Director: Martin McDonagh
Intérpretes: Brendan Gleeson, Collin Farrell, Ralph Fiennes
Web: http://www.escondidosenbrujas.es/
Curiosamente, en la cartelera española conviven dos películas inversamente proporcionales. “Los cronocrímenes”, un guión sagaz placado por unas interpretaciones endebles; y “Escondidos en Brujas”, unas interpretaciones destacables diluidas en un guión mediocre. Siendo justos, la segunda película de Martin McDonagh valdría como correcto mediometraje. En él, podríamos habernos adentrado en la escapada de dos asesinos profesionales, Ken (Brendan Gleeson) y Ray (Collin Farell), hacia una ciudad tranquila donde esconderse tras haber eliminado a un objetivo y, por accidente, también a un niño. Historia de remordimientos y oportunidades perdidas, entonces el filme sólo rechinaría por un impresentable regodeo en la víscera, recurso fácil y, peor, fácilmente evitable. Collin Farell, emparentado al Terry de “El sueño de Casandra”, consigue dar la réplica al inmenso Breendan Gleeson en un continuo “dejá vú” por las calles de Brujas (todos los secundarios incurren en la acción con efecto visible) que termina alrededor de un Ralph Fiennes poco comprometido con su papel.
Si echamos cuentas, únicamente cincuenta minutos merecen la pena de “Escondidos en Brujas”. En el resto, y quizá tratando de mimetizar los cuadros de El Bosco, McDonagh esboza un montón de personajes surreales que rechinan, que no encuentran nunca su sitio y que, importantísimo, estiran (muy) excesivamente el metraje. ¿Qué quiere contar sobre su personaje enano? ¿Funcionan más allá de paupérrimos artilugios ese imbécil tuerto o el tejano antitabaco? Son, en suma, un montón de agregados que asfixian, en un mismo error recurrente, lo aprovechable de la película.
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