sábado, 31 de enero de 2009

LA DUDA

Director: John Patrick Shanley
Intépretes: Meryl Streep, Phillip Seymour Hoffman, Amy Adams
Web: http://doubt-themovie.com/



La duda puede ser un lazo [con Dios] tan potente como la certeza. Cuando estás perdido, no estás solo”. Con este sofisma de púlpito arranca “La duda”, premio Pulitzer a la mejor obra teatral, ahora un largometraje adaptado por el propio autor, John Patrick Shanley. Sobre una trinidad de personajes incompletos, resuella un texto entre claroscuros, quicios e incertidumbres. No extraña entonces que hace dos años Polanski la dirigiese en un teatro parisino: la sospecha de “La muerte y la doncella”; la fragilidad infantil de “Oliver Twist” y la orfandad de Dios de “El pianista” recorren los minutos de la película de Shanley.

Arrastran sus fotogramas la inevitable sensación de visionar una obra teatral filmada, con sus espacios milimetrados, sus transiciones innecesarias o su dependencia de las interpretaciones. Aún así, y valorando que cualquier metraje se empequeñece al lado de dos tótems como Meryl Streep y Phillip Seymour Hoffman, “La duda” posee la suficiente contundencia para ensamblar un discurso fílmico impecable. Quizá más burda en su crítica a la jerarquía eclesial y a su tolerancia con los casos de pederastia en sus filas (este propósito se alcanza con la demoledora “Líbranos del mal” de Amy Berg), lo realmente apreciable del filme se halla en la búsqueda de los protagonistas de una verdad hacia la que dirigir sus existencias. Arrasados por las circunstancias (una madre destrozada), por la tragedia (una religiosa viuda) o por su condición sexual (un cura enmascarado), Shanley nunca presenta una foto de cuerpo entero de sus personajes, sólo les permite formular preguntas dolorosas sin respuesta.

En una “Pietá” inversa, mientras la hermana Beauvier llora y llora las dudas, los azares, las violencias, en suma, mientras llora y llora la vida, parece que el consuelo que busca no se encuentra en las sagradas escrituras, sino en la joven monja que alivia su regazo.

EL JUEGO DEL AHORCADO

Director: Manuel Gómez Pereira
Intérpretes: Clara Lago, Álvaro Cervantes, Abel Folk
Web: http://www.eljuegodelahorcado.com/

Manuel Gómez Pereira abandona a los habituales Yolanda García Serrano y Joaquín Oristrell para adaptar, junto a Salvador García Ruíz (“Mensaka”), la novela de Imma Tubau, “El juego del ahorcado”. Con el reclamo de la abrasadora Clara Lago, la película desarrolla la relación de dos adolescentes marcados por un asesinato. Al igual que uno aprecia la filmografía cómica de Pereira (zozobras de la memoria sentimental), su nuevo filme avanza en el mismo punto muerto con el que comienza.

Cierto que a ratos interesa el “thriller” (a pesar de ese empeño del director de regurgitarnos “flashbacks” explicativos) y que a ninguno de los protagonistas se le debería reprochar nada (Lago, espléndida, Cervantes, correcto), pero a Pereira se le va la mano al retratar las diversas pasiones y dramas del largo. Combinado con el exceso (esas escenas de pareja...), en “El juego del ahorcado” se suceden la monotonía y algún instante de Lago revelándose como el proyecto de gran actriz que intuimos. Eso sí, todo se olvida ante un reproche mayor; después de mostrarnos a un verdadero imbécil (el chico interpretado por Cervantes), no se entiende que Pereira y Tubau le encumbren al hombro izquierdo de Clara Lago.

sábado, 17 de enero de 2009

SIETE ALMAS

Director: Gabriele Muccino
Intérpretes: Will Smith, Rosario Dawson, Woody Harrelson
Web: http://www.sonypicturesreleasing.es/sites/sietealmas/

Will Smith ha "okupado" un lugar inmejorable del cosmos hollywoodiense, una posición a la que sólo se llega reventando taquillas. El ex-“príncipe de Bel-Air” ha protagonizado, de forma consecutiva, cinco taquillazos (de “Yo, robot” a “Hancock”) que le permiten todo tipo de gracietas de "megaestrella": escoger guiones, despedir directores, aumentar su tiempo en pantalla... Gracias a ese “súperpoder”, Gabriele Muccino apareció en su vida. El bueno de Will había visto “L’ultimo bacio”, un pestiño de enormes proporciones, y le gustó tanto, tantísimo, que fichó al italiano para “La búsqueda de la felicidad”. ¿Y qué "major" de Hollywood le iba a decir que no? La primera película del tándem adaptó el caso real de Chris Gardner, un buen hombre que alcanzó su sueño de convertirse en un broker de éxito. Banal y, sobre todo, peligrosa al “verdaderamente” demostrar esa falacia extendida de que "con el esfuerzo, se consigue el éxito", "La busqueda de la felicidad" abrió al actor las puertas de los premios.

Siguiendo esa tortuosa senda, Smith y Muccino vuelven a la carga con “Siete almas”, la historia de un hombre que decide redimirse cambiando la vida de siete extraños. Nadie puede negar que lo más potente de la película (como de casi todas las malas películas) reside en su comienzo: el indicio de una narración en “flashback” y esa violenta conversación con un pobre teleoperador ciego (Woody Harrelson). En cuanto Muccino opta por contar el resto de la historia (“per se” empalagosa) acentuando el drama mediante frases rimbombantes, situaciones estrambóticas y un Will Smith afeitadamente pétreo, el metraje desciende al peor de los infiernos. Engolado, vacuo y, perdonen la saña, aburridísimo, el tiempo empleado en ver “Siete almas” se justifica por Rosario Dawson. Ella, una “moça do corpo dourado” como la chica de Ipanema, da solitario sentido a ciento veintitrés interminables minutos.

REVOLVER

Director: Guy Ritchie
Intérpretes: Jason Statham, Ray Liotta, André Benjamin
Web: http://www.silenziofilms.eu/revolver

A rebufo del último estreno de Guy Ritchie, “Rocknrolla”, una distribuidora española ha decidido lanzar la película inédita anterior: “Revolver”. Proyecto con Luc Besson, el filme acompaña a un ex-presidiario que busca vengarse de su antiguo jefe cuando empieza a darse cuenta de que su vida sigue unas rutinas prefijadas. Con su pátina de un Lynch muy, muy barato, Guy Ritchie trata de rodar un negro con ínfulas y se queda en la petardez absoluta. Deslumbrado por ese Nacho Cano francés llamado Luc Besson, el inglés justifica su memez con unos títulos de crédito vergonzantes.

Alguien debería aclararle a Ritchie & Besson que la ficción se ensalza con más ficción, al igual que David Fincher hizo en “El club de la lucha”. De poco vale tirar de testimonios reales que asienten la trama fantástica de una película horrible. Eso sí, tenemos una suerte: saber antes de entrar a la sala que la siguiente cinta de Ritchie recupera algo de su talento.

sábado, 10 de enero de 2009

MI NOMBRE ES HARVEY MILK

Director: Gus Van Sant
Intérpretes: Sean Penn, Josh Brolin, James Franco
Web: http://www.harveymilk.es/

