miércoles, 1 de diciembre de 2010

COMO PUEDAS



Qué jodido. Se nos ha muerto Leslie Nielsen y con él, el sargento Frank Drevin de “Agárralo como puedas” y el doctor Rumack de “Aterriza como puedas”. Esa santísima trinidad de cineastas, la ZAZ (Zucker, Abrahams y Zucker), no tuvo que buscar a un protagonista para su serie de bizarradas encadenadas “Police Squad!” (el germen de “Agárralo...”). Sabían su nombre: Leslie Nielsen, un actor dramático de medio pelo (su único papel noticiable había sido en “Planeta prohibido”, una encantadora serie “B” de Fred M. Wilcox), al que regalaron uno de los roles cómicos más extraordinarios del siglo XX; el de un médico que trataba a los pasajeros de un avión a punto de estrellarse en la “spoof movie” “Aterriza como puedas”.

Afirma Bergson en su texto clásico sobre la risa, que ésta se origina cuando algo rígido (una cara, un andar marcial) se desbarata (bien por un rictus inesperado, bien por un tropezón). Nielsen, con su voz grave y su aspecto de vigilante, llevó hasta los altares la máxima del filósofo francés; son sus personajes una burla contra la normalidad. Bajo el aspecto de un funcionario bien, de un guardían de las buenas maneras, el canadiense desplegaba una gestualidad imposible que, apoyada en textos tan brillantes, tan increíbles, como los de los ZAZ, resultaba una apuesta segura en la construcción de cualquier comedia. Salvo esos papeles irrepetibles, la extensísima carrera de Leslie Nielsen (alrededor de doscientos metrajes) dio para pequeñas apariciones míticas o para pequeños momentos en filmes olvidables (entre su producción disfrutable, recomiendo con cariño “Espía como puedas”, “Reposeída” y “¡Vaya un fugitivo!”). “Tiene una voz infernal y cara de maníaca”, le soltaba la madre de una poseída al exorcista interpretado por Nielsen en “Reposeída”. “Eso no prueba nada, ¡podría ser familia de Joe Cocker!”, contestaba el gran Leslie. En el desorden ontológico del mundo chorra de Nielsen, uno de los cómicos al que más voy a echar de menos, era muy difícil concluir algo a partir de algo. En su algarabía atropellada de humorista puro, desbocado, uno encuentra un solitario sentido; como le ocurría a Woody Allen en “Hannah y sus hermanas” cuando hallaba consuelo a sus penares nihilistas con “Sopa de ganso” de los hermanos Marx, Leslie Nilsen y su cine nos proporcionan cobijo cálido, luminoso, paternal, mientras nieva ahí fuera.

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