lunes, 4 de enero de 2010

ANDREÍTA, EL POLLO Y EL BARÇA


Belén Esteban y el Barça... vidas paralelas...

En una disrupción espaciotemporal que podría transformar nuestro universo infinito en Riosa, el sábado el Barcelona-Villarreal coincidió con un especial de María Teresa Campos sobre Belén Esteban. Mientras Iniesta certificaba su bajón de juego, José Manuel Parada (y su barba “realperoqueparecepostiza”) se dedicaba a machacar a “Jezulín”. Corría la pacona rubia saliendo de “Ambiciones” y corría Escudero hacia la portería de Valdés. Gritaba Belén “¡¡¡Andreíta, cómete el pollo!!!” cuando Emery se desgañitaba ante el último remate de Rossi, salvado por Puyol.

El Barça es muy aficionado a utilizar los manejos de la prensa del corazón si se trata de vender sus logros. El espectáculo previo, con esas seis copas (¿son seis o tres más tres?) entre la nebulosa y esa mercadotecnia de jugadores “empasillados”, requería de una mesa de tertulianos comentando el chaleco de Guardiola, el corte de pelo de Piqué o los aplausos desacompasados de Iniesta y de un servicio de SMS para votar qué copa nos mola. Como manda el periodismo rosa, no dejes que la realidad te fastidie una buena celebración (incluso Guardiola declaró tras el encuentro, no se rían, “este empate nos hace más fuertes”). Lo que vimos en el partido contra el Villarreal pulsa perfectamente el momento actual del equipo: una defensa desarmada por las tres sustituciones en ataque de Valverde (Escudero, Rossi y Eguren); un Busquets deslavazado, cansado; y un Henry tan dependiente de la suerte que asusta. Y además, como un montaje de famosillos de medio pelo, dan asquete los manoseos de González Vázquez al Barça: dos penalties no señalados (Alves a Marcano, Puyol a Nilmar) y una infinita paciencia al enseñar tarjetas al blaugrana. Suena a la chunguez “Soy un tsunami” de Karmele que Ibrahimovic chifle al final o que Xavi se queje del arbitraje del gallego.

No nos olvidemos: este Barcelona vive en paralelo a la Esteban. Irrumpió en escena con esa puesta en escena chusca del que no está acostumbrado a los flashes y, ahora, varias cirugías mediante, intenta mostrarse como la clase alta del fútbol (siendo solamente un nuevo rico). Cierto, ha sido el mejor equipo la temporada pasada pero ese es un mérito que puede no repetirse en ésta y que, aún más importante, no marca ni el principio ni el fin de la historia futbolística, pervirtiendo el título de Fukuyama.

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