sábado, 27 de junio de 2009

EL CAZADOR

"El cazador" esculpe a balazos una tragedia en tres actos. La felicidad de una boda. El drama de una guerra. La amargura del regreso. Esas estaciones de paso recorre la obra maestra de Michael Cimino que LA NUEVA ESPAÑA ofrece a sus lectores mañana, sábado, por 4,95 euros más el cupón de descuento que se incluye en el periódico del día. Dentro de la colección De Niro-Pacino, "El cazador" alberga el trabajo de un Robert De Niro hermético y desesperado; un actor que, ausentes las palabras, se abandona al dolor.

DIOS BENDIGA AMÉRICA

La quietud mortecina de un pueblo minero (sonidos de fábrica, silencios de derrota) abre los inmensos títulos de "El cazador" a las sombras. Sabemos rápidamente lo que Michael Cimino quiere hacer y, con su meticulosidad de pintor costumbrista, le dejamos. Como David Attenborough en un documental de "Nacional Geographic", permitimos que Cimino nos arrastre por los ritos que envuelven a una boda de dos mamíferos en el Medio Oeste norteamericano. Otorga el cineasta tiempo al tiempo y, poco más que con un "sí, quiero" (ahí hay planos largos, ahí hay miradas encubiertas, ahí hay violencia manifiesta), casa en la salud y en la enfermedad a Ángela y Steven (John Savage).

Alrededor de ellos se mueve un cosmos obrero, un cosmos de clase baja a punto de reventar como predicen dos mínimas gotas de vino malditas en el vestido de la novia. Tambaleándose contra amigos y enemigos (una mención a John Cazale, actor añorado), Michael (Robert De Niro) y Nick (Christopher Walken) no sólo se preparan para encarar la guerra de Vietnam, sino para decidir quién va a poseer el cuerpo de Linda (Meryl Streep), una mujer que aguarda a que alguien se la lleve de ese pueblo rastrero, de ese padre miserable.

Pero antes de ir a la batalla exprimen los días de gloria en una cacería de ciervos, en borracheras inconscientes, en disparos que comienzan a erosionar la inocencia de la (su) naturaleza. Cerca, demasiado cerca, se encuentra un país asiático a exterminar, enfrentado a la patria, a la Religión americana, a las barras y estrellas, al “american dream”, justo las verdades sobre las que nunca más podrá sostenerse su futuro, justo las verdades que Vietnam se encargará de derrumbar.

Implosionando la metafísica de "Apocalypse Now", Cimino disecciona la guerra en espacios estancos que muestran el acantilado previo a la locura. En el campo de concentración donde acaban nuestros tres personajes la ruleta rusa siempre mata. A cada disparo, aún huérfano de bala, la distancia entre la realidad y la esquizofrenia se estrecha y se empapa una en la otra y se mezclan ambas en un río plagado de ratas y en un hospital de campaña lleno de lisiados y, de pronto, uno ya no se habita a sí mismo.

De los protagonistas, únicamente Michael (Robert De Niro) se atreve a sufrir el lugar al que debe regresar. Cimino retrata su vuelta con una maestría inusitada: todo, siendo igual, no es igual. Continúa la fábrica, los amigos que le esperan, la mujer a la que quiere... y, en medio él se desploma, sin dirección, con un solitario horizonte, rescate inevitable (promesa de hombres), al que dirigirse. En ese momento, Cimino y su equipo (de justicia nombrar al gran Vilmos Zsigmond y a la dirección artística de Hobbs & Swados) han ensombrecido el mosaico inicial, brillante de “El cazador” hasta despojarlo de certezas, convirtiendo las existencias de sus personajes en una puta mentira. Cantan entonces "God bless America" ("Dios bendiga a América") y parece que Dios se haya olvidado de su misericordia infinita y de su América querida y de sus hijos desamparados, aquéllos que rodean una mesa desbordada de vacío.

ENTREVISTA CON VERÓNICA FORQUÉ

Sobre Manolo Iborra, en pdf aquí: http://tinyurl.com/o8mjdw

domingo, 21 de junio de 2009

¿HACEMOS UNA PORNO?

