sábado, 21 de junio de 2008

MARGOT Y LA BODA

Director: Noah Baumbach
Intérpretes: Nicole Kidman, Jennifer Jason Leigh, Jack Black
Web: http://www.margotatthewedding.com/

La familia y sus claroscuros articulan el núcleo argumental de una generación de novísimos cineastas norteamericanos; Wes Anderson (“Los Tenembaums”), Tamra Jenkins (“La familia Savages”), Sofía Coppola (“Las vírgenes suicidas”)... y, por supuesto, Noah Baumbach. Una vez diseccionada su propia familia en “Una historia de Brooklyn”, notabilísimo debut, el director estadounidense deshoja las relaciones entre una mujer, Margot (Nicole Kidman), y diversos miembros de su raza (especialmente, su hijo) durante la boda de su hermana.

Existe, más que una conciencia “indie” (y por mucho que sus bandas sonoras les emparenten con esa tendencia), un indiscutible parentesco de estos creadores con el cine europeo pretérito. Mientras que en el viejo continente la experimentación reciente se diluye (demasiadas ocasiones) en lo formal, en USA se producen golpetazos literarios como la ya referida “La familia Savages” o esta “Margot y la boda” que piden a los espectadores europeos una mayor estima hacia trabajos que podrían firmar Truffaut, Bergman, Passolini o, en el caso de hoy, Rohmer. Baumbach y sus actores (sin excepción, incluso Jack Black disimula excesos) desnudan a las hermanas protagonistas (Kidman, una neurótica infantiloide; Jason Leigh, una pasiva agresiva) y las encaran a una multitud extraña que representa violencia (esos vecinos salvajes) y miseria (el amante de Kidman). En las ausencias presentes de las dos mujeres (ahí el marido perfecto y, paradójicamente, rechazado por Margot; ahí la madre y una tercera hermana fuera de campo) se encuentra lo más interesante de “Margot y la boda”. Ellas y ellos, los que están y los que no están, dan el alrededor necesario para enfocar al complejo (confesémoslo: en ocasiones, marciano) personaje principal y sus relaciones familiares. En medio de una confusión cuasipsicótica de roles (madre-amiga-hermana-amante) y viajes circulares, una Nicole Kidman adulta y jadeante, ¿habrá hallado su camino?, cierra la segunda película de Noah Baumbach en brazos de su chiquillo. Sin la solidez de “Una historia de Brooklyn” (en aquel metraje, cada acorde dolía por algo), “Margot y la boda” confirma una filmografía coherente, euronorteamericana, empeñada en dibujar seres humanos.

No hay comentarios: