lunes, 3 de diciembre de 2007

DIARIO DE UNA NIÑERA

Directores: Shari Springer Berman y Robert Pucini
Intérpretes: Scarlett Johansson, Laura Linney, Chris Evans
Web: http://www.thenannydiariesmovie.com/



Una vez visto el tráiler, «Diario de una niñera» lo tiene todo en contra. Escenas romanticoides, historia tópica de superación, niño repelente, madre repelente... esta impresión comienza a cambiar cuando nos sentamos y descubrimos que tras esta producción se encuentran Shari Springer y Robert Pulcini. La pareja de cineastas, marido y mujer, nos ha regalado cuatro trabajos ejemplares desde los bordes del Hollywood actual. «Off the menu: the last days of Chasen's», «The young and the dead» y «Wanderlust» hablan del Séptimo Arte con emocionante amor de cinéfilo. Y «American splendor», magistral mezcolanza entre la realidad, el cómic y sus estancias compartidas, celebra un homenaje impagable al artista y sus circunstancias.

Aún con dejes de producción «major» de Hollywood que la anclan como obra menor en la filmografía de los cineastas implicados, la exquisita antropología de un mundo desconocido hace que «Diario de una niñera» merezca un visionado. Porque, en el corazón del corazón del mundo occidental, Nueva York, existe un barrio situado entre Central Park y el East River, el Upper East Side, donde la gente es rica de profesión. En esas mujeres que observa Annie Braddock (Scarlett Johansson) está la clase alta verdadera, una raza incomprensible para los que nos movemos en un reino donde los euros duelen. Sus hábitos, que tan ajustadamente pone de manifiesto el filme, revelan una sociedad ensimismada (no podría ser de otra forma) y marciana. Berman y Pulcini exploran sus contradicciones burguesas con la habilidad del entomólogo que cuenta las patas de un mosquito tropical. Eso sí, el resto del metraje se olvida rápidamente: pasan la breve y bellísima Alicia Keys (sólo extraña que Dylan no la nombre en todas sus canciones), el final moralizante y políticamente correcto y, sobre todo, el inevitable ligoteo de la Johansson. Permanece la visión descarnada del inimaginablemente rico dos por ciento de la población mundial, elevando «Diario de una niñera» de comedia romántica y tontorrona a algo más.

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