UN FUNERAL DE MUERTE
Director: Frank Oz
Intérpretes: Matthew McFadyen, Rupert Graves, Jane Asher
Desde mediados de los sesenta, justo cuando comienzan a jubilar a Billy Wilder, las incursiones en la comedia de enredo clásica van decreciendo. Probablemente por un cierto e injusto aire “demodé” unido a un público cada vez más refalfiáu, estos filmes han degenerado hacia sus dos extremos: la gamberrada o la “romanticada”. Así, los intentos de Bogdanovich (“¡Qué ruina de función!”) o de Blake Edwards (“Una cana al aire”), acaban en pequeñas declaraciones de amor a un cine que no volverá. Frank Oz, que comparte generación y añoranzas con los anteriores, retoma el vodevil tradicional, divertido y menor, con “Un funeral de muerte”. Alrededor del entierro de un respetable hombre de familia, se agolpa un personal que, poco a poco, va confirmando los secretos y las vergüenzas del muerto. Heces de inválido, chantajes de enano, LSD en cajas… la película de Oz tiene dentro todo un manual de cómo hacer que una comedia carbure en plena campiña inglesa. Ayudado por los estupendos Matthew McFadyen y Alan Tudyk, el mecano teatral del realizador británico demuestra un hecho incontestable: la risa, aunque sea provocada por los muertos, es la mejor prueba de que estamos vivos.
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