lunes, 26 de noviembre de 2007
UN BLANCO RADIANTE
Ira. Cabreo. Cólera. Enojo. Enfado. Hervor. Furia. Irritación. Rabia. Furor. Reconcoleo. Enfurruñe. Palpitación. Regurgite. En definitiva, mala hostia. Mala baba. Mala saña. Mala leche. Mala samba. Mal tomar. Mala cáscara. Hoy hablamos de todo aquello que produce reacciones como «¡Por qué no te callas!», «¡a la mierda!», «¡lo haces por mis criadillas!», «¡gochón, eso no me lo dices en la calle!», «¡tu madre es una libertina!» o la patadita con roja incluida que Guti soltó a Arzu durante el Murcia-Real Madrid.
El doctor Buddy Ryddell, prestigioso terapeuta de Los Ángeles, lo explica muy bien: «hay dos tipos de personas enfadadas, las explosivas y las implosivas. Un individuo explosivo es el tipo que ves gritando a la cajera del supermercado porque no acepta su cupón de descuento. Una persona implosiva es esa cajera que se calla día tras día y, al final, acaba matando a todos en la tienda». En fútbol, Zidane valdría como ejemplo de sujeto implosivo y Guti sería el caso contrario, una persona explosiva. Sólo hace falta que le rasquen el cogotillo y salta cual mandril en celo. No le pitan una falta y se le entorna la cabeza como a la niña de «El exorcista». No le convocan y convulsiona al estilo de la Pantoja frente a un paparazzi.
No niego la necesidad de jugadores con carácter, eufemismo interesante para disimular a personal de fácil cabreo, ni la obviedad de que Movilla le estuvo martirizando durante todo el partido sin ver tarjeta hasta el minuto 69, pero tampoco se pueden sacrificar dos encuentros por una idiotez semejante. Además, aunque espero que no hagan lo mismo en el vestuario, tiene guasa que Schuster y sus compañeros resuman públicamente ese comportamiento, después de tantas repeticiones de la jugada, con un «él es así». «To er mundo e güeno», vamos.
En el capítulo «Homer solo» de «Los Simpson», Marge, tras sufrir una gran presión, acaba estallando de furia. Su familia le regala un viaje al sitio perfecto: el Rancho Relajo. Masajes, silencio, vistas magníficas... ésa puede ser una buena opción para el rubio madridista. Desde aquí también le recomendamos la música new age, los programas de Punset y, cómo no, realizar cantos tántricos antes de salir al campo. Practiquemos. Mmmmmmmmmmm. Mmmmmmmmmmm. Mmmmmmmmmmm. ¿Ven qué tranquilos estamos ya? De nada.
sábado, 24 de noviembre de 2007
REC
Intérpretes: Manuela Velasco
Web: http://www.recmovie.com/
Una reportera y un cámara se disponen a grabar un especial sobre una brigada de bomberos en Barcelona. Esa noche tranquila se altera con una sirena que avisa de un incidente en un edificio cercano.
Lo que podría haber acabado en una de zombies más (su guión no evita esa descripción), en las manos de Plaza & Balaguero se convulsiona violentamente. Con un amplio conocimiento del formato, entrenado en “OT. La película”, los cineastas y sus cantos de sirena consiguen crear un “verdadero reportaje” de televisión local donde confluyen todos los elementos formales necesarios para construir esa ilusión: ancianos “plastas”, madres gritonas, cortes, preparación del plano o piropos a la periodista. Una vez ensimismado el espectador, la “grabación” desemboca en la irrupción de los infectados. Y ahí abandona la pareja de realizadores al público, encerrado entre referentes inevitables, “El proyecto de la bruja de Blair”; menos obvios, los videojuegos de “Doom”; literarios, “La peste” de Camus; o directamente lúdicos, las casas de terror de los parques de atracciones. Al situarse la sala de cine en el más acá de la cámara, termina siendo inevitable la identificación activa (saltos, gritos,…) de los asistentes con lo que pasa en pantalla. Ni William Castle podría mejorarlo.
