lunes, 11 de mayo de 2009

NO SOMOS EL CAPITÁN KIRK

¡Éste no!


¡Éste sí!

Seguramente, en ningún otro medio como la televisión sea tan fácil que un actor se identifique con su personaje por los siglos de los siglos. Peter Falk nunca será el amigo de Cassavetes que participó en “Una mujer bajo la influencia” o “Husbands”. Peter Falk siempre será Colombo. Angela Lansbury nunca será Minnie Littlejohn en “El largo y cálido verano”. Angela Lansbury siempre será Jessica Fletcher. Este suceso paranormal puede darse por diversas razones (añadan las suyas): la presentación continua (semana tras semana) de un personaje a través de un interprete; la representación de una ficción en un lugar íntimo (y estable) de la vida del público; o la asignación de una cara virgen (los actores desconocidos copan las series) a un carácter nuevo.

Durante esta temporada, los madridistas (quizá porque no distinguíamos a Faubert de Van Der Vaart o de Lass; quizá porque les veíamos en casa con dos cervezas de más; quizá porque ganaban cada jornada), nos hemos creído que el Real Madrid podría haber plantado cara al Barcelona. Este sábado, viendo en Valencia al verdadero Madrid uno siente que el resto del año nos tragamos la ciencia ficción de “Star trek” con Klingons y todo. No somos el capitán Kirk (para eso, basta William Shatner), ni nuestros dirigentes adivinan el futuro como Mr. Spock (para eso, basta Leonard Nimoy). Ni siquiera Florentino (nuestro Jean-Luc Picard, nuestro Patrick Stewart) sabe todavía qué papel desarrollar. Ojalá no nos convirtamos en ese muñeco de trapo que jugó en Mestalla, un equipo con futbolistas que han firmado por otros clubs, con un entrenador depresivo, con unos capitanes de vacaciones, con un presidente engominado.

A principios de los noventa, Jerry Seinfeld se despreocupó de engancharse a su personaje. Junto con el genio Larry David, creó uno a su medida: él mismo. Trata “Seinfeld” de un cómico neoyorquino que vive en un apartamento del Upper West Side en el que recibe a su grupo de amigos… justo a lo que dedicaba Seinfeld su vida real. Ese club debería volver a ser el Real Madrid: un equipo que se interpreta a sí mismo. No queremos parecernos a los “gremlins” azulgranas, sin historia a la que honrar. Nosotros sí poseemos un pasado: Di Stefano, Gento, Juanito, la Quinta… Sólo lo recuperaremos interpretando al Real Madrid, haciendo justicia a nuestro nombre.

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