domingo, 7 de octubre de 2007

SIETE MESAS DE BILLAR FRANCÉS

SIETE MESAS DE BILLAR FRANCÉS
Directora: Gracia Querejeta
Intérpretes: Maribel Verdú, Blanca Portillo, Jesús Castejón
Web: http://www.sietemesas.com/

Una mujer sin lugar en el mundo regresa a una casa con tapetes verdes y hombres fumando puros. La sala de billar que su padre le dejó al morir se convierte, para Ángela (Maribel Verdú), en el único espacio al que puede llamar “hogar”. Y la manera de revivir a ese local es reuniendo al antiguo equipo de billar de su padre, hoy una serie de cincuentones achacosos y desmoralizados.
Por ahí se mueve la historia de Gracia Querejeta, entre dos espacios bien diferentes: el primero, la vida de un personaje central que necesita asumir sus pérdidas. Maribel Verdú y Blanca Portillo reconstruyen, lenta y dolorosamente, a un fantasma adicto a ganar. Con cinismo y una cierta emotividad (la serie de conexiones oníricas nieto-abuelo sobran), esta parte del guión brilla bastante más de lo esperable gracias al buen hacer de Verdú, a los puntazos de la Baró (¿o Sole?) y a la aparición de una Blanca Portillo barriobajera, tozuda y carcelaria. ¿Qué sería de esta trama principal sin estas actrices? Probablemente mucho menos, pero hacer cábalas de ciencia ficción no tiene mucho sentido. Gracia Querejeta, hábil en los episodios y dubitativa en los tiempos de la acción, hace el trabajo justo (como Bollaín en “Mataharis”, ¡viva la sencillez!) para sacar adelante a su mujer protagonista y a sus circunstancias.
Porque la otra película que tiene dentro “Siete mesas”, ésa que retrata al equipo de billar, no necesita que la saque adelante ninguna realización. Con su guión luminoso y sus actores en gracia (¿a quién escogen: a Castejón, a Villén, a Barea o a Arévalo?), esta versión cañí de “El color del dinero” nos hace olvidar todos los problemas personales de los personajes de Portillo o de Verdú. Estos hombres de esquina, de barrio aceitoso, de hostia fácil y de dos dedos de whisky, reaniman el filme cada vez que aparecen. Sus dinámicos papeles y sus indudables talentos se hacen obvios alrededor de las mesas de terraza durante réplicas y contrarreplicas gloriosas. Habría que felicitar a Gracia Querejeta por construir uno de los largometrajes españoles de la temporada, junto a la maravillosa “Las alas de la vida”, “Bajo las estrellas” y “Mataharis”. Esto nos serviría de chantaje emocional para pedirle una segunda parte que, como “El color del dinero” hizo con “El buscavidas”, nos muestre dónde jugó nuestro equipo de billar de perdedores tras ganar en Palencia.

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