Director: Kevin Smith
Intérpretes: Seth Rogen, Elizabeth Banks, Traci Lords
Web: http://www.zackandmiri.com/



Sólo me hace gracia Kevin Smith cuando no se empeña en ser gracioso. Sus comedias híperreflexivas ("Jay y Silent Bob", "Dogma"), infestadas de gags autistas, diálogos cachondos (en el guión) o personajes "a priori", me aburren tanto como los dramas kazajos. En cambio, si se acerca a la realidad norteamericana que conoce (los suburbios de las ciudades, los apartamentos "arty", los "malls" del extrarradio) y la retrata, Smith no necesita otra fórmula.

"Todo el mundo quiere ver a cualquiera follar. Odio a Rosie O'Donell, pero si alguien me dijese "Tengo una cinta con Rosie O'Donell follando a lo loco", yo le diría "¿Por que cojones no la estamos viendo ya?"". Con este estupendo razonamiento le propone Zack (Seth Rogen) a su amiga Miri (Elizabeth Banks) realizar un porno "amateur". Sus deudas desaparecerían: mínima inversión, máxima rentabilidad. En los minutos que nos chisca con su "cine dentro del cine (guarro)", "¿Hacemos una porno?" proporciona un rato de media sonrisa bizarra mientras muestra ese cine de guerrilla que permite a cualquiera emitir unos fotogramas (interraciales, orgíasticos, parafílicos) en, hoy, la Red. Parece lógico que, entre el porno aficionado y la clase media-baja estadounidense, en el momento que la cosa se pierde en una peli romántica al uso, perdamos nosotros también el interés.

OBSESIONADA

Director: Steve Shill
Intérpretes: Idrís Elba, Beyoncé Knowles, Ali Larter
Web: http://www.sonypicturesreleasing.es/sites/obsesionada/



Hay un subgénero que, incrédulos nosotros, considerábamos extinguido en los noventa: el "thriller" erótico-festivo. Sí, saben a qué me refiero; en diferente escala de calidad: "Atracción fatal", "Mujer blanca soltera busca", "La mano que mece la cuna" o, cambiando roles, "Falsa seducción". En 2002, con "Fanática", intuimos que podría revivir. Como el Drácula de "Los ritos satánicos de Drácula", rescatado del infierno por un culto demoníaco, el subgénero emerge con "Obsesionada".

Un aviso previo: si han visto el trailer, denla por bien disfrutada. Y a aquellos que se acerquen al cine, sin duda impulsados por la presencia del majísimo trío protagonista, les diría que han perdido el mismo tiempo de vida que yo. 108 minutos de situaciones sonrojantes (uno no se cree que haya llegado a número 1 de taquilla en USA) y de escenas con el "subidito" (dos, por hacer recuento de algo). Se lo aseguro: el espectáculo "camp" final de la Beyoncé y la Larter formará parte de algún programa humorístico.

CORAZÓN DE TINTA

Director: Iain Softley
Intérpretes: Brendan Fraser, Paul Bettany, Helen Mirren
Web: http://www.inkheartmovie.com/



Antes de "Corazón de tinta", repasando en IMDB la filmografía de Iain Softley, uno se da cuenta que ninguna de sus películas le han decepcionado. Tampoco, cierto es, ninguna de ellas le ha entusiasmado: "Backbeat", "K-PAX", "Hackers"... Ahora toca la adaptación del best-seller infantil de Cornelia Funke y, a pesar de haber sufrido "Eragon" o "Las crónicas de Narnia", a uno le apetece el nuevo trabajo de Softley.

Y no lo duda el realizador inglés, casi sin dejar los créditos atrás, una voz en off comienza a estructurar el relato. “Mo” Folchart (Brendan Fraser) guarda un secreto a su hija: con tan sólo leerlos, es capaz de traer al mundo real a los personajes de los cuentos ¿El único problema? Que a la vez que ellos entran en la realidad, alguna persona es tragada por la ficción. Por eso, los dos protagonistas buscan una copia de "Corazón de tinta" en la que está atrapada su madre. Al igual que en bastantes ocasiones (demasiadas) nos asombramos de enormes producciones de fantasía que envuelven la nada, aquí molesta lo contrario: una baja producción que nos deja con planos cortos, escenarios limitados y poca monumentalidad. Pero Softley dispara bien sus balas: secundarios robustos (Bettany, Broadbent, Mirren), una historia muy correcta (incluso, en su liviandad, se permite jugar a la metaliteratura) y fantástica honestidad.

