lunes, 6 de diciembre de 2010

EL SÍNDROME POSTBARÇACIONAL


¡Supérelo, amigo mío!

Hermano madridista, contésteme a una serie de preguntas. Durante esta semana, ¿se ha sentido cansado, sin ganas, deprimido por su día a día? ¿Ha notado una apatía generalizada al acudir al trabajo? Mientras hablaba con los miembros de su familia, ¿ha percibido cómo la desidia y la insatisfacción crecían hasta unos niveles superiores a la norma? ¿Espera que no llegue el final de Liga nunca? No se me engañe, so cabestro. Asuma cuanto antes su condición de enfermo mental; hay un hecho que ha trastocado su vida de una forma irremediable, como cuando Bertín Osborne cantó su primera ranchera. El 5-0 del Barcelona nos ha dejado tocados y, encima, nos vemos obligados a ser el pararrayos de todos los gremlins azulgrana que conocemos (uno ya no puede decir la palabra “cinco” sin que le rimen, uno ya no puede defender a Marcelo, uno ya no puede meterse con San Pep). Ay, estimado compañero, recuerde su vida antes del partido. En aquel entonces (siempre me ha gustado esta expresión) éramos felices, vivíamos una existencia de daiquíris, desenfreno y confianza absoluta en nuestro entrenador. Dios, cuán equivocados estábamos.

Ahora eso se ha terminado. El garrotazo del Barça sólo nos ha servido, como se demostró contra el Valencia, para poner el automático y seguir adelante. Hoy nos aferramos a los únicos mitos que todavía se nos sostienen: Casillas o Cristiano Ronaldo soportan el envite que jugadores como Benzema, invisible, o Sergio Ramos, machetero, no fueron capaces de aguantar. No nos olvidemos la importancia de la psicología en partidos decisivos. Si la semana pasada analizábamos cómo el gesto de Guardiola superó, en un movimiento, a la actitud pasiva de Mou, este lunes hay que plantearse lo mismo con nuestro míster y Unai Emery. El bueno del guipuzcoano permaneció congelado ante la imposibilidad (parece que sólo la posee el Barcelona… y de qué manera) de asir al Real Madrid y dejarlo KO, salvando las embestidas brutales del poligonero y compañía.

Recientemente, la sociedad española de Psiquiatría afirmó que el síndrome postvacacional no puede equipararse a una enfermedad mental, sino que es, más bien, una época muy transitoria, caracterizada por una sintomatología (re)construida a partir de unos índices comunes (cansancio, desidia) al regreso al trabajo tras un impás de descanso y dispendio a cascoporro. Nosotros deberíamos seguir la recomendación psiquiátrica y otorgarle a la derrota contra el Barça el sentido que tiene: una etapa en un recorrido que, esperamos, superemos pronto.

4 comentarios:

Piporro dijo...

Me parece que tas un poco liao Edu,las vacaciones empiezan ahora,pachanguitas playeras contra el resto de sparrings de la "escocesa" liga española,y en primavera comenzarán los primeros síntomas del síndrome postbarcacional con la llegada del 17 de abril,domingo de Ramos,no el machetero,y posterior semana de pasión para los Cristianos,adoradores del poligonero,porque si hay algo peor que un 5-0 eso es un 0-5.

Disfruta entre tanto de las fiestas mas madridistas,la Blanca navidad del Cristianismo.

la meseta über alles dijo...

dios te oiga

la meseta über alles dijo...

pero no le eches la culpa a marcelo. la culpa fue de la excesiva desdramatización que hizo mou. de las felaciones que les hicieron en el túnel de vestuarios nuestros internacionales a los del bando noble y generoso. de lo malos que son 3 de nuestros 4 defensas defendiendo en poscición. del aquelarre que se montó en el camp nou (porqué tanto odio?) y que supero a nuestros tiernos alevines. del pasmo de mouriño. de los batidos de proteínas. de zp. del monstruo de debajo de la cama. de la falta de un tercer volante. de la influencia maléfica del yihaidismo katarí....

Edu Galán dijo...

Veremos qué pasa... sólo digo que estamos ahí todavia...

Este muerto está muy vivo, amiguinos!!!