lunes, 31 de marzo de 2008

LA NOCHE ES NUESTRA

Director: James Gray
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Eva Mendes, Robert Duvall
Web: http://www.sonypictures.com/movies/weownthenight/

Clarea “La noche es nuestra” y ya nos avisa de qué va a hablar. El saxo recorre instantáneas de policías monocromáticos y acaba mimetizándose con el color de “Heart of glass” mientras un alucinado Bobby Green (Joaquin Phoenix) utiliza su lengua en Amada Juárez (Eva Mendes). De la transición del “establishment” al “disco”, de “Canción triste de Hill Street” a “Boogie Nights”, se sirve James Gray para resumir la historia de un hombre entre dos mundos: la policía, donde habita su “antigua” familia, y la mafia rusa, donde se incuba la “nueva”. Su posterior condición de hijo pródigo, en sentido inverso a Michael Corleone, constituye el reproche inicial con el que se topa este trabajo: su supuesto conservadurismo. Y, con el objeto de desembarazarnos cuanto antes de una polémica absurda, no vamos a negar su carácter. Cierto, al igual que en la película (y en la filmografía) de Coppola, James Gray subraya al núcleo familiar como lo único estable, lo único cierto dentro de una realidad mezquina. Eso sí, atrancarse solamente con esa idea (reiteramos, ideológicamente discutible pero válida) de entre ciento veinte minutos impecables de thriller, dice bastante más de sus detractores que del propio filme.

Porque fuera de discusiones morales, mezclado con inevitables referencias (de marketing) como Scorsese y (de justicia) como Lumet, el celuloide del director norteamericano es una prueba notable de saber hacer. El engranaje de Gray chirría relativamente poco: un personaje plano (Mark Whalberg) al que debería haber inflado mayor contraste o una cierta afición a la réplica de género (viene a la cabeza De Palma) no son suficientes deméritos para denigrarlo. Además, no lo son si colocamos en la balanza sus aciertos: reivindicar una realización clásica en tiempos de videoclip; dirigir con mesura a un reparto rocoso (Duvall, Phoenix, excepcional Mendes); y ensamblar un desarrollo de libro en el que planteamiento, nudo y desenlace no suenan a extraterrestre. Aunque, si hay que presentar una muestra definitiva (y que, lamentablemente, ensombrece al resto), ésa es una emboscada lluviosa a través de asfaltos secundarios. Planos cortos, medios, lentos, tempos ajustados y un sonido desnudo, otro mérito de Gray, asuelan al protagonista, asombran al espectador ante tanta habilidad.

No hay comentarios: