lunes, 27 de abril de 2009

EPEP

¡¡Aquí está Pepeeeeeee!!

Un chiste. Le pregunta una abuela a su nieto, “Manolín, ¿cómo se llama ese alemán que dices que me hace olvidar las cosas?”. Le responde el chaval: “Alzheimer, abuela, alzheimer”. Vale, ya sé que se lo sabían. Vale, ya sé que es malo. Lo bueno de este “chistemaloqueyasabían” es que describe perfectamente la reacción de Pepe en el Real Madrid-Getafe del jueves pasado. Se le fue tanto la pinza que ni siquiera él supo a dónde se le fue. Un rollo Jack Nicholson en “El resplandor” pero eliminando el cementerio indio. La presión de alcanzar a un Barcelona intratable te aísla como una nevada apocalíptica y la soledad de encontrarse rodeado por una defensa mediocre, solo ante el peligro, termina de rematarte. Lo siguiente es multiplicar “redrum” en rojo sangre a través de las paredes del Bernabeu y enganchar un hacha para atacar a tu propio hijo o al delantero del Getafe que tienes delante.

Por mucha maldición “watusi” o cabreo monumental que enloquezca a uno, no se justifica la reacción de Pepe. Aquello que en un hotel de jubiletas de Benidorm podría convertirse en un baile molón (“pierna al aire, ¡todos conmigo!”), en un campo de fútbol resulta inaceptable y merecedor de la sanción que el comité de Competición le ha impuesto. Esperemos que nuestro amigo Boluda, ese señor que se parece un montón a Manolo de “Manos a la obra”, no recurra la sanción de una agresión que hubiese convertido a Casquero en el jinete sin cabeza de “Sleepy Hollow”.

Eso sí, muchos de ustedes lo habrán sufrido, en el “mundo fútbol” ni el arrepentimiento ni la sanción bastan. En una escena de la imprescindible “La vida de Brian” de los Monthy Python, vemos cómo varias mujeres se ponen una barba falsa para participar en una lapidación, un evento reservado a hombres. Estos días hemos descubierto a mucha gente colocándose barbas falsas y hablando con voz grave (cuadra con la descripción de Ángel Torres) con tal de lapidar a Pepe y al Real Madrid. Se olvidan, obviamente, de qué hablamos cuando hablamos de fútbol (emociones irracionales, jugadores inconscientes, presión constante) y, sobre todo, se olvidan de que esta situación puede darse en su equipo en cualquier momento. Por eso, se les quedaron las caras lívidas al intuir un combate “Iniesta vs. Marchena” durante el partido del sábado. Por eso, guardan silencio al recordarles a Stoichkov pisando a Urízar, calzado con la misma idiotez de Pepe.

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