En la canción “Do you want to”, los rockeros Franz Ferdinand identifican a una tribu urbana con la etiqueta “arty” (en español, equivaldría a los aficionados al “arte y ensayo” o a, terminología moderna, los “gafapastas”). Una perfecta descripción para la pose que asumió Gus Van Sant en sus últimos cuatro filmes. “Gerry”, “Elephant” (Palma de Oro en Cannes, no lo olvidemos), “Last days” y “Paranoid park” alejaban al cineasta estadounidense del cine “mainstream” (ése que exploró con “Descubriendo a Forrester” o “Psycho”) y le devolvían a su cuna. Mediante el estreno de hoy, “Milk”, Van Sant escoge el término medio. No parece un proyecto personal ya que adopta cronologías y formas de un “biopic” al uso, pero tampoco sería justo calificarlo de una claudicación ante los estudios. Más que por su interesante y asombrosa apuesta de (literalmente) fundir imágenes de archivo con la acción, esta rebeldía sale a la superficie a través de la manifiesta admiración del retratista por su retratado y por los tiempos que a éste le tocaron vivir.

Activista homosexual como Harvey Milk, Gus Van Sant rinde tributo a unos hombres que consiguieron escapar de sus vidas secuestradas para hacerse evidentes, para conseguir sus derechos durante un momento convulso de la reciente historia de los Estados Unidos. Sean Penn, muy sobresaliente en la función, ataca las debilidades y las fortalezas de una persona llamada a la labor mesiánica (también lo estuvieron Malcom X o Luther King) desde los púlpitos políticos. De ritmo irregular, de interpretaciones irregulares (pasan un discreto James Franco a un notable Josh Brolin), el filme funciona gracias a la hábil maniobra de sacar la cámara del personaje principal y darnos paso a sus terrenos colindantes: disturbios, fiestas, votaciones… asumiendo hechuras de falso documental. Tras envolver el epílogo en un halo bíblico, gay y setentero, se abandona el documento en pos de una teatralidad que, contradictoriamente, es menor en la opción formal (esa toma shakesperiana, “Julio Cesar” en el horizonte) que en el fondo (sí, créanlo, una persona entró en el ayuntamiento de San Francisco y asesinó a varias personas).

Aunque no sorprenda ni pretenda sorprender, probablemente lo que haga superior a “Milk” frente a otras aventuras de similar tono sea mérito de Gus Van Sant. Así, su decisión de interlazar los setenta con el siglo XXI requiere un esfuerzo titánico (producción, dirección de actores, dirección artística); así, su intención de homenajear a Harvey Milk (aún habiéndole despojado de claroscuros) reafirma un compromiso “folk” (didáctico y artístico a la vez) que derriba Palmas de Oro, léxicos de “arte y ensayo” y “Cobains” de pega.

RESISTENCIA

Director: Edward Zwick
Intérpretes: Daniel Craig, Liev Schreiber, Jamie Bell
Web: http://www.defiancemovie.com/

Alguien que ha creado “Treinta y tantos”, una serie épica sobre personas sobreviviendo la mediana edad, está acostumbrado a heroicidades. El prohombre se llama Edward Zwick y, hasta la fecha, se ha prodigado en la realización de filmes que giran alrededor de personajes capaces de superar las más increíbles dificultades: “Leyendas de pasión”, “En honor a la verdad”, “Estado de sitio”, “El último samurai”... En “Resistencia”, los protagonistas son tres hermanos (interpretados por Daniel Craig, Liev Schreiber y Jamie Bell) que evitaron la muerte de mil judíos a manos de las tropas nazis en la Bielorrusia de la Segunda Gran Guerra.

Con tanto y tan poco variado a sus espaldas, Zwick reitera y reitera su capacidad en la dirección de megaproducciones al servicio del lucimiento de sus actores. Daniel Craig, ya nunca despojado del traje impoluto de James Bond, resuelve la papeleta de manera correcta. Probablemente, siempre recalcando que las películas de Zwick se ven y se olvidan, la barrera del filme se encuentre en su guión, algo habitual en este cineasta. Como buen manufacturador, a Zwick encuentra una novela sobre la vida de estos tres hombres y lo propone a la productora. He aquí la diferencia entre un artesano y un franquiciado, he aquí la diferencia entre (pongamos) “Enemigo a las puertas” y “Resistencia”. Mientras que el primero modela, propone y arriesga en obras memorables (pero no definitivas), el segundo repite y repite un producto clónico (quizá entretenido, podemos admitirlo) para todos los públicos.

