miércoles, 24 de octubre de 2007

ERUDICIONES DYLANIANAS

Antonio RICO & Eduardo GALÁN
Sin duda, la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Artes a Bob Dylan ha entusiasmado más a los dylanólogos del mundo entero que al propio cantautor de Minnesota, que ni siquiera va a acudir a recogerlo. Ningún otro escritor de canciones en la historia del género ha tenido a su alrededor un grupo tan acérrimo de especialistas que estudian minuciosamente, analizando palabra por palabra y acorde por acorde, una obra que ya supera los 40 álbumes oficiales y las 450 canciones grabadas. Dos colaboradores de LNE, Eduardo Galán y Antonio Rico, pertenecen a este grupo de eruditos. Con las orejas peladas tras haberse pasado los últimos meses escuchando toda la discografía del cantautor de Minesotta, Rico y Galán se intercambiaron unos emails para practicar algunas de las clásicas polémicas sobre la obra de Bob Dylan. Éste es el resultado.

Eduardo Galán
: ¡Hola, Antonio! ¿De qué vamos a hablar? Según tengo entendido, tú defiendes que el Dylan folk rock de los 70 (ese Dylan que va desde "New Morning" hasta "Desire") es mejor que el Dylan lisérgico de los 60 (el que comienza con "Bringing It All Back Home" y termina con "Blonde on blonde"). Como sabes, yo pienso lo contrario. Mi primer argumento es el siguiente: mientras que el Dylan de los setenta es una evolución coherente (baste señalar a "Idiot Wind" como una versión pop rock de "It’s All Right, Ma"), el Dylan de los sesenta es el big bang. En definitiva, al Dylan de los setenta (que se gesta en "John Wesley Harding") no le hubiesen abucheado en Newport, ni hubiese creado versos coloreados (artificialmente) como "See the primitive wallflower freeze/ When the jelly_faced women all sneeze". ¡Traduce eso si te atreves!

Antonio Rico: ¡Hola, Edu! Creo que no estamos debatiendo cuál es el Dylan más importante históricamente. Más bien se trata de discutir cuáles son los discos que los dylanianos, una vez que ya nos sabemos todo Dylan de memoria, nos ponemos a oír cuando nos apetece escuchar sencillamente buenas canciones excelentemente escritas. Y ahí, ay, amigo, gana el Dylan que va desde "New Morning" (casi mejor desde "Planet Waves") hasta "Street Legal" (y si me apuras hasta "Slow Train Coming"). Si el Dylan de los 60 es el big bang, el Dylan de los 70 es la armonía de los planetas, la música de las esferas, las galaxias ya formadas y maduras en todo su esplendor. Tu ejemplo no puede ser mejor: "It's alright, ma" puede haber sido más importante históricamente, haber influido a más gente y cosas así, pero como canción en sí "Idiot wind" le da mil vueltas (bueno, mil no, pero veinte o treinta sí). Ah, y, es cierto, no puedo traducir "See the primitive wallflower freeze/ When the jelly_faced women all sneeze". Es que se me ha acabado el LSD en este momento.

EG: A ver, chaval: el Dylan de los 60 no sólo es el más importante históricamente o creativamente sino que es el único que propone retos al que lo escucha (como se los proponía a sí mismo) y el único que apetece escuchar siempre. Empecemos por las canciones: ese Zimmerman de gafas de sol y pose mod nunca hubiese incluido en disco cosas menores como "Mozambique" o "If not for you" o "Ya! Heavy and a bottle of bread". Nada altera la magistral etapa "hippie": ni los diez minutos de "Desolation Row", ni el remake beatle "4th time around" ni el cómico inicio de "Bob Dylan 115th Dream". ¿Puedes decir lo mismo de tu idolatrado "Planet Waves" ("You angel you") o de "Street Legal" ("True love tends to forget")?

AR: Es cierto que durante los 8 o 10 años que van del "New morning" a "Street legal" Dylan es más irregular que durante los 2 que van del "Bringing it all back home" a "Blonde on blonde", pero eso es inevitable dados los diferentes plazos temporales de los que hablamos. ¿Quieres que empiece a citar canciones flojas de "The times they are a-changin’" o de "Another side of Bob Dylan"? Insisto, las grandes canciones adultas de los 70 ("Dirge", "Wedding song", todo "Blood on the tracks", "Isis", "Changing of the guards", "Señor", la bestial e infravaloradísima "Where are you tonight?") son ligeramente mejores que su obra del 65 y 66 a pesar de su menor importancia histórica.

