lunes, 4 de octubre de 2010

EL MADRID, EN SEGWAY

Si bebes, no conduzcas

Estos días se ha producido un par de disturbaciones en la fuerza que reafirman esa frase hipersobada que me soltó la hipersobada hermana de mi novia en la oscuridad de un cine: «Ten cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad». La primera alteración, en el cuerpo del bueno de Felechosa, ex concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo. El mozo escribe una carta de apoyo a Cascos, inocente donde las haya (¿no es lo que esperan hacer los niños en Navidades?), y se lo cargan alegando trapicheos artísticos. A él, al pobre de él, que toda la vida anheló ser concejal y, luego, alcalde, y luego, jedi. En «Foot of pride» cantaba Bob Dylan que «¿sabes lo que dicen sobre adular a la gente adecuada cuando subes? / Que a esos mismos te los vas a encontrar cuando caigas». El que se cayó fue el pobre Jimi Heselden. El empresario se compra la compañía Segway (esos biciclos en los que todos, en un futuro bizarro, nos moveríamos, como íbamos a usar el laserdisc, Second Life o los magnetizadores de agua) y, mientras da un paseo por un monte subido en, orgulloso de, una de sus máquinas, se estrella y, ¡oh, my God!, se mata.

Cómo queríamos a Mou. Le queríamos tanto que ahora que está aquí echamos de menos a Pellegrini. Sí, a ese triste, a ese ingeniero que nos arrastró a la ruina de ganar todo y no ganar nada. Por lo menos, dicen los espabilados, marcábamos goles. Por lo menos, dicen los alumnos aventajados, CR7 estaba contento y enseñaba la quijada como «Imperioso». Por lo menos, dicen esos pecadores, el Pipita vivía en racha y podíamos depender de él.

Madridistas del alma, en todos los clubes hay personal como el que acabo de retratar. Evítenlos más que el presidente Bances a un miembro de los Symmachiarii. Cuando se escoge a Mou, como cuando se escoge a tu novia, como cuando se escoge ser concejal, se escoge todo el paquete. Te toca a la suegra, a las puñeteras de sus amigas, a su perro «Toby» y al anormal de su hermano. Con el portugués, nos llevamos sus desplantes, sus imbecilidades (jamás al nivel de las de Stoitchkov), y las enormes posibilidades de ver miles y miles y miles de partidos del palo del Auxerre-Real Madrid.

Sabíamos que iba a pasar, nos picaba todo al ver los partidos de Mou en el Inter; sabía que iba a pasar, Felechosa lo notaba cuando sus compañeros le miraban raro en los plenos; sabía que iba pasar, Jim Heselden lo sospechaba al trastabillarse en su nuevo Segway. Lo sabíamos, lo queríamos, lo escogimos, y Floren nos lo regaló. Ahora no andemos jodiendo.

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