domingo, 24 de febrero de 2008

LA GUERRA DE CHARLIE WILSON

Director: Mike Nichols
Intérpretes: Tom Hanks, Philip Seymour Hoffman, Julia Roberts
Web: http://www.laguerradecharliewilson.es/



"Primary Colors", el impecable antecedente de Mike Nichols en cine político, ayuda a encarar con ganas el visionado de su segundo esfuerzo de género: "La guerra de Charlie Wilson". Casi en el epílogo de la Guerra Fría, el senador Wilson propició la inyección masiva de fondos para impulsar a los afganos en su lucha contra la URRS. En 1989, éstos conseguían la victoria y el político norteamericano un puesto en los altares de la patria.

Si en su retrato de los Clinton (recupérenlo ahora que escogemos presidente), Nichols afilaba el corte drenando cadáveres de las alcantarillas del éxito, en su nuevo filme no existe ni un atisbo de crítica. Su inicio, probablemente lo único incisivo del metraje, muestra a un congresista "playboy" que vende su alma con tal de salir adelante. ¡Vaya!, es olisquear la opresión del invasor ruso sobre el pueblo afgano y al salido miembro (de la cámara) se le aplaca el furor sexual, descubre lo necesario de apoyar a los pobres rebeldes y ¡hala, a trabajar por el país! En ese instante se acaban las asperezas del retrato de Nichols, ayudado por el sosainas que hace muchos años nos hacía reír: Tom Hanks. La admiración por el biografiado es tan excesiva que, lógicamente, las subtramas se convierten en anécdotas (el desarrollo y la resolución de la acusación por corrupción a Wilson es risible), los actores en estereotipos (por mucho que Seymour Hoffman esté nominado al Oscar) y la realización en paródica (esos planos de los helicópteros matando afganos, esa imagen del protagonista levantando un arma en señal de victoria). Para que respetásemos a "La guerra de Charlie Wilson", Nichols debería de haber tratado con justicia al protagonista y, al igual que potencia sus virtudes a modo panfletario, sería necesario que no obviase sus episodios dolorosos: las consecuencias colaterales de esa guerra (claro, el 11-S), la implicación de Wilson con Somoza en Nicaragua,... Bueno, pensándolo bien: ¡esto es USA! y siempre nos quedará Michael Moore.

EN UN MUNDO LIBRE...

Director: Ken Loach
Intérpretes: Kierston Wareing, Juliet Ellis, Joe Sifflett



Del crepúsculo de Ken Loach sólo se pueden decir dos cosas: la primera, una fidelidad insobornable con sus ideas (toda una contradicción con aquellos que identifican a los sesentones como conservadores); y la segunda, un preocupante estancamiento en su filmografía política. Sí, cierto que “El viento que agita la cebada” contenía un obvio compromiso con cierta izquierda, pero éste conseguía diluirse en su dignísima historia de guerra e independencia. En cambio, la re-vuelta al presente en clave social que supone “En un mundo libre…”, no abandona su traje panfletario en ningún momento.

Aquí, nuestra protagonista (una barriobajera y magnífica Kierston Wareing) transita el inhumano camino de la explotación laboral a inmigrantes y todas las consecuencias que trae consigo manejar semejante bomba. Un discurrir que Loach se dedica a trastocar con mano grosera al tratar de hacer evidente una situación vergonzosa a su público, el cual, paradójicamente, ya es consciente “a priori” de estas injusticias. Y, ninguna novedad, en ese punto se encuentra el bucle en el que Loach tropieza una y otra vez desde hace demasiado tiempo. A pesar de contar con suficiente capacidad para un didactismo menos burdo (lo evidenció en “El viento…”), el director británico no puede evitar caer en la tentación de exagerar los prismas y restar verosimilitud a base de acumular denuncias. De esta manera, el descubrimiento de una pobre familia iraní, el secuestro del hijo problemático o las precarias condiciones de trabajo suenan, empapadas en las formas de Loach, a algo muy visto y, lo que es muchísimo peor, a algo que no nos importa nada.

LUZ SILENCIOSA

Director: Carlos Reygadas
Intérpretes: Elizabeth Fehr, Jacobo Klassen, Cornelio Wall



La luz silenciosa de Carlos Reygadas, premio del Jurado en Cannes, escarba su camino a través de la oscuridad y dibuja un pueblo menonita al norte de Méjico. En esta comunidad protestante, regida por unos preceptos religiosos enlazados con los de "amish" norteamericanos, muy poco ha cambiado desde su aparición en Suiza durante el siglo XVI. Lo único que altera ese mundo inmutable es la relación extramarital de Johan, un granjero atormentado por la culpa.

