domingo, 11 de abril de 2010

SOUL KITCHEN

Director: Fatih Akin
Intérpretes: Adam Bousdoukos, Moritz Bleibtreu, Birol Ünel
Web: http://www.golem.es/soulkitchen/



La importancia de la música en la carrera del cineasta alemán Fatih Akin ya era manifiesta antes de que su filmografía fuera deslumbrada por la esencial “Al otro lado” (2007). “Crossing the bridge: the sound of Istambul” (2005) retrataba la escena desordenada de los músicos de la capital turca. En ella se evidenciaban una gran parte de los motivos de su último filme: “Soul kitchen”. Dos hermanos (uno, trabajador y responsable, el otro, un ladrón de poca monta) tratan de sacar adelante su restaurante de las afueras de Hamburgo. Construido con el detalle de un mosaico vívido, feliz, la película de Akin defiende lo mínimo como motor de la comedia.

Levantada a partir de un esquema clásico (uno va recordando a Sturges, en sus perdedores protagonistas, a Allen, en su reivindicación del arte como solución a la vida, a Wilder, en su creación milimetrada del diálogo), la cinta se recrea sin rubores en lo previsible de dicho armazón. Es la interacción del eficaz Adam Bousdoukos (y su asombrosa vena cómica) con el paisaje humano circundante (hay secundarios antológicos, como el cocinero-artista o ese viejo marinero de garaje) y con la bellísima ciudad de Hamburgo, inmenso teatro donde jugar a los enredos, la que termina de elevar al largometraje sobre propuestas similares.

Dudábamos si Akin sería capaz de gestionar comedia (por ejemplo, Von Trier no lo consiguió con “El jefe de todo esto”), pero este estreno disuelve la incertidumbre. Con un afán visual que alterna el estilo “Stax” (su BSO, formidable), la discreción formal y el “videoclip-cine” británico (Danny Boyle, Guy Ritche), el encanto que desprende lo mínimo de “Soul kitchen” (esas miradas acogedoras, ese azar necesario para el “happy end”) no nos abandona hasta que la complicidad de unos amantes con el instante anticipa lo único desmesurado del metraje: los títulos de crédito.

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