Asumiendo la nomenclatura de la nueva concepción de Internet, “REC” es una película de terror 2.0. El espectador está en el centro del espacio y por ahí se mueve inconsciente, pensándose tan libre como un perro amarrado. Ponen Balagueró y Plaza la sabiduría necesaria para preservar la verosimilitud y el terror, trabajo complicado en este siglo de imágenes, derivando entre planos en movimiento, uso de antorchas, cámaras nocturnas, rebobinados… y mutan, contaminados por un virus extraño llamado “talento”, un correcto guión de terror en una cita indispensable con el género.
LA SOMBRA DEL REINO
Intérpretes: Jamie Foxx, Jennifer Garner, Chris Cooper
Web: http://www.lasombradelreino.es/
Con la sombra de Michael Mann oscureciendo oportunamente el turbio metraje, explota el nuevo filme de Peter Berg. Anclado en una irregular carrera de actor (“Leones por corderos”, “Collateral”…), al cineasta neoyorquino se le había olvidado “Very bad things”, su negrísimo debut como director, donde descubría a machetazos los sótanos de la soleada clase media. Desde el mismo reverso horrible y azaroso de la realidad, ése que convierte una despedida de soltero en un descuartizamiento o una tarde de béisbol en una matanza terrorista, arranca “La sombra del reino” con toda la fuerza del mejor Mann. Un ataque suicida en Arabia Saudí provoca que un grupo del FBI (el estandarizado Foxx junto a los magníficos Cooper, Garner y Bateman) se adentre en el país árabe para encontrar a los autores.
Este thriller geopolítico asalta, en sus compases iniciales, la macrohistoria. Aún con trazo liviano que el género requiere, para mejores referencias vayan a “Fahrenheit 9/11” de Michael Moore o a “House of Saud” de Jihan El-Tahri, el largometraje consigue transmitir la compleja red de contradicciones que emergen de la confrontación entre Oriente Medio y Occidente. Mucho más afortunada resulta “La sombra del reino” en su vertiente microhistórica. Ahí Berg se comporta como un alumno digno de Mann facturando un thriller trepidante (las diversas persecuciones retoman la buena impresión inicial) y un poco pasado de vueltas en su resolución final. La falta de cohesión entre ambos niveles de narración, quizá el principal defecto de esta dignísima película, queda de manifiesto en el único lugar donde uno y otro conviven brutalmente. Durante el extraordinario epílogo, dos susurros unen esos dos universos mientras torrentes de sangre los separan.
LA CAMARERA
Intérpretes: Keri Russell, Nathan Fillon, Cheryl Hynes
Web: http://www.foxsearchlight.com/waitress
La actriz Adrienne Shelly repite tras las cámaras con esta propuesta de cine “indie” sobre una camarera (irregular Keri Russell) que evade su aburrida vida imaginando las recetas de las tartas que preparará al día siguiente. Apegada a una realización de telefilme monótona y de “voz en off” melosa, la directora pocas veces trata de separar su película de lo rutinario. Sin demasiado que contar y con estereotipos groseros como personajes (el marido malvado, el doctor bueno, las amigas inestables pero honradas, el abuelo sabio…), “La camarera” no pasa de una anécdota de hora y media. Solamente se degustan como ideas sabrosas las metáforas de una vida en tartas (muy lograda la “Tarta de Earl asesinándome”) y, sobre todo, la constatación en celuloide de que el adorado Andy Griffith todavía está vivo. Ojalá siga mucho tiempo con nosotros.
ENCHANTED
Intérpretes: Amy Adams, Patrick Dempsey, James Marsden
Web: http://disney.go.com/disneypictures/enchanted/
Si para algo sirve “Enchanted” es para comprobar la conversión de la factoría Disney con el paso de los años. Basada en los cuentos de princesas, príncipes y malvadas brujas que sustentan los parques de atracciones de la multinacional, la vuelta de tuerca que utilizan estos estudios para alcanzar mayor público es una combinación postmoderna de animación e imagen real. Convierten los trazos de los personajes en la salada Amy Adams, en el petardo Patrick Dempsey y en una Susan Sarandon preocupadísima últimamente por conjugar el verbo “cobrar”. Con nula gracia, pocas películas no animadas de Disney la tienen (salvemos a “20.000 leguas de viaje submarino”, “Tron”, “Herbie va a Montecarlo” y la bizarra “La computadora jugadora”), el velo autoparódico de “Enchanted” no basta para ocultar a la bruja fea de debajo, una total falta de originalidad.
