miércoles, 11 de julio de 2007

HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FENIX

HARRY POTTER Y LA ÓRDEN DEL FÉNIX
Director: David Yates
Intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson
Web: http://harrypotter.warnerbros.es/

Ha habido suerte: “Harry Potter y la orden del fénix” remonta el vuelo tras su mediocre antecedente “Harry Potter y el cáliz de fuego”. Aunque ninguna de las dos llegue a la oscurísima fábula perpetrada por Cuarón con “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, por lo menos, el estreno de hoy tiene una consistencia que parecía olvidada.
El director David Yates, ¡aleluya!, se preocupa más del joven mago y sus circunstancias que del artificio que inundaba algunos momentos pasados. Ya no hay carreras de escobas, ni retos mágicos (y venga retos mágicos, y venga retos mágicos)… sólo permanece el inevitable enfrentamiento final. Una suerte para los que lo disfruten en IMAX.
Se centra este Potter en lo literario y en lo político. Y las referencias inevitables, siento la obviedad, son Orwell y Kafka. En tiempos de incertidumbre ante la llegada del enemigo desconocido, el Ministerio de magos sospecha de conspiraciones desde dentro. Se realizan juicios sumarísimos, se utiliza la prensa para buscar culpables… incluso se envía a la profesora Dolores Umbridge, uno de los personajes más interesantes de la serie, para vigilar y adormilar a los estudiantes. Ahí comienza la opresión al pueblo: eliminación de derechos (¡qué bien se materializa en esa pared ocupada!), interrogatorios a sangre y pluma (¡qué bien se materializa en esa mano transcrita!),… hasta que explota la rebelión. Primero, en forma de guerrilla y, después, de insurrección masiva. David Yates cruza a Ken Loach con J. K. Rowling.
Aunque, por mucho que el realizador quiera, estamos hablando de Harry Potter. Se mantienen los momentos “blanditos” (el empalagoso y pobremente creado hermano de Hagrid o el beso plasta), el diseño de producción poco arriesgado (salvo en el excepcional momento donde se rompe la multitud de profecías acristaladas), la ristra de secundarios sin alma y la excesiva corrección formal. Todos esos impedimentos obstruyen la subida de nivel hacia la cinta de Cuarón. Aún así, el filme nos pide otra oportunidad a los que habíamos desechado esta saga con la anterior entrega. Habrá que dársela.

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