El nuevo proyecto de Reygadas presenta a un creador con una visión artística; por tanto, a una obra sujeta a polémicas y controversias. Su forma de mirar el mundo, naturalista y sosegada, le emparenta (quizá forzadamente) con Dreyer, Erice y Malick y demuestra una confianza ontológica en su decir cinematográfico. Pero la gran barrera que separa su discurso del exterior emerge con su afición a un autismo artístico que rompe lazos con la narración. Por eso, cuando el mejicano muestra las (humanas) cicatrices, su sermón protestante refulge emoción: un padre culpable que escucha a su hijo culpable, dos manos amantes separándose con Brel, unos niños rubios desembarazándose del jabón en la charca o la tragedia tras el cristal, apoyada en un hombro. Por el contrario, cuando Reygadas asume el papel de repelente "auteur", su luz naturalista se vuelve opaca, inmersa en un artificio fluorescente que molesta y aburre. Eso que se tendría que sugerir, el autor lo impone y nos deja con la sensación de haber inflado innecesariamente su relato, con la certeza también de que, tras acciones tan espaciadas, tras redundantes planos fijos, podemos encontrar talento.

EL NIÑO DE MARTE

Director: Menno Meyjes
Intérpretes: John Cusack, Amanda Peet, Joan Cusack
Web: http://www.martianchild.com/



Hay películas que identifican su trama y sus intenciones con unos pocos términos; "de amorinos" (ligera y cómica o dura y dramática), "con Schwarzennegger" (tiros a doquier), "una españolada" (mujeres desnudas tocan)... el último filme de John Cusack también entra en el saco de la fácil denominación: "con niño" (blandita y emocional). Y casi ni hablamos más. El actor cuarentón interpreta a un escritor bohemio (últimamente no le da por otra cosa, recuerden “1408”) que adopta a un pipiolo problemático al que trata de integrar en una sociedad que no comprende a ninguno de los dos.

Pues, aunque se masque fácilmente su apariencia de telefilme bienintencionado para la siesta, "El niño de Marte" acumula tal saco de tópicos dentro que la hacen tan complicada de digerir como muchas de su calaña. Ahí están los de siempre: el viudo triste y necesitado de amor infantil y femenino; la pretendiente (¡qué salada es Amanda Peet!) esperando su oportunidad; el niño repelente y difícil (pero ansioso por tener un "papi" y una "mami"); los malvados psicólogos barbudos, serios e incompetentes y, por supuesto, el necesario giro final (y dramatiquísisisisisimo) con un único objetivo, el final felicicicisímo. ¿Que se la hemos contado? No, ésta ya la sabían antes de entrar al cine. Es una película "con niño".

P2

Director: Frank Khalfoun
Intérpretes: Wes Bentley, Rachel Nichols
Web: http://www.p2themovie.com/



Producida por Alexander Aja (director con debut apreciable "Alta tensión" y remake innecesario "Las colinas tienen ojos"), en "P2" tenemos las cosas claras casi desde el principio. Una mujer sola celebra las navidades en una solitaria oficina cuando, de pronto, el vigilante del parking le descubre su obsesión asesina mientras la arrastra a las ultratumbas del rascacielos.

Previsible, sobreactuada y efectista, del filme de Frank Khalfoun se pueden contar pocas cosas buenas. La Nichols aguanta la función un rato, en un papel prototípico de mujer asediada, pero Wes Bentley desplega una serie de tics insoportables que, adornados con diálogos impresentables, desmontan cualquier intención de suspense y cualquier interés. Eso, unido a una enorme desigualdad en la forma de plantear las escenas de acción (unas, aceptables, otras, horrendas) y a un gusto de mediocre por el "gore" injustificado, no ayuda para recomendar "P2" ni como película de palomitas. Sólo muy, muy al final, cuando la nieve abraza al maléfico asfalto, alcanzamos a atisbar alguna armonía, algún plano inteligente entre tanta tontería.

martes, 19 de febrero de 2008

UN BLANCO RADIANTE

EL HOMBRO DE JUANFRAN

“Además de “E.T” y “Tiburón”, “Indiana Jones” es de las pocas películas que he hecho en las que, si quería presentar al personaje principal, sólo necesitaba su silueta”. Esto comentaba Spielberg la semana pasada en un video promocional del nuevo filme de Indiana Jones. Poco más hay que añadir a la sombra de un hombre con sombrero y látigo para que el público sepa de quién se trata.

Al público futbolero nos pasa lo mismo. Únicamente necesitamos ver la silueta de un equipo que gana los partidos gracias a penalties por controlar el balón con el hombro para saber de quién estamos hablando: el Barça. Tras una pena máxima fallada por Diego Milito y un error estrepitoso de Sergio, al club blaugrana le quedaba un arma letal, la ametralladora arbitral. Un centro facilísimo desde la izquierda se dirige hacia Juanfran. Con una extraña posición corporal, probablemente a contrapié, el jugador gallego detiene el esférico con el hombro, a la vez que hace un movimiento extraño de brazo. Menudo drama: la silueta de alguien controlando el balón en área del Barcelona es rápidamente interpretada como penalti por el asistente de González Vázquez. Al final, los humanos periféricos se van a casa creyéndose Indiana Jones cuando, en realidad, no llegan a Superlópez.

