Director: Ken Loach
Intérpretes: Kierston Wareing, Juliet Ellis, Joe Sifflett
Del crepúsculo de Ken Loach sólo se pueden decir dos cosas: la primera, una fidelidad insobornable con sus ideas (toda una contradicción con aquellos que identifican a los sesentones como conservadores); y la segunda, un preocupante estancamiento en su filmografía política. Sí, cierto que “El viento que agita la cebada” contenía un obvio compromiso con cierta izquierda, pero éste conseguía diluirse en su dignísima historia de guerra e independencia. En cambio, la re-vuelta al presente en clave social que supone “En un mundo libre…”, no abandona su traje panfletario en ningún momento.
Aquí, nuestra protagonista (una barriobajera y magnífica Kierston Wareing) transita el inhumano camino de la explotación laboral a inmigrantes y todas las consecuencias que trae consigo manejar semejante bomba. Un discurrir que Loach se dedica a trastocar con mano grosera al tratar de hacer evidente una situación vergonzosa a su público, el cual, paradójicamente, ya es consciente “a priori” de estas injusticias. Y, ninguna novedad, en ese punto se encuentra el bucle en el que Loach tropieza una y otra vez desde hace demasiado tiempo. A pesar de contar con suficiente capacidad para un didactismo menos burdo (lo evidenció en “El viento…”), el director británico no puede evitar caer en la tentación de exagerar los prismas y restar verosimilitud a base de acumular denuncias. De esta manera, el descubrimiento de una pobre familia iraní, el secuestro del hijo problemático o las precarias condiciones de trabajo suenan, empapadas en las formas de Loach, a algo muy visto y, lo que es muchísimo peor, a algo que no nos importa nada.
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