sábado, 2 de mayo de 2009

X-MEN ORIGENES: LOBEZNO

Director: Gavin Hood
Intérpretes: Hugh Jackman, Liev Schreiber, Danny Houston
Web: http://www.xmenlobezno.es/



Con “Lobezno”, precuela de la serie “X-Men, uno entra en la sala como en una franquicia: se sabe lo que se va a encontrar, se esperan las triquiñuelas habituales y se conoce gran parte del argumento. Y todo sin haber visto la copia filtrada en Internet hace unas semanas, un archivo que le costó el puesto a un crítico de cine norteamericano acusado de bajarla ilegalmente. Lo primero es autoexculparse (se lo recomiendo en cualquier situación): para que no me alquitranen y me llenen de plumas, guardo la entrada que prueba que he ido a los Yelmo.

Siempre he pensado que la única manera de darle interés a este tipo de franquiciado es encargarlo a cineastas arriesgados y no a artesanos. Los segundos funcionan con buenos guiones, los primeros afilan guiones mediocres (léase la mayoría de estos productos). Por eso, se nota a Alfonso Cuarón en su “Harry Potter”, a Ang Lee en “Hulk” o a Zack Snyder en “Watchmen”. De Gavin Hood no sospechamos. Su debut con “Tsosi”, cinta honesta y digna, y “Expediente Anwar”, un apreciable “thriller” de denuncia, señalan que el director sudafricano alberga condiciones suficientes cuando se trata de insuflar a un texto el ritmo y la forma cinematográfica adecuados. En cambio, eso no ocurre con “Lobezno”.

Como dije antes, hay que disculparle (un poco) por una cosa: venimos aprendidos de casa. Incluso los profanos del cómic recitamos al dedillo las etapas en la vida del mutante patilludo. Aún así, su aséptico metraje está constituido por una serie de postales inconexas y sosas del personaje de Marvel. Decepcionan a sus intachables títulos iniciales, unos supuestos argumentos dramáticos (las escenas amorosas dan repelús), un amontonamiento de superhéroes esbozados y varios batallas que revelan una producción corta frente a otros filmes del género. Lentamente, Dientes de Sable aquí, Gámbito allá, llega una escena final que muestra el potencial desaprovechado del resto. Se veía venir. Demasiado tarde.

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