Mientras tanto, en la irreductible aldea madridista hemos comprobado que no todos los fines de semana se puede ganar siete a cero. Lo que molesta es la forma de perder de un Madrid inconsistente: Van Nistelrooy, después de su lesión, estuvo desaparecido; la defensa rozó lo lamentable (¡Marcelooooo!) y encima no tuvimos a nadie que nos regalase un penalti. Estos partidos son los que demuestran que el Real Madrid todavía no tiene la silueta de un campeón. Aunque también deberían saber los barcelonistas que no siempre les van a cambiar un hombro inocente por tres puntos.

domingo, 17 de febrero de 2008

SWEENEY TODD

Director: Tim Burton
Intérpretes: Johnny Depp, Helena Bonham-Carter, Alan Rickman
Web: http://wwws.warnerbros.es/sweeneytodd



La sangre de sirope digital, cocinada en la factoría Hammer, abre el nuevo proyecto de Tim Burton: una adaptación del musical “Sweeney Todd”. El director californiano cuenta la historia de Benjamin Barker, humilde barbero desterrado por un malvado juez para robarle a su familia. Años después, regresará mientras la venganza le transmuta en el cadavérico Sweeney Todd. Probablemente, sólo se nos ocurren Rob Marshall o Baz Luhrmann, nadie podría haber atacado un libreto tan especial. Y cierto es que, por oficio, Burton lo consigue a ratos: a la vez que el barbero atraviesa la calle gritando su revolución a estatuas culpables, durante un duelo de cuchillas y canciones o cuando la silenciosa enamorada (repelente Bonham-Carter) imagina vidas que nunca serán.

Aunque si los ponemos en balanza, esos momentos suman un mínimo metraje. Lo malo del Tim Burton actual es que tiene en sí mismo a su mayor enemigo. Arrastrar sin demasiada comprensión una obra ajena hacia su imaginario, ahora industrial y automatizado, convierte lo que podría ser un musical arriesgado en un inventario de recursos estéticos y narrativos repetidísimos en su filmografía. Rostros pálidos y góticos, niños cándidos y angelicales, ciudades oscuras y animadas, personajes deformes y misteriosos… vayan colocando estos ingredientes aleatoriamente sobre un guión goloso y verán cómo les sale una cinta "á la Burton".

Más que con la bata engalanada de fracasos de un creador (eso que fue, indudablemente, en obras maestras como "Ed Wood" o “Eduardo Manostijeras”), ahora Burton se viste con el traje impoluto de un replicador, estancado en la monotonía y la autorreferencia (ahí lleva desde “El planeta de los simios”). Tampoco caigamos en el tremendismo: esto también le pasó a Woody Allen, a Polanski y a muchos otros. Faltaría la rotundidad de un "Match Point" o un "El pianista", para demostrar definitivamente que Tim Burton ha cambiado de rumbo.

JUMPER

Director: Doug Liman
Intérpretes: Hayden Christensen, Jaime Bell, Rachel Bilson
Web: http://www.jumperlapelicula.es/



David Rice (Hayden Christensen) pertenece a una raza de súperhumanos, los “Jumper”, que tienen la capacidad de teletransportarse con sólo concentrar su atención en el lugar del mundo al que quieren ir. Poco después de alcanzar la madurez, descubrirá a su némesis, los “Paladines”, una organización secreta que lucha contra los bienintencionados viajeros “desde los tiempos de la Edad Media”.

Hay días a los que a cualquiera le apetecería poder desvanecerse y aparecer en cualquier otro sitio; por ejemplo, cuando uno está viendo “Jumper” y, en vez de tanta insulsez, preferiría disfrutar de una sidra en Tiñana. Lo que en principio se moldea como una aceptable película de acción (especialmente el tramo de la adolescencia del chico mágico, acompañada de “voz en off”), desemboca en un romance tontorrón e inacabable. Los tortolitos van de viaje, los osos amorosos se recorren el Coliseo… ¿no estábamos viendo una de superhéroes? Sedado el espectador, difícil resulta ya recuperar el timón de la aventura, por mucho que pongan de su parte los inconsistentes Jamie Bell, Samuel L. Jackson y Diane Lane. Total; falta el rescate previsible, el esfuerzo sobrehumano y nos vamos a casita aburridos.

Tras financiar “Jumper”, a sus productores les debería quedar una cosa clara. Si queremos rellenar noventa minutos de celuloide entretenido se necesita algo más que Hayden Christensen, actor granítico, un bestseller de rebaja y un pegote de trucos repetidos. Definitivamente: unos artificios que, juntos, no dan ni para montar un trailer mediocre.

