sábado, 16 de abril de 2011

CARTAS A DIOS

Director: Eric-Emmanuel Schmitt
Intérpretes: Michele Lároque, Amira Casar, Max Von Sydow
Web: http://www.wildbunch-distribution.com/site/oscardamerose/



La distribuidora Karma Films se ha currado (y muy bien) el liderazgo en un segmento complicado del mercado audiovisual español: el cine religioso. Nuevos lanzamientos (el documental “La última cima”, un inesperado éxito en España, o “Blood money”) y estimables recuperaciones (“Therese” de Alain Cavalier); la iniciativa de estrenar celuloide y, especialmente, en el momento que nos encontramos, resulta siempre estimulante y esperanzadora. Como toda(s) la(s) Semana(s) Santa(s), la inyección de filmografía pía es casi una obligación bizarra o, ¿quién sería capaz de imaginar estos días sin un buen chutazo de “Jesús de Nazaret” de Franco Zeffirelli, “Fray Escoba” de Ramón Torrado o, volvámonos locos, “El padrecito”, con el ínclito Cantinflas? Aunque, si prefieren el cine a la caja tonta, Karma, nuestro principal “dealer” en estos menesteres, tiene un estreno que acompañe a “Encontrarás dragones” en su pelea por la taquilla católica de la temporada.

“Cartas a Dios” se titula la película y, como otros esfuerzos de similar temple (“Marcelino pan y vino”, “María Goretti”), desgrana la relación de un niño (enfermo de cáncer, en este caso) con la muerte, el sacrificio y la trascendencia. A través de un juego con una amable mentora (la irregular Michele Laroque a la que se refiere el original), el chiquillo irá epistolando sus dudas existenciales y sus reproches a un Dios indiferente (solo hasta el final). Si olvidamos la estética efectista y demodé de Schmitt, perdida enmedio de la filosofía de Jeunet & Caro y el melodramón clásico (y tontorrón), se agradecen estas desfachateces de género que suelen desmontar (ellas solitas) sus pomposas y ultraterrenas intenciones de partida. En suma, se digiere la correcta “Cartas a Dios” en automático, esperando a que el mozuelo descubra el amor con beso, aguardando a que muera entre cánticos virginales, eso sí, feliz fallece porque ya nos ve el pobrecito desde el cielo, como esos charranes que regresan en verano.

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