Joan Baez en el Festival de Segovia, 29-07-2008. © José Errasti
Menuda y “hippie”, etérea y reivindicativa, Joan Baez (Nueva York, 1941) cerró el martes su minigira española en el Alcázar de Segovia ante un aforo completo de cuatrocientas personas. Tras su paso por el Palau de la música barcelonés, la cantante estadounidense recordó sus grandes éxitos combinándolos con composiciones de su nuevo disco, “The day after tomorrow”, producido por el gran Steve Earle y de próxima aparición.
Al escuchar la (todavía) potentísima voz de Baez queda de manifiesto que, en el folk, la vejez no es un problema. Ni en el “blues”, ni en el rock, ni en el flamenco... sólo el pop entiende de edades (evitemos los ejemplos). Por eso, “Gracias a la vida” o “El preso número nueve” o “Sweet sir Gallahad” se grabaron en los muros del monumento segoviano con emoción y dignidad. Pero probablemente el momento central de la noche fue la revisitación de “Diamonds and rust”, su melancólico poema de amor a Dylan. Presente en todo el repertorio (Baez atacó también “With God on our side” y “Love is a four-letter word”), el nombre de Bob Dylan resonó fantasmagórico cuando la artista cambió el verso “Diez años atrás/ te traje unas flores” por “Cuarenta años atrás/ te traje unas flores”. Los sesenta, contradictoriamente, se materializaron entonces cercanos (Baez estaba ahí enfrente) y cada vez más lejanos. Aplaude el auditorio ya durante los últimos acordes y ella mira a sabe dios dónde, como si aquella época se le escapase de las manos.
A pesar de alguna intromisión poco acertada (versión de “Wonderful World” e “Imagine”) y de un público rígido que se desembarazó de corsés en los bises, Baez conserva ese encanto místico que le permite atrapar a su audiencia con nuevas canciones (impecables “The day after tomorrow” y “Christmas in Washington”) sin que el concierto se resienta. Sonriente y pequeñita, acaba Joan su actuación en “The ballad of Sacco & Vanzetti” y, asistentes en pie, es imposible olvidar que se cumplen cincuenta años de su debut en un escenario. Con ella, Woody Guthrie, Martin Luther King, Bob Dylan, Pete Seeger, John Lennon, Steve Earle,... abandonan las luces de neón hacia el camerino.
Escrito con Antonio Rico (antoniorico.blogspot.com)
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