KM. 31

Director: Rigoberto Castañeda
Intérpretes: Adriá Collado, Iliana Fox, Raúl Mendez
Web: http://km31.com.mx/


La factoría Filmax opta esta semana por el terror y la coproducción. Superado el taquillazo de "REC", toca el turno al mejicano Rigoberto Castañeda y a su largometraje "Km. 31", basado en una típica milonga de "Cuarto milenio": la de la chica de la curva. Una mujer atraviesa en su coche la noche y los bosques cuando atropella a un niño fantasmagórico. El accidente resultante la deja en coma; serán su hermana gemela (Iliana Fox) y su novio (Adriá Collado) los encargados de descifrar el misterio de la carretera maldita.

Facturada en clave de "B" e inverosímil a ratos (Collado no encaja demasiado entre actores mejicanos), "Km. 31" consigue lo que nos planteamos al entrar al cine: achantarnos un rato y terminar con final efectista. Lastrado por alguna ambición artística irrefrenable de debutante y por tramos mal encaminados (la vieja vidente descoloca demasiado), Castañeda aguanta nuestra atención a impulso y, si llegamos al último tercio del metraje, su mediano interés revive. Cierto, en este filme no hay nada nuevo (sus armas nos las conocemos desde que nacimos) ni sus actores ganarán ningún premio, pero rebuscando, rebuscando, se nos ha pasado hora y media en la sala. Pues vale.

martes, 12 de febrero de 2008

PODRÍA HABER SIDO

Roy Scheider (1932-2008), como tantos otros de su generación, nació para el cine en un terror de serie "Z", "La maldición del cuerpo viviente" (1964). De rostro desordenado, piel reptiliana y nariz rota, al actor californiano le crearon una década para sí, los setenta, y un personaje habitual, el de duro. Y comenzó a ejercitarlo al lado de Jane Fonda en "Klute" (1971), metraje ajado pero recuperable de Alan J. Pakula. Su primera nominación al Oscar no iba a tardar demasiado: "The French Connection", policiaco mal envejecido de William Friedkin, le corona como estrella setentera. Finalmente, dos apreciables, negros (y olvidados) films franceses "El atentado" (M. Boisset) y "Un funeral en los Ángeles" (J. Deray), terminan de arrastrar a Scheider hacia su papel inolvidable: el jefe de la policía Martin Brody en "Tiburón".

Las fauces del inmenso escualo blanco emergen del océano y descubren al cazador desprevenido. "Creo que vamos a necesitar un bote más grande", exclama el polizonte, incrustándose en el inconsciente colectivo de una generación. Salvaje, clásica y aterradora, "Tiburón" (1975) marca la era de los "blockbusters" y la filmografía del intérprete. Tras el "gran error de su carrera" (protagonizar "Tiburón 2" en vez de encarnar al Michael de "El cazador"), a Scheider, como a los setenta, ya le quedaba poco que decir. Un secundario en "Marathon man" y, sobre todo, "Empieza el espectáculo" (1979), el imprescindible "autobiopic" musical de Bob Fosse, revelan a un actor curtido y preparado para la inmortalidad. El problema de Scheider es que eso nunca ocurriría. Pequeñas producciones "A" recomendables ("2010", "El trueno azul", "El almuerzo desnudo") y otras muchas "B" horripilantes ("Al servicio del presidente", "Chantaje nuclear"), le dejan en el limbo de los grandes actores que podrían haber sido.

lunes, 11 de febrero de 2008

UN BLANCO RADIANTE

LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA

“La tentación vive arriba” (Billy Wilder, 1955), o mejor aún su título original “El picor del séptimo año”, narra la historia de Richard Sherman, un lamentable rodríguez que envía a su familia de vacaciones mientras él se pasa el verano trabajando. Solo en casa, su libidinosa imaginación se desboca cuando descubre a una guapísima, etérea y blanca vecina (Marilyn Monroe).

Es gracioso porque al Barcelona, ese club, también se le ha desbocado la imaginación al descubrir a una tentación blanca en el piso de arriba. La semana pasada, en un momento de debilidad merengue, se acortó la distancia entre el líder y el eterno segundón. Ya la hemos armado: han visto nuestra belleza al fondo de la escalera y empiezan a hacer cábalas. Que os podemos alcanzar, que Messi (¿les recuerdo quién es?) renacerá ahora mismo tras dos meses sin marcar y, la más cachonda, ¡¡que somos igual que vosotros el año pasado!! Aunque, si soy sincero (y obviando cierta vergüenza ajena), daba gusto verlos felices. Si Richard Sherman se escapaba de su cuerpo de mediocre editor, estos humanos azulgranas se escaparon durante siete días de sus trajes de perdedores crónicos (así son si medimos los trofeos de por medio). Fíjense a dónde alcanzó la locura transitoria que incluso hablaban de ¡¡fichar a Mourinho el año que viene!! Pero, ¿no defendían la belleza de su fútbol?

