sábado, 3 de noviembre de 2007

EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD

Director: Andrew Dominik
Intérpretes: Brad Pitt, Casey Affleck, Sam Rockwell
Web: http://wwws.warnerbros.es/assassinationofjessejames

Una voz en off abre y transmuta en cuento “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”. Poco a poco, nubes cercanas al Malick de “Malas tierras” la acompañan para dar paso a tres actos. El primero, excesivo y redundante, desmitifica a Jesse James y le aleja de las canciones folk. En el segundo, ajustado y coherente, dibujamos la extraña relación de amistad entre un pobre diablo llamado Robert Ford y ese emperador “cowboy” enloquecido por las traiciones. Finalmente, en el excepcional último acto, se relata la existencia de Ford tras haber apretado el gatillo.

Qué pena que a esta película le sobren treinta minutos, especialmente en el desarrollo inicial. La habilidad de levantar una trama muerta salva la labor de Andrew Dominik. Cuando ya dábamos todo por perdido, entre reiteraciones innecesarias de brutalidad y de atracos, comienza lo realmente interesante. Brad Pitt se echa a un lado con su irregular retrato de Jesse James, y Affleck toma las riendas. La disección de un personaje vacío dispuesto a rellenarse con la sangre de su héroe tiene todas las papeletas para una nominación al Oscar. ¿Quién no podría confiar en el inocente Ford, un imbécil que se dedica a buscar serendipias que le unan con su idolatrado Jesse James? Como Oswald, Chapman o Bruto, el futuro asesino bucea en una contradicción insalvable; quiere eliminar a la persona idolatrada para sustituirla. Sólo necesita la autojustificación perfecta, “proteger a la sociedad”, y Ford aprieta el gatillo salpicando toda la última parte del metraje.

Teatral y desgarrado, brutal y arrepentido, el cobarde Robert Ford atraviesa el magnífico epílogo del filme como un cadáver andante, arrastrándose por la gloria que nunca será entre disparos que rematan a Jesse James. La voz en off que iniciaba su historia de hombre nadie en una vida nada, la cierra a balazos. Mira el pobre idiota al infinito, mientras otro pobre idiota le dispara.

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