lunes, 15 de junio de 2009

CLEANER

Director: Renny Harlin
Intérpretes: Samuel L. Jackson, Ed Harris, Eva Mendes



A primera vista, “Cleaner” posee todos los elementos necesarios de una buena película de cine negro. Un reparto solidísimo: Samuel L. Jackson (en un papel anterior a la gigantesca majadería titulada “Protegidos por su enemigo”), Ed Harris, Eva Mendes (¿existen actrices de ese magnetismo?) y un descubrimiento: Keke Palmer; los arquetipos justos: el mediocre ex - policía, la “femme fatale”, el amigo confidente; y un director aceptable, Renny Harlin (sí, sé que es una opinión muy personal).

En el arranque, el filme hace justicia a las expectativas. Alguien tiene que limpiar lo que queda de nosotros cuando morimos y ese rutinario devenir de lejías, decapantes ¡y Listerine! se transforma bruscamente en el encubrimiento de un crimen. Jackson sostiene a su personaje (una pena: sólo se ofrecen indicios de una vertiente interesante, su obsesión convulsiva), acechado por las sospechas y la policía. Pero, una vez ensamblado el planteamiento, el guión comienza a deslavazarse alrededor de escenas inconexas. Esto empuja a Harlin a no plantear una serie de personajes completos jamás. Por mucho que se esfuercen los cuatro actores, siempre da la impresión de que algo falta en el desarrollo que el guionista o el director debería contarnos. Incluso, en cierto momento de la película (tan desconectados andamos que pensamos teorías conspirativas), sospechamos que ha sido “re – montada” por el estudio. Lógicamente, el desenlace (con un Harris desatado) nos deja fríos: nadie nos ha acompañado hasta allí, ya no nos importa nada “Cleaner”.

martes, 9 de junio de 2009

LOS MUNDOS DE CORALINE

Director: Henry Selick
Web: http://www.coraline.com/



Como antes J. M. Barrie, Lewis Carrol o Fernández Flórez, Henry Selick equipara la realidad con un gigantesco palimpsesto en el que se adivinan huellas subterráneas de mundos paralelos. En "Pesadilla antes de Navidad", levantaba un pueblo fantasmal repleto de personajes de cuento. En "James y el melocotón gigante", un tallo mágico del que germinaban fantasías y posibilidades extrañas a un hogar miserable. Hoy, en “Los mundos de Coraline” busca un espacio alternativo en el que una niña reviente su infancia ánonima, un espacio en el que ella adopte el papel protagonista.

Durante la era digital, reconcilia (quizá esto sea producto de una añoranza viejuna) con el Cine (mayúsculas) el obstinado “re-regreso” de Selick a rutinas olvidadas como la "stop-motion". La espectacular (a la vez, tenebrosa autopsia de juguete) escena inicial, recobra los carriles por los que Ray Harryhausen movía a sus dinosaurios de "Hace un millón de años" o al Kraken de "Furia de titanes". Eso sí, lo que diferencia a esta "Coraline" de los emocionantes trucos del pionero es que avanza un poco más allá de la aventura (ésta amplificada, además, con efectos 3D) y cruza el espejo con todos sus puñeteros daños colaterales. Así, sería un error etiquetar al filme de Selick dentro de los cuentos infantiles de final feliz, dentro de las películas a las que llevamos a los niños para que se rían un poco. Aquello que Gilliam intuyó (con mal tiento) en "Tideland", el creador norteamericano lo perfecciona con una brillantez inusitada y nos introduce en la (maldita y maravillosa, luminosa y sombría) casa de chocolate de Hansel y Gretel. Sabe el director que las pesadillas forman una dialéctica potentísima con los sueños (¿funcionan unas sin otros?) y crea personajes terriblemente ambivalentes que sustenten esta revelación: un niño escondido bajo un tríclope o una sangrienta araña mimetizada desde una encantadora madre.

