martes, 13 de noviembre de 2007

EL MEJOR JEFE DEL MUNDO

Primero, un amigo. Segundo, un jefe. Tercero, un hombre del espectáculo. De esta forma se describe Michael Scott, el protagonista de «The office», estrenada en La Sexta.

«Remake» de la serie del mismo título creada para la BBC por Ricky Gervais y Stephen Merchant, esta producción de la NBC sigue, en sus primeros capítulos, los guiones de su progenitora británica. Una pequeña excusa que sirve para homenajearla y, a la vez, para ir distanciándose de ella. Steve Carrell reinterpreta, con su impresionante habilidad cómica, a un mediocre al cargo de una mediocre delegación de una mediocre empresa de papelería en una mediocre ciudad. El lugar perfecto para que nazca el idiota perfecto, Michael Scott. Con total libertad para hundirse en el fango, el «manager» regional de Dunder Mufflin Co. destroza la vida de sus empleados imperfectos: la mediocre Pam, el eterno adolescente Jim, el pelotas Dwight...

Además de su demoledora zoología de empresa, si algo termina de convertir a «The office» en una obra maestra es la maravillosa idea de Gervais de estructurarla como un «reality show».
Al adoptar el esquema formal de un documental con confesionario y crear en el espectador la ilusión de «telerrealidad», surge la emoción más primaria: la vergüenza (ajena). Durante veintipocos minutos, esa representación de «cinema verité» humorístico titulada «The office» ofrece momentos que obligan a reír para no zapear de vergüenza.

Así, observar a Michael mientras muestra su taza con la inscripción «El mejor jefe del mundo» y revela orgulloso que se la compró a sí mismo resulta tan incómodo que, en el fondo de nuestras risas, desearíamos habérsela regalado nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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