CUANDO ELLA ME ENCONTRÓ

Director: Helen Hunt
Intérpretes: Helen Hunt, Bette Midler, Matthew Broderick
Web: http://www.thenshefoundmefilm.com/

En el comienzo de la primera película de Helen Hunt, es imposible no acordarse de Woody Allen. Admiradora confesa del director neoyorquino, incluso trabajó casi gratis en “La maldición del escorpión de Jade”, la actriz arranca su metraje con una infidelidad (como hiciera Allen en “Maridos y mujeres”). April (Hunt), espera tener un hijo con Ben (Matthew Broderick) cuando descubre que éste ha estado acostándose con otra y que la abandona. En medio de ese cruce de caminos, una desconocida, Berenice (Bette Midler), le revela que ella es su verdadera madre y no la mujer que acaba de fallecer.

En medio de esta serie de dilemas (retomar su vida y aceptar a su madre), coloca Hunt a su protagonista. Aunque su carrera se haya enfriado, atisbando un menor recorrido del que le augurábamos en “Mejor, imposible”, a Helen Hunt hay que alabarle el atrevimiento de debutar en la autoría completa de un filme. Sobreponiéndose al “síndrome Debra Winger” (esas actrices de cuarenta años que no encuentran papeles), la intérprete esculpe un cinta amable, con dejes de telefilme, que apoya su principal valía en su presencia. A pesar de la afición al lagrimeo, a pesar de la insufrible Bette Midler, nos reconcilia con Hunt ese epílogo agridulce, esa mujer felizmente sola.

QUARANTINE

Director: John Erik Dowdle
Intérpretes: Jennifer Carpenter, Columbus Short, Jay Hernández
Web: http://movies.filmax.com/quarantine

En ocasiones, realizar un “remake” de una película significa, literalmente, triturarla para el consumo de audiencias foráneas. Estos casos suelen producirse con adaptaciones de largometrajes al gusto estadounidense. Si un chavalote de Texas no quiere ir a ver el taquillazo de la temporada española, no pasa nada: se trasplantan los personajes, las situaciones e incluso las tomas y todos (especialmente el productor, Don Julio Fernández) tan contentos. “Quarantine” serviría como paradigma de esta práctica. Sin nada nuevo que contar, sin nada nuevo que aportar, un mediocre (John Eric Dowle) se dedica a repetir lo que Balagueró y Plaza proponían en su magnífica “REC”. Y, ya no por demérito de Dowle, también se pierden en el camino la bizarría “spaniard”, las teles locales patrias, Manuela Velasco e incontables detalles que serían dolorosos de enumerar.

sábado, 3 de enero de 2009

ROCKNROLLA

Director: Guy Ritchie
Intérpretes: Gerard Butler, Tom Wilkinson, Thandie Newton
Web: http://wwws.warnerbros.es/rocknrolla/