Claro, finalmente llegó la realidad en forma de Sevilla Fútbol Club y empate lamentable. El sueño se acaba y, a la vez, reitera la única certeza de esta Liga: con algunos baches evidentes (repetimos desde aquí: ¿qué pasa con un suplente sólido de Van Nistelrooy?), el Real Madrid sigue siendo líder. Doce meses sin perder en el Bernabeu, Raúl y Guti imparables (pero no en la selección), Sergio Ramos demostrando su futuro…

El metro recorre la ciudad y, a través de una rejilla traicionera, levanta la falda inmaculada de Marylin Monroe. Como al Madrid, todos la miran con deseo. Como al Madrid, nadie puede alcanzarla.

sábado, 9 de febrero de 2008

LA SOLEDAD

Director: Jaime Rosales
Intérpretes: Sonia Almarcha, Petra Martínez, Nuria Mencía



La soledad, esto lo tiene claro Jaime Rosales desde el comienzo de su segunda película, se inocula en las estancias. Estáticas, frías, inmóviles; nada inmuta, ni siquiera el desdoblamiento de la pantalla, la gelidez de lo retratado por el cineasta ganador del Goya: conversaciones habituales, esperanzas banales y retratos lejanos que abren el enfoque, devolviendo al espectador al asfalto rutinario. Poco espacio para los mundos ingrávidos y gentiles deja la mirada antropológica del cineasta catalán; allí se encuentra la realidad con todas sus contradicciones: metástasis e incomprensión, bebés sonrientes al sol, el dolor del dinero,… y dos lugares partidos que remarcan las habitaciones estancas, nosotros y nuestras circunstancias, en las que existimos.

¿Cómo sobrevivir al día a día sin compartir plano?, se pregunta el realizador; cómo aguantan la insoportable agonía de lo habitual dos madres que tratan de salir adelante, acorraladas entre colas de bancos agresivos (su pregunta más dolorosa; “¿está segura?”), autobuses caníbales y, sobre todo, violencia verdadera (ésa que ocurre todos los días en las mesas de bares, ésa que quema a la cara los últimos puentes del amor, ésa que instrumentalizan los componentes de las familias “normales”).

Literaria, arriesgada e implosiva, en “La soledad” suena el silencio y el olvido de lo cotidiano. Rosales resucita, junto a Bergman y a sus descendientes, al mutismo de los momentos definitorios (e imperceptibles) que marcan una vida. Sólo se escapan de los bordes de este, nuestro, silencio y de este, nuestro, olvido alguna pregunta incómoda, alguna muerte dolorosa, alguna risa imparable, algún llanto callado. En definitiva, Rosales rueda, con pulso admirable, con cadencia cardiaca, lo que llamamos vivir (y sus daños colaterales).

30 DÍAS DE OSCURIDAD

Director: David Slade
Intérpretes: Josh Hartnett, Melissa George, Ben Foster
Web: http://www.sonypicturesreleasing.es/sites/30diasoscuridad/



Los humeantes barcos del fin del mundo traen visitantes misteriosos. Un vagabundo sin futuro, recién desembarcado, atraviesa la nieve y descubre, al fondo, un pueblo de Alaska que, sin saberlo, está escribiendo su epitafio. Con un arranque espectacular, que devuelve a Bram Stoker y a John Ford al cine de vampiros, comienzan los 30 días de oscuridad del título. A la frontera custodiada por el sheriff Eben Oleson llegan los forajidos de la luz, preparados para darse un festín de sangre durante el mes de tiniebla que obliga la Naturaleza al Polo Norte.

Desbocada y clásica, oscura y poética, la nueva propuesta de David Slade apuntala su talento tras "Hard Candy". Siguiendo la estela del maestro Carpenter en "Vampiros", el director inglés reafirma lo adecuado de las informes huellas del terror sobre el barro del western. De ahí emerge un grupo salvaje, liderado por un estupendo Josh Hartnett, que avanza a lo largo de calles sin ley, como también lo hace el increible traveling horizontal del primer estallido vampírico, un instrumento perfecto para descubrir las hormigas sangrantes de las que hablaba Orson Welles en "El tercer hombre". Así, engullido por una violencia incomprensible, el sheriff Oleson destapa de dónde vienen los sueños oscuros y por qué nunca deberían salir de ahí.

Lo único que impide convertirse a “30 días de oscuridad” en un hito del género es un cierto vacío, sintetizado en varias escenas de acción repetitivas, al mimetizar un cómic de cien páginas en una película de cien minutos. Aunque, si pensamos en cómo administra David Slade nuestro miedo, las tachas se olvidan. Niñas con rostro coagulado, vampiros enamorados en duelo y, sobre todo, un paradójico final en el que el alba suena a despedida, esculpen todos los terrores que nosotros, habitantes de los claroscuros, podríamos tener.

