sábado, 17 de octubre de 2009

LA HUÉRFANA

Director: Jaume Collet-Serra.
Intérpretes: Vera Fermiga, Peter Sarsgaard, Jimmy Bennett
Web: http://wwws.warnerbros.es/orphan/



Jaume Serra Collet sabe lo que quiere. A los dieciocho años se embarcó en la aventura de instalarse en los Ángeles buscando una industria cinematográfica que, declaraciones suyas, "en España, no existe". Su concepción del cine como espectáculo de masas (nada lejana a la de tantos y tantos pioneros, arrancando por los Meliés o Griffith) merece ese respeto que, en automático, se concede a cualquier "auteur" que reclama la obra artística definitiva en su primer detrito filmado. De todos modos, en paralelo a su explícita (y, repito, respetable) declaración de intenciones, el juicio de sus obras se debería regir por los mismos estándares que su filosofía de mercado cinematográfico impone. Por tanto, no se consigue ver méritos a "Casa de cera" o a "Gol 2" más allá de pobres productos de consumo dirigidos a públicos específicos ("teenagers" o futboleros). En "La huérfana", aún conservando los pros y contras del “market-cinema”, sí permanece un poso de hacia donde, una vez “comprado” el control del montaje final (esa quimera), se podría dirigir la filmografía de Serra-Collet.

Porque dentro de un producto correctamente manufacturado (sugiere metafísica y termina en metamedicina), hallamos detalles de un (cierto) empaque. A pesar de una extrema Isabelle Fuhrman y gracias a una adecuada Vera Farmiga, los tintes psicoanalíticos y el hábil manejo de los terrores inherentes a la adopción de "La huérfana" la salvan de sus obviedades y deshonestidades. Interesa, por encima del rutinario suspense, esa aproximación al "neo-hitchcockiano" (resumiendo, De Palma y compañía), a los miedos globalizados y al doble con los que Serra-Collet adorna el metraje. Deudora de "En nombre de Caín" antes que de "Vestida para matar", "La huérfana" resiste a la anterior producción del cineasta catalán pero su final trilero nos deja deseosos de una contradicción: un filme que mostrase aristas (aquí, sólo se sugieren en la relación padre-hija) que el cine industrial no consiente.

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