En una escena de “Recuerdos” (1980), el director de cine Sandy Bates (Woody Allen) se enfrenta a una turba de fans fellinianos que le reciben a las puertas de un festival. Además de los autógrafos, los flashes y los abrazos, la multitud “freak” repite: “Sandy, nos encantan tus películas. Especialmente las primeras, las graciosas”. Como le ocurre a Woody Allen (recuerden que evolucionó del “slapstick” de “Toma el dinero y corre” al Bergman de “Interiores”), a Guy Ritchie el público le pide que regrese a sus largometrajes de debut, “Lock & Stock” y “Snatch”. Tras la horrible “Barridos por la marea” y pendiente de estreno en España “Revolver”, el ex-marido de Madonna se reconcilia con su marca de la casa en “Rocknrolla”.
Arranca el filme, escrito por el propio Ritchie, y uno ya sabe que se encuentra en el cosmos del realizador británico: los personajes se presentan en un mosaico “punk” de apuntes biográficos que sirven, a la vez, para apuntalarlos y para ofrecernos pequeños “sketches” del habitual vodevil “noir” al que nos tiene acostumbrados el cineasta. Ensamblada su obra sobre caracteres periféricos, desde el gitano Mickey O’Neil (Brad Pitt) al magnate Uri (Karel Roden), en “Rocknrolla” Ritchie sigue apostando por ese emponzoñamiento del cine negro (la clase alta, la especulación urbanística, la “femme fatale”) con la roña de los barrios bajos (mención especial a los yonquis circenses). En dicha mezcla, casi se trata de enmarronar un “Cardhu” con “Meca-Cola”, halla Richie su fuerza; ahí consigue arremolinar los clásicos norteamericanos (Chandler, Hammet) con el “neo-negro” inglés (de “Asesino implacable” a “Mona Lisa”). Esta capacidad de manipular tradiciones y mover dameros corruptos, gran Tom Wilkinson mediante, conserva el interés de “Rocknrolla” durante sus dos horas de metraje.

Diez años después de su debut, únicamente notan desgaste algunos dejes del cine de Ritchie. Unos poco evidentes, su afición a esbozar personajes y abandonarlos (ejemplo, los productores musicales de “Rocknrolla”); otros más sobresalientes, su reiteración de estilo (se insiste en la “voz en off”, los flashbacks, la BSO, los planos superimpuestos). Terminada “Rocknrolla”, uno tiene la impresión de que sólo Guy Ritchie podría estancar la filmografía de Guy Ritchie. Arriesgar en nuevas formas como hizo Woody Allen (aún siendo éstas muy fallidas, sufran “Barridos por la marea”), parece el solitario camino para asentar una obra memorable. En cambio, optar por convertirla en una repetición de sí misma conlleva dos maldiciones: el aplauso efímero y el olvido perenne.

CUESTIÓN DE HONOR

Director: Gavin O’ Connor
Intérpretes: Edward Norton, Collin Farrell, Jon Voight
Web: http://www.prideandglorymovie.com/

La espléndida “Tumbleweeds” fue la primera y última semilla que Gavin O’Connor plantó en España de su talento como director y guionista. Han transcurrido casi diez años y, la verdad, de aquella historia maternofilial, cercana a “Alicia ya no vive aquí” de Scorsese, se esperaba que germinase una filmografía más amplia que la producida por el realizador hasta la fecha. También alrededor de una familia, en este caso de policías, desarrolla su acción “Cuestión de honor”. Pero, antes que el nombre de O’Connor o su temática, llama la atención en el cartel la participación de cuatro actores de serie “A”: Edward Norton, Collin Farrell, Jon Voight y Noah Emmerich.

En la línea argumental de producciones del Hollywood reciente (la oscarizada “Infiltrados” o la esencial “La noche es nuestra”), el filme rasca la superficie de una estirpe policial desenclaustrando un mundo sórdido de engaños y traiciones. Demuestra el largometraje (de nuevo) que es muy difícil que un guión bien construido y bien interpretado decepcione; el “tour de force” entre Voight y Norton, aderezado con Collin Farrell (muchos le subestimamos), basta a O’Connor para carburar los ciento veinte minutos de “Cuestión de honor”. Queda, desgraciadamente, la sensación de que las cosas podrían haber salido mejor. Quizá sea porque el texto no deja nada a la sugerencia (O’Connor apuesta por lo manifiesto y se aleja del género: la inculpación del buen polícia, los asesinatos de la banda latina...); quizá sea porque está rodada con mínimo brío (hay escenas apoyadas exclusivamente en los actores) o quizá sea, mea culpa, por una cierta saturación de este tipo de películas. El hecho es que, cuando finaliza “Cuestión de honor”, uno no alcanza a decidir si ha visto una película correcta o una película que podría haber sido.