CONOCIENDO A JANE AUSTEN

Directora: Robin Swicord
Intérpretes: María Bello, Kathy Baker, Emily Blunt
Web: http://www.sonyclassics.com/thejaneaustenbookclub/



Da cierto juego imaginar un club de lectura que se reúne cada mes para discutir obras de Jane Austen. Cinco mujeres y un hombre rodean a “Emma” o a “Sentido y sensibilidad” y los desgranan a la vez que a sí mismos: una profesora desencantada, una alegre divorciada, una triste casada, su hija lesbiana, una solitaria empedernida y un enamoradizo empedernido. A partir de esas costuras, el armazón de “Conociendo a Jane Austen” se va montando gracias a una sucesión sobreimpresionada de meses y obras leídas. Pero, por mucha construcción o mucha buena idea de partida que uno tenga, lo realmente esencial del metraje, las mujeres retratadas, sólo despierta frialdad.

Encontrar la causa no lleva demasiado tiempo: en ningún momento estos personajes consiguen escapar de lo prototípico, ni la realización que los observa de lo monótono. Y eso cuando no caen en lo paródico, ahí la inverosímil relación materno-filial de la profesora protagonista. Por el medio, trucos sobadísimos que intentan replicar lo que Woody Allen iluminó hace treinta años: maridos arrepentidos, novias interesadas u hombres incapaces. A poco rebuscar, hallamos lo mejor del filme: el sereno esplendor de María Bello y la opción de que, si les ha gustado esto, mejoren infinitamente su vida descubriendo “Maridos y mujeres”, “Desmontando a Harry” o “Annie Hall”.

martes, 5 de febrero de 2008

DESDE LA GALA DE LOS GOYA

LANDISMO, GLAMOUR Y LLUVIA

«
Vamos, mama!». «¡Joé con la Mari!». Mi primera visión de la alfombra verde de los «Goya» es una señora que empuja a su señora madre hacia el mogollón. Llueve en Madrid y todavía son las seis de la tarde, pero los curiosos se apelotonan, con bocatas e hijas adolescentes, preparados para ver entrar a los famosos. Contrasta el glamour posterior con las camisas de gran almacén, las bolsas de plástico en la cabeza y algún café estrujado por manos heladas. Dentro, todo se prepara: poco a poco los fotógrafos se colocan, los periodistas miran los relojes y Unax Ugalde, tempranero, atraviesa el hall hacia la zona VIP. Las chicas le descubren bajo su sombrero, suspiran, y uno no puede evitar pensar cómo será eso de ser muy, muy, muy guapo. Al rato, ya casi son las siete y media, nos reparten el orden de llegada y una lista con los diseñadores de los diversos atuendos. Entre el Dior de Ernesto Alterio, el Dolce Gabbana de Natalia Verbeke o el Cavalli de Silvia Abascal, ¿qué pinta Gonzalo Suárez y su Loewe?

Comienza el desfile. Juanjo Ballesta, que podría ser un chaval de Vallobín; Barbara Goenaga, de blanco y negro y ahora salivo; Hugo Silva más Alejo Sauras, desmayo de una redactora incluido. El presentador de Noticias Cuatro prepara la conexión, «glamour pasado por agua, pero glamour al fin y al cabo», una y otra vez. Por detrás llega la Pataky, no describo; Álex de la Iglesia, mimetizándose en forma y fondo a Hitchcock; Pepe Viyuela y Tom Fernández, los «campechanos» de la noche en busca de la corbata perdida; esa extraña sencillez de Jorge Drexler. ¿Por qué Yola Berrocal cerró el paseíllo del personal? Misterios insondables.

¿La gala? Igual que como la vieron ustedes en casa. Gran momento punk de Landa que reafirma mi landismo. Coloquen inconexamente estas tres frases y tendrán el discurso de D. Alfredo: «Tengo tanto dentro», «todo se lo debo a mi profesión» y «no sé». Corbacho con los típicos altibajos y, más menos, lo de siempre. A mi lado, Pablo Carbonell mira el vídeo de los fallecidos. ¿A cuántos habrá conocido? La Verdú aparece emocionadisísisisima y los caretos de los reporteros «sonrientes/impostados» le preguntan: «¿Dónde vas a poner el "Goya"?». Sergio Sánchez nos da la alegría asturiana de la noche y se acerca mostrando a su niño-Goya en brazos. No sabe cuándo volverá a Asturias, confiesa: tiene que entregar su nuevo guión cuanto antes. Luego sólo quedan los premios a la espléndida «La soledad» y una calle fría, lluviosa, vacía de vida humana, en la que montones, montones de coches de lujo esperan a las estrellas y a sus circunstancias para llevarlas a fiestas glamourosas. En el triste metro, empapado y sin el calor de los flashes, me consuelo por salud mental: al menos, no tendré que esperar atascos.

