sábado, 15 de diciembre de 2007

DESEO, PELIGRO

Director: Ang Lee
Intépretes: Tony Leung, Joan Chen, Tang Wei
Web: http://www.bvi.com.tw/movies/lust_caution/main.html



Gracias a una historia de Eileen Chang, Ang Lee vuelve a centrar su mirada en uno de sus temas favoritos: la representación. Existen muchos ejemplos durante su filmografía; los vaqueros de “Brokeback mountain” eran dos homosexuales actuando como rudos padres de familia; el doctor Bruce Banner escondía al Increíble Hulk bulliendo en su interior o la familia Hood de “La tormenta de hielo” interpreta una partitura armónica rellena de espinas y aristas. En su espléndido nuevo filme, Lee disecciona con erotismo oriental y pincelada renoiriana la progresiva identificación, año tras año de la Segunda Guerra Mundial, de Wong Chia Chi (Wei Tang), una joven actriz china perteneciente a la resistencia, con su papel de señora Mak, la amante de un alto cargo de la ocupación japonesa.

Lo que comienza como un puro teatro que emociona al público, desemboca en un plan juvenil e idealista, siempre la patria en la boca, para seducir a Mr. Yee (Tony Leung) y eliminarle. Desfila Hitchcock por el fondo, ahí el cartel de “Sospecha”, durante toda la preparación de la joven aspirante a concubina, desvirgada por sus propios compañeros y observada por su enamorado, hasta el sangriento asesinato, ¡cómo cuesta matar a un hombre!, de un delator. Ang Lee pone de manifiesto su extraordinaria habilidad, casi de alquimista, para hilar los detalles (esa galleta que descubre un teléfono) y hacer avanzar su historia con una sutileza estudiadísima.

Si el primer acto se supera con algunos altibajos (quizá tienda a la reiteración en las vidas burguesas) e infinidad de aciertos, la última parte del filme evidencia la potencia de su discurso. Acompaña la magnífica fotografía de Rodrigo Prieto a los contradictorios cuerpos de Tony Leung y Wei Tang para demostrar que el sexo artificial y el amor de libreto, a base de ser representados noche tras noche, acaban convirtiéndose en el “Amor” y el “Sexo”. Así lo reitera brutalmente Ang Lee en una escena goyesca de epílogo; las vidas interpretadas no se olvidan, Ingrid Bergman besa al culpable Cary Grant, sino que se asumen como otras nuevas (y muy reales), empujando a la protagonista de “Deseo, peligro” a un abismo tan doloroso como su pasión realmente representada.

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