martes, 8 de enero de 2008

UN BLANCO RADIANTE

EL MOSTACHO DE SCHUSTER

La semana pasada nuestro alemán favorito negaba en un diario todo parecido con el Real Madrid de Capello. Pero, probablemente, las diferencias a las que se refería Schuster no son tan indiscutibles: los cambios en el juego, los fichajes, el silencio del último “punk” (D. Ramón Calderón), el enésimo resurgir de Raúl… blablablabla… nada, tonterías sin importancia. La cosa es muchísimo más evidente: entre Fabio y Bernd hay una sola distancia insalvable. Mide unos dos centímetros de alto por cinco de ancho y es peluda por falta de afeite. La podríamos llamar bigote, bozo, pelillo, pelusilla,… pero aquí, como buenos afrancesados, la bautizaremos “el mostacho de Schuster”. Ustedes también lo saben, grandes estrellas en el mundo del cine han brillado con este don cultivado a base de esfuerzo, tiempo y maña. Burt Reynolds aceleraba más que nadie en “Los locos de Cannonball”; Clark Gable las traía a todas loquitas en los años 30; ¡menudo “canguele” que pasábamos con Vincent Price y Fú Manchú!; y ¿no les parece que, sin bigotazo, Kris Kristofferson, Charles Bronson o Lee Van Cleef no hubiesen matado a ningún bandido en sus pelis?

Aunque el fútbol tampoco se ha quedado corto. Hagamos una breve historia “mostachil”: Del Bosque, un clásico; Sañudo, ¡olé ese oviedista!; Cundi y Joaquín, lo abandonaron con la moda; García Remón, Benito y Miguel Angel, ¡cómo no iba a ganar el Madrid!; Martín Vázquez, desaparecieron su bigote y él casi a la vez; García-Aranda, mostacho impenetrable; Mané, más en el frente que en el techo; Stielike, hoy todavía anclado en los setenta; Artur Jorge, abrumaba el negro al labio; Valderrama, el bravío “latino-velludo”; Gentile, uno estrecho a las tres; De Goey, ya era feo sin pelo; Souness, la alegría del buen bozo; David Vidal, el bigote oscilante del área técnica… de todos modos, esas grandes estrellas han sido eclipsadas por el entrenador rubio del Real Madrid. Dense cuenta y venérenle, porque a él y a su acompañante peludo le debemos muchas alegrías en el final del 2007: un triunfo arrollador en el Nou Camp, un liderazgo sólido a principios de año, unos octavos en Copa del Rey y Champions…

Antes de cerrar la peluquería y barrer el sobrante, les voy a poner unos deberes “Gilette”, amigos. En la próxima rueda de prensa de Rijkaard fíjense atentamente. ¿No les inquieta ver en el labio superior unos pelillos tratando de asomarse a la luz de los focos? Pero lo sentimos, Ruud. Olvídate, chaval. Este año el mostacho (y la Liga) es del Real Madrid.

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