lunes, 4 de febrero de 2008

UN BLANCO RADIANTE

LUIS Y BRITNEY


Britney y Luis Aragonés, busquen las diferencias

Hace muchos años tuvo grandes éxitos y consiguió llevar sus trabajos a lo más alto de las clasificaciones. Además, recibía aplausos y premios allá por donde iba. Pero, ¿qué pasó para que comenzase su declive? Desde hace unos meses, no protagoniza los periódicos por sus logros, sino por sus escándalos: desplantes, idas de olla, comportamientos inexplicables, líos con periodistas…

Hagamos un test. Si ustedes leen esta descripción, no podrían distinguir de quién estoy hablando: si de Britney Spears o de Luis Aragonés. ¿La única diferencia? La moza es una estrella de “pop” picantón y el “señorín” se dedica a entrenar a la selección española.

Cuando mi abuelo Quelo se cabreaba, me extrañaba que su color blancuzco mutase a un rojo gualda, como si un camaleón pasase al lado del culete de un mandril. Fíjense, ¿nunca han observado lo comunistas que se ponen los ancianos al enfadarse? El otro día, al sufrir la vergonzosa reacción del ¿sabio? de Hortaleza en una tertulia radiofónica, uno volvió a revivir los mosqueos del paisano octogenario. Al nombrarle a Raúl, Luis cogió el color patrio y empezó a desbarrar. Que si las churras, que si las merinas, que si las churras de nuevo, que si las merinas de paso, que si los churros, que si las meninas, y luego a repetir, en rima de preescolar, “cobarde, cobarde, cobarde”. Eso sí, hay que separar mucho a mi abuelo de Luis porque, siempre que se cabreaba, tenía algún motivo puteante (e inconfesable en un periódico) de por medio. En cambio, “zapatones” se desespera consigo mismo, con su propia incapacidad, con algo imposible de solucionar que le hace imprevisible e impresentable.

Lo esencial en este caso es que nuestro seleccionador, situado hoy entre Britney Spears y los cabreos de mi abuelo, ya no representa a nadie. No llama a Raúl y a Guti, vale, un trago durísimo para los madridistas, pero por lo menos podría ser prudente y no incluir en la selección a jugadores que ¡¡¡estén de baja!!! Ahora mismo, Luis (y, por tanto, su “alter ego” Britney Spears) vive en el cuerpo de un Ricardo III shakesperiano, loco al comprobar que su reino se derrumba. Y ése es un espectáculo al que sus jefes deberían echar el telón.

sábado, 2 de febrero de 2008

JOHN RAMBO

Director: Sylvester Stallone
Intérpretes: Sylvester Stallone, Julie Benz, Paul Schulze
Web: http://www.mangafilms.es/johnrambo/



“¡Mira! Se mueve. Está vivo. Está vivo... Está vivo, se mueve, está vivo, ¡está vivo! (...) Ahora sé lo que siente Dios”, gritaba el Dr. Frankenstein en la película de James Whale. Cual científico loco, Stallone se ha propuesto ser Dios y resucitar a sus personajes difuntos. Primero le tocó a Rocky (en una de las cintas bizarras del año pasado) y ahora llega John Rambo. Con el ex-combatiente de Vietnam ocurre lo mismo que con el boxeador de Philadelphia, ambos provienen de un inicio dignísimo: “Rocky” y “Acorralado”. Lógicamente, todo lo que ha venido después parece entronarlas por simple comparación. Aquí pensamos que no debería ser así. “Acorralado” creó el género (no olvidemos, antes de ella no había nada) y sus sucesoras sirven únicamente, al igual que la “Coca-Cola Light” con la “Coca-Cola”, para diversificar el producto.

“John Rambo” reitera esa impresión y provoca lo mismo que las anteriores secuelas: vergüenza ajena y añoranza del pasado. Stallone escoge, entre varios guiones descubiertos por Internet, la historia de unos “buenrrollistas” que son atrapados en medio de un conflicto bélico. Claro, ahí está el mozo para rescatarlos. Violencia reiterada (extirpación de nuez sin anestesia o flechazo en el esternón), sueños turbadores (¡en “flashback” sepia, amigos!) y muchas ganas de mostrar que Rambo sigue vivo. Porque, al final, poco le importan al musculoso galansote la trama, los actores (calvo rabudo y “Fú-Manchús” asiáticos incluidos) o la realización. Lo vital es sentirse Dios al demostrar que Rambo vive y, sobre todo, que el público puede continuar creyéndoselo en ese papel. Y, la verdad, eso es lo único cierto de los noventa minutos de “John Rambo”: nos lo seguimos creyendo en ese rol a pesar de sus sesenta añazos. Pero, compañero Sylvester, ésta ya no es tu guerra.

