Director: Andrew Stanton
Web: http://disney.go.com/disneypictures/wall-e/
“Presto”, el corto que precede a “Wall-E”, anticipa las intenciones del estreno robótico de la factoría Disney: apropiarse de un medio nuevo (animación 3D) para reivindicar la potencia del lenguaje clásico. En este aperitivo de cinco minutos, los creadores de Pixar se sacan de la chistera el espíritu de Chuck Jones (“Looney tunes”) y surge una rítmica sucesión (por mucho que aparente desbocada) de “gags” entre un conejo (quizá “Bugs Bunny”) y su dueño, un mago idiota (quizá “Elmer J. Fudd”).
Títulos de crédito “á la Warner” despiden a su telonero, comienza “Wall-E” en silencio. El mutismo funerario de un mundo abandonado acompaña al trozo de tecnología por calles vacías mientras recoge basura y la transforma en basílicas sin culto. Homenaje a los grandes del “sci-fi” (Bradbury, K. Dick, Matheson), el arranque, uno de los más deslumbrantes de la década, no se detiene. Embebido en su hechizo de píxel mudo, el posterior “affaire” metálico recupera al mejor Chaplin, ése que en el final de “Luces de ciudad” entornaba la mirada para revelarse ante su amada. Hoy le imita nuestro chiquillo de hierro y su “humanidad” desborda (mismas armas, misma emoción) el lienzo.
Con menor acierto (¿quién conseguiría mantener su primera media hora?), la segunda parte del largometraje reorienta su sombrío discurso hacia Disney. Aventuras al rescate de un vegetal salvador y guiños a Asimov o Huxley demuestran el impagable compromiso de “Wall-E” con el entretenimiento pero no poseen el calado de inicio, aún profetizando un terrible futuro obeso. Probablemente por esa razón los pipiolos colindantes disfruten bastante más. Bueno, de eso se trata, ¿o no?
PRESTO (2008)
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