EG: No sé si nos entenderemos algún día: intentémoslo con los directos. Salvando ese segundo CD del "Live 1966", el Dylan en directo de los 70 es potentísimo. Baste escuchar el "Live 1975" o los diversos bootlegs de la época gospel. Pienso que sólo a partir de la edición de "Time Out Of Mind" recupera Zimmerman esa fuerza en el escenario. Vaquero de vuelta de todo y de todos, Dylan rechaza sus canciones y las quiere, las canta y las vuelve mudas, las estira y las encoge... Inexplicable. Sólo quien lo haya visto (sobre todo a partir de 2005), lo sabe.

AR: Decir que los directos de Dylan de los 70 son potentísimos es quedarse claramente corto. Se diga lo que se diga del Dylan en directo entre 1974 y 1978 es quedarse claramente corto. Sencillamente, la sucesión de la gira de 1974 con The Band, la romería ambulante de 1976 con la Rolling Thunder Revue y el show mundial de 1978 que dio lugar a "At Budokan", no tiene parangón en la historia de la música del siglo XX. Nunca ningún artista se ha reinventado tres veces seguidas partiendo de cero de una forma tan brillante, jamás nadie ha cogido la costumbre de reescribir toda su obra antes de salir de conciertos con sus amigos, no existe ningún otro caso de un escritor de canciones que haya hecho creer a su público que las obras maestras pueden ser infinitamente releídas, que íbamos a disfrutar eternamente de infinitas giras sucesivas en las que descubriríamos que, por ejemplo, "Mr. Tambourine Man" no es una canción, sino un género en sí. Por eso, comparar los directos del Dylan clásico con los que hace ahora... ay, qué pena da...

EG: La verdad es que le hemos echado narices para comparar estas dos épocas. En los 70, Dylan es un hombre curtido, padre de varios hijos, y poco importan ya las cosas que le dijo Dios a Abraham o si te vas tú por ahí y yo por aquí. Dylan deja de hablar inconexamente (ese Bob de "Tarántula") y sus canciones son narraciones, son Kerouac o Chejov. Mientras que el cantautor de los sesenta le gusta, como a Machado, ver pintarse a los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, al Bobby de la "Rolling Thunder Revue" le gusta diseccionarse, quemarse la piel con canciones que abrasan vinilos y que todos podemos comprender. Así, el joven poeta sesentero desborda eso mismo: loca juventud. Sus versos, como él admitió en su reciente entrevista en "60 minutes", salieron de la "magia". En cambio, las estrofas de las "new mornings" setenteras salen de la reflexión y de la literatura (incluso se alía con el psicólogo/escritor Jacques Levy). Por tanto, me parece que estamos enfrentando las partes y obviando el todo. Y yo con estos pelos.

AR: De acuerdo. Antes de que cambiemos de opinión, te propongo el siguiente acuerdo de mínimos: el Dylan que va de "Freewhelin'" (1962) a "Slow train coming" (1979) es sencillamente insuperable. Es intratable y no acepta comparación con ningún otro autor de la historia de la música popular. Cualquier intento de hacer distinciones en esa época gloriosa que va de inicios de los 60 a finales de los 70, es hilar demasiado fino hablando de algo demasiado grande. A partir de los 80 Dylan cae en picado: en resumen, pasa a ser uno más. No es malo, por supuesto, hace obras notables como "Oh mercy", pero más o menos la mitad de sus discos no tienen interés. Retrocede 20 o 30 posiciones en la lista de autores. Si nos referimos a los directos, retrocede 200 o 300, lo cual es especialmente triste teniendo en cuenta que también en eso había sido el amo del corral. Con "Time out of mind" parece que el genio levanta cabeza. "‘Love & Theft’" y "Modern times" son discos más que correctos, pero en el tiempo que media entre cualquiera de ellos Dylan cambió la historia de la música popular un par de veces durante los años 60. Estos últimos discos nos gustan por dos motivos: en primer lugar porque son buenos, y en segundo lugar, para qué negarlo, porque al viejo Bob le tenemos un merecido cariño. Es borde, huraño, irregular, le da absolutamente de lado el público en sus conciertos, hace más de 20 años que ya no es absolutamente nadie en la historia de la música popular, y seguiremos escuchando sus discos con pasión, respeto y complicidad.

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