lunes, 21 de marzo de 2011

¡NOSOTROS SE LA PASAMOS A FORLÁN!



En el fondo, los madridistas somos unos bellos ángeles sin alas, como el gran Michael Landon de “Autopista hacia el cielo”. Cabestros, ¿han olvidado esa serie bizarra de los ochenta? En ella, el ex – protagonista de “La casa de la pradera” (y su careto beato), daba vida a un ser celestial que echaba una manica sobrenatural allí donde la requiriesen (en contraprestación de regresar al cielo cuanto antes, claro). Los blancos vamos de ese palo. ¿Que creemos que el diabólico Roures machaca a nuestros jugadores con los horarios? Ahí aparecen nuestro entrenador y nuestro presidente, todos a una, criticando la labor del magnate de La Sexta. ¿Que sentimos que Sergio Ramos anda demasiado solo y nos interesa que se líe con buenas chavalas? Pues ahí le colocamos a Lara Álvarez, a pie de campo, para que el bueno de Sergio se deje querer.

Ay, ¿recuerdan cuando el ángel Jonathan demostraba a un rico que era mejor gastar su dinero en los necesitados que en putucas? ¿Y cuando su amigo Mark, el barbas, se metía en los sueños del personal? En eso pensamos al enterarnos del caso de Forlán: hay que reconducir esa situación. Al pobre hombre ¡sus propios compañeros no le pasan el balón! Uno se imagina a Reyes en el vestuario soltando indirectas del estilo de aquel monólogo de Gila (“¡Alguien sobra y no me gusta señalar!”). Malditos cerdos. Nosotros queremos ser los ángeles de Diego. Porque esta injusticia no puede ocurrir, especialmente en un filial nuestro como el Atlético, que lleva regalándonos puntos desde tiempos inmemoriales. Nuestros jugadores deberían de haber recibido la orden de darle algún baloncito, a ver si conseguía marcar y remontar su masacrada estima. ¿Ese despeje en falso de Pepe que aterrizó en los pies del delantero atlético? Lo entendemos, portugués loco. ¿Ese salto que no dio Carvalho? Perfecto, maestro.

Bendito sea Forlán, al final le cambiaron y le cayó una pitada de la afición atlética, siempre tan señorial (“Cristiano, muérete” y “Marcelo es un mono” fueron sus himnos-basura). Una vez terminado el partido descubrimos que, Michael Landon lo sabía, no tenemos descanso: todavía hay gente a la que ayudar. El primero, Quique Sánchez Flores, que se quedó tranquilo rajando del arbitraje de Teixeira (“Sería conveniente que no nos volviese a pitar”). No se preocupe el entrenador atlético; con nuestros superpoderes celestiales, conseguiremos que llegue el día en el que él elija qué árbitros le pitan y le eviten baños (y cagadas de De Gea) como el del sábado.

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