MONSTRUOSO

Director: Matt Reeves
Intérpretes: Lizzy Caplan, Jessica Lucas, T. J. Lucas
Web: http://www.cloverfieldmovie.com/



Con el estreno de “Monstruoso” (título absurdo), precedido por “REC” o “La maldición de la Bruja de Blair” y sucedido por “El diario de los muertos”, comienza a reiterarse en el cine de terror actual el recurso de la primera persona, una opción formal que linda con la web 2.0., los videojuegos y la imagen digital, colocando al espectador frente a frente con el miedo. Eso sí, aunque en el Séptimo Arte nunca esté de más ensanchar bordes y sacudir horizontes, los nuevos realizadores deberían de tener presente lo mismo que los pioneros: la historia que quieren contar.
Por tanto, si pensamos “Monstruoso” desde la tercera persona, ésa que permite ver físicamente al portador del objetivo y nos devuelve al cine “convencional”, el encuadre desmerece. Con momentos excepcionales (así se podría calificar la escena “icónicopromocional” del filme o su asfixiante último tercio), conviven otros desiguales (excesivo y soso resulta el nudo, previsibles los ataques monstruosos) que únicamente resucitan gracias a la habilidad de Reeves con su simulación de la “cámara en mano” y con su gran truco narrativo: una cinta regrabada. Aparte, frente al acierto de “REC”, extraña que en esta propuesta de “cine verité” terrorífico los protagonistas sean tan inverosímiles. Una visión sucia y desesperada de un Nueva York apocalíptico choca contra un casting de actores “perfectos” quienes, da igual lo que pongan de su parte, desmontan todo intento de construcción de una “verdadera” realidad.

Más que como un largometraje de terror habría que tratar a “Monstruoso” como una aceptable película probeta de un sub-sub-género en construcción. Serán aquellos creadores en aquellos posibles futuros, los obligados a desterrar o adoptar esta nueva forma de enfocar el miedo.

AHORA O NUNCA

Director: Rob Reiner
Intérpretes: Jack Nicholson, Morgan Freeman, Rob Morrow
Web: http://wwws.warnerbros.es/bucketlist



¿Cuándo comenzó a hundirse la carrera de Rob Reiner? El mismo que ahora dirige esperpentos como “Historia de lo nuestro o “Dicen por ahí”, les aseguro que en el pasado conseguía realizar filmes con mayúsculas. “La princesa prometida”, “Spinal Tap”, “Cuando Harry encontró a Sally”, “Spinal Tap”... marcaron el inicio de una carrera que todos esperábamos fulgurante.

Aún así, tan sólo diecisiete años después de “Misery”, el abismo en el que se encuentra Reiner se reconfirma con “Ahora o nunca”, la historia de dos enfermos terminales de cáncer (Freeman y un ancianísimo Nicholson) que escriben una lista de experiencias vitales para disfrutarlas antes de morir. La idea, artificial y ultrarrepetida en metrajes de esta misma calaña, queda aún más reblandecida con la convivencia hospitalaria y dulzona de ambos viejales: uno, un cascarrabias, el otro, un sabio de “la calle” que le ayuda a “mejorar”. Nada, a Flanders le encantaría. Unidos por los tópicos (duele enumerarlos), el guión los lleva por diversos países digitalizados. Lógico, Nicholson no podría ir a India o a Egipto: tiene que ver a los Lakers. Al final, uno no sabe qué es más plasta, si las caras informáticas de los protagonistas cayendo en “paracaidititas”, si las pirámides de cartón piedra trepanadas por cielos “rosita”, si los gestos de Jack Nicholson al ver a su “nietecita” o si esta dolorosa e interminable etapa de la carrera de Rob Reiner.

SUPERDOG

Director: Frederik Du Chau
Intérpretes: Jason Lee (voz), Amy Adams (voz), James Belushi
Web: http://disney.go.com/disneypictures/underdog/



Adaptación Disney de una serie animada sobre un can con poderes, “Underdog” tiene las de perder con cualquier espectador medio y, más aún, con uno “refalfiau”. Pero, sorprendentemente, el celuloide aguanta el visionado. ¿Las razones de sobrellevar un metraje protagonizado por unos animales parlantes y ese John Belushi vestido de guarda? Quizá sea por una tarde poco exigente, por una cierta agilidad en las situaciones, por un malvado enano (el gran Peter Dinklage) o por el divertido doblaje de Jason Lee en la versión original. El hecho es que los vuelos del perro hablador (torpe y obsesionado con volver a su estado normal) o sus noviazgos con la canina de turno permiten a los barbudos soportar el envite y a los imberbes, suponemos, pasar un buen rato con algo entretenido e inocuo.