito. Por eso, la (eterna) sucesión de pelea contra zombis, ¡han muerto todos!, quieto: ¡siguen vivos! y, de nuevo, pelea contra zombis, llega a cansar. Nada mejor que el personaje de Robert Carlyle para ejemplificar esta fórmula aritmético-trilera: siempre consigue sobrevivir (¡y siendo un humanoide irracional!). Un chute de verosimilitud y coherencia, por favor.
Pero bueno; aunque se alargue, aunque se repita, aunque no esté al nivel de “28 días después” y, sobre todo, aunque tenga un final risible (¿existe la palabra “re-re-rebrote”?), la primera incursión del hábil Fresnadillo en el cine planetario-comercial nos permite a todos los freaks del género pasar un rato terroríficamente agradable. Siempre al lado, por supuesto, de una carretada de palomitas.