sábado, 2 de mayo de 2009

LA VERGÜENZA

Director: David Planell
Intérpretes: Alberto San Juan, Natalia Mateo, Norma Martínez
Web: http://www.laverguenza.com/



Existe una esplendorosa vertiente del cine español, bastarda de Berlanga, Buñuel y Bardem (y de Baroja, y de Clarín, y de Fernández Flórez), encantada con revolver la mierda de la burguesía. Berlanga acompañaba (¡cómo acompaña Berlanga!) a los señores que traían a un pobre a su mesa en Navidad; Buñuel se acostaba, se pervertía con Catherine Deneuve y Jean Sorel; Bardem desangraba las risas que sobrevuelan a una solterona en una ciudad miserable. En “La vergüenza”, David Planell explora ese lado oculto, esa cara pútrida de dos personas, Lucía (Natalia Mateo) y Pepe (Alberto San Juan), que valoran devolver al niño peruano que acogieron.

Ganadora del festival de Málaga, la película disecciona sentimientos primarios e infantiles: rechazo, vergüenza, dependencia… y los maquilla, hábilmente, entre excusas adultas, encriptadas, vacías. Son los personajes de Planell unos treintañeros acomodados que no consiguen descubrir las consecuencias de sus actos hasta que se han materializado, hasta que pasan de lo invisible a lo evidente. Mediante de una propuesta teatral (el propio director confesó en la presentación que era una “película pequeña convertida en grande”), una pareja machaca sus sueños con mil mentiras que, como cantaba Sabina, no merecen ser verdad. A esos caracteres inseguros, asediados por las dudas, Planell asigna un reparto que demuestra su capacidad interpretativa aguantando los envites de un último tramo irregular. A San Juan (actor monocorde, digno hoy), Mateo y Martínez, debe el largometraje una gran parte de su efectividad: estalla la tragicomedia en el momento exacto, con la dosis recomendada, a través de sus bocas reventadas, de sus reproches enmascarados.

Pero, mientras que en la primera hora Planell horada en las contradicciones hasta pedir apósitos (magnífica la escena con la nueva evaluadora), no sucede lo mismo al dirigir su objetivo hacia una segunda trama más endeble y edulcorada. Quizás esperando que hubiese sido tan cabrona con nuestra omnipresente clase media como Buñuel, Berlanga o Bardem (el talento de Planell así promete desde los títulos), “La vergüenza” extingue con menos fuerza sus sólidos argumentos de filme muy notable.

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