lunes, 28 de febrero de 2011

LOS DE LOS HORARIOS (Y EL PORNO)


Los de los horarios, esa (a)gente secreta

“Mientras que el cine convencional aspira a que el público aguante durante toda la película, el porno busca que el espectador se vaya cuanto antes”. Esta gran declaración de intenciones, atribuida al actor pornobizarro Ron Jeremy, nos valdría también para comparar el juego del Real Madrid y el Barcelona. Después de que el Barça nos mantuviese atados (a pesar del 0-3) al televisor, el Madrid nos echó al poco de comenzar su encuentro. Todo un éxito... La narrativa del equipo de Mourinho funciona como la de las películas porno: sus trozos inconexos cobran más sentido separados que juntos. Si una escena con dos actrices dedicándose al “chiqui-chiqui” posee una mayor entidad (nunca mejor dicho) y solidez (nunca peor dicho) que la película en la que se encuentra (por ejemplo, la versión “goucha” de “Los Simpson”), el Real Madrid nos excita con las individualidades de Cristiano Ronaldo (¿si se lesiona?) y no con el juego del equipo, deslavazado e imposible.

Como cuentan Andrés Barba y Javier Montes en su imprescindible “La ceremonia del porno” (Ed. Anagrama), el senador norteamericano William Hays redactó una ley en 1930 (el “código Hays”) que regulaba la moralidad en el cine: además de la homosexualidad, el incesto o las relaciones interraciales, el texto prohibía mostrar los ombligos de las actrices. Lo maravilloso viene cuando, al divorciarse, la mujer del senador declaró al juez que su marido “siempre había confundido ombligo y sexo femenino”. Grave problema logístico del bueno de William, amigos. En la rueda de prensa posterior al partido, Mou habla de que “los de los horarios” (esa gente misteriosaaaaa y muy cerdaaaaa) le boicotean y confunde lo esencial (el fútbol) con lo accesorio (por mucho que nos gusten los ombligos), cayendo en la peor equivocación de un míster: justificarse con tonterías (práctica habitual en Guardiola; fíjense en cómo se apoyará en los árbitros si pierden la eliminatoria contra el Arsenal). Piénsalo bien, Mou: si quitasen los partidos a las diez de la noche, ¡nos obligarían a sufrir “La noria”! ¡Vivan esos “Men in black”, “los de los horarios”, y, de paso, viva “el de los cuadros”!

“Quizá no podría definir con toda claridad el concepto de porno, pero lo reconozco cuando lo veo”. Estas fueron las palabras del juez Stewart en una sentencia de 1964 sobre el tema pringoso que nos ocupa. Yo tampoco alcanzaría a definir a qué está jugando el Real Madrid de Mourinho, ni si nos va a dar la alegría de la Copa del Rey o la Champions, pero, al ver perderse a Kaká, al aguantar las pijadas de Pepe, al desaprovechar a Xabi Alonso, uno reconoce a este Real Madrid y asume que, de momento, tiene difícil arreglo.

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