domingo, 28 de febrero de 2010

UN PROFETA

Director: Jacques Audiard
Intérpretes: Tahar Rahim, Niels Arestrup, Gilles Cohen
Web: http://www.un-prophete-lefilm.com/



En “Cosecha roja”, Dashiell Hammett colocaba a un detective, a un ser nadie, en medio de una guerra entre cuatro bandas mafiosas. Este esquema, repetido en películas tan diferentes como “Yojimbo” de Kurosawa o “Muerte entre las flores” de los hermanos Coen, es adoptado en “Un profeta” por otro adicto a héroes ambivalentes y a tiempos convulsos, Jacques Audiard. Ya en su magistral “Un héroe muy discreto” (1996), el realizador galo creó a un hombre vacío que se rellenaba de ficciones y terminaba convirtiéndose en una referencia de la Resistencia francesa. “Las vidas más bellas son las que nos inventamos”, afirmaba el héroe discreto, Albert Dehousse, durante uno de los arranques cinematográficos más lúcidos de las últimas décadas. De la misma forma, el “profeta” de su nueva cinta, Malik (Tahar Rahim), se inventa una vida al arribar (nunca se resolverá por qué motivos) a prisión.

A este ser nadie, a este pobre marroquí analfabeto (uno de los muchos signos proféticos que se reiteran a lo largo del metraje), un encargo mafioso le descubre la realidad carcelaria, justo el detonante que nos mostraba la ciudad de Poisonville de “Cosecha roja” en su verdadera esencia, cruel y sanguinaria. Audiard, en dos horas y media (quizá lo único excesivo del filme), desarrolla un “noir” bellísimo. Sin efectismos y con una violencia medida, exacta, el ascenso al poder de Malik es narrado con los claroscuros de quien sabe hacer cine negro con talento único (recordemos la previa “De latir, mi corazón se ha parado”). No refulge el esplendor cocainómano de “El precio del poder”, no asoma la denuncia social de “La fuga de Alcatraz”, se centra el largometraje en la inmersión “objetiva” del espectador en las celdas (duelen algunos planos dentro del presidio) y en los vínculos emocionales que utiliza el “profeta” en su escalada: la relación paternofilial, edípica, con un “capo” italiano (imponente Niels Arestrup); la guía a su compañero enfermo o la manipulación religiosa de la mafia árabe en prisión. Ganadora del gran premio del jurado en Cannes y nominada al Oscar, la película de Audiard se añade con equidad profética a la lista de títulos imprescindibles de la temporada.

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