"Cuidado con lo que deseas", avisa el cartel norteamericano del filme. Esa puerta cuadrangular, mínima, que permite traspasar el espejo y escapar de un mundo monótono (mundo real, al cabo), no contiene las apasionantes aventuras de Peter Pan. Allí se arrastran sueños al abismo donde, rendida la fantasía, acaban transformados en pesadillas.

lunes, 1 de junio de 2009

MEJORAR LO PEOR


No podría ir a peor...

En una de las míticas sesiones de la mítica grabación del mítico LP de los Beatles “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, Paul McCartney llegó al estudio con una nueva canción, “Getting better” (“Está mejorando”). Al mejor estilo del mejor Paul (mi reverencia), un punteo repetido y un estribillo luminoso (“Está mejorando cada vez más”) abrían una canción magistral. Justo lo que atrajo a John hacia ella. “Está mejorando cada vez más”, repetía el optimismo del bajista. Entonces, el pesimismo de Lennon añadió el contrapunto perfecto en forma de coros: “Tampoco podría ir a peor”. Sin quererlo, Lennon y McCartney estaban describiendo perfectamente la situación actual del Real Madrid.

Está mejorando cada vez más. A pesar de que la historia del Madrid se nutra de acontecimientos bizarros (el fichaje de Petkovic, Toñin el torero, Juanito Navarro, la tocada de Michel), la retirada de la demanda del candidato “freak”, Eduardo García, contra el club es una buena noticia. También alegra que Florentino no se lance (ya lo hizo con Figo) a la Anunciación de la venida de fichajes incomparables. De momento, sólo ha hablado de intenciones muy coherentes: buscar el talento allá donde esté, potenciar la cantera y, menos mal, dotar a la institución de un blindaje suficiente para sobrevivir a “intereses particulares”. Es decir, fortalecer al club para que no volvamos a sufrir a humanos como Ramón Calderón o Vicente Boluda.

Tampoco podría ir peor. El miércoles pasado, mientras la policía registraba las oficinas del Bernabeu en busca de algún documento de Ramón Calderón, los trabajadores del club se lamentaban: “el Barça, en el Olímpico de Roma y la policía, en el Bernabeu”. En la reunión digital de los Beatles, la canción “Free as a bird”, recitaban “¿qué pasó con la vida que conocíamos?”. Eso nos preguntamos al observar al club madridista en esta época, justo cuando los barcelonistas han alcanzado un éxtasis tal que sus pupilas se han evaporado como las del maestro de “Kung-Fú”.

Al presente del Madrid le ocurre lo mismo que al futuro de “Terminator”: si queremos mejorarlo, debemos trastocar el pasado. Necesitamos estructurar una plantilla

PRESENCIAS EXTRAÑAS

Directores: Charles & Thomas Guard
Intérpretes: Emily Browning, Elisabeth Banks, David Strathairn
Web: http://www.uninvitedmovie.com/



En los cincuenta surgió un fenómeno desconocido: las “teen-movies” (“películas para adolescentes”). Nunca antes esa franja de seres humanos había poseído el suficiente dinero como para, primero, definirse como tal (“adolescente”, esa reciente construcción) y, segundo, poder acudir al cine. De ahí que pioneros (con toda la intención utilizo esta palabra) norteamericanos (William Castle, Roger Corman,…) aprovechasen la oportunidad y facturasen (con toda la intención utilizo esta palabra) productos adecuados a un público virgen: baratijas de terror, de aventuras, de rebeldes,… al servicio de programas dobles y de emociones nuevas.

Trasmutando los años y la audiencia (ha cambiado el presupuesto, han cambiado los cines, ha cambiado la capacidad de sorpresa), “Presencias extrañas” trata de ejercitar un juego de sustos e intrigas apoyado en una serie de actores jóvenes y alguna presencia respetable (David Straithaim). Como ya hizo “Disturbia” con “La ventana indiscreta”, este filme trata de triturar elementos de miedos hiperconocidos con intérpretes salados, formando una masa lo suficientemente digerible en los estómagos poco ejercitados de los chiquillos que vayan a verla. Al resto de personal ni siquiera la lozana Elisabeth Banks, ni siquiera las vueltas de su tramposo final, nos servirían si intentamos recordarla.