LOS TRES FANTÁSTICOS
Lo primero, y en lo que todos estaban de acuerdo, la maravillosa oportunidad de trabajar en Asturias. Sánchez agradecía a los obreros de Llanes su silencio mientras rodaban, Tom Fernández recordaba, con mucha gracia, la comodidad de filmar en zapatillas y, por último, Gona, paisano de Morcín, sacaba a escena las interminables comidas con Gabino De Lorenzo para cercar “Oviedo Express”.
Poco después emergieron dos formas de concebir dos cines diferentes: el de Gona y el de Fernández. El productor admitía que sus proyectos, no olvidemos que es un hombre comprometido con el riesgo (“Vete de mí” o “Dama de Porto Pim”), necesitan de ayuda pública y solicitó que ésta, como pasa en Francia o Alemania, sea reglada por organismos públicos específicos, llamémoslos “Film commissions” o similares. Por la otra parte, Fernández defendía una concepción más industrial del cine y menos dependiente de ayudas. En el medio, Sánchez lidiaba entre ambas posturas sólo contrarias en apariencia.
Al final, pocos temas se quedaron en el tintero. Luque condujo a los tres cineastas a hablar de gestación de guión, dirección de actores, posibles “Oscar” y “Goya”... Únicamente quedó una duda, planteada muy oportunamente por Sergio G. Sánchez. Si “El orfanato” viene de “Suspense” de Clayton y “La torre de Suso” enlaza con “Reencuentro” de Kasdan; ¿de qué imaginación desbordante puede venir “Oviedo Exprés”? En su ausente presencia durante la charla, Gonzálo Suárez callaba.
martes, 20 de noviembre de 2007
lunes, 19 de noviembre de 2007
EN IDIOMA Y DEPORTE
Con él he aprendido términos que, como decía el replícante de "Blade Runner", no os podríais ni imaginar.
Mi gratitud a través de este humilde enlace:
www.idiomaydeporte.com
UN BLANCO RADIANTE
Hace dos semanas, Schuster hablaba con Robinho en el vestuario. «Te quieren traspasar a final de año. Espabila». Espabila. El alemán entiende perfectamente ese concepto. Él mismo, en su época de jugador, tuvo que espabilar muchas veces. En su selección, en el Atlético, en el Real Madrid, en el otro club... Bernd nació a base de espabilar. Por eso, sabía lo que le podría pasar al brasileño.
El carioca, totalmente inspirado, volvió en el partido del Mallorca. Tocado por la mano de Schuster, resolvió un partido complicadísimo utilizando la cabeza. Por fin ha llegado al esquema del equipo blanco. Un año de vapuleo le había dejado noqueado. Fiestas, bicicletas que no salían, banquillos frustrantes... losas para hundir al brasileño en una cesión o en un regreso a su país. La jornada demostró que es una pieza indispensable en el equipo titular del Real Madrid. Sólo falta que su conexión en la banda, Marcelo, espabile también y todos nos sentiremos seguros. Hasta Ramón Calderón, esta temporada desaparecido, suspiraba de tranquilidad al verle jugar desde el palco.
Toda la tranquilidad del mundo necesitaba el presidente para una semana ajetreada. Sin partidos por culpa de la aburridísima selección, afrontaba unos días de compromisos alrededor del mundo. El primero de todos, un encuentro con el presidente de México destinado a entregar un donativo para las víctimas de las inundaciones de Tabasco y Chiapas. Sentado en el avión, justo una hora después de despegar, le supongo preparado para descansar, colocándose el típico antifaz de «El zorro». En ese momento, suena la voz del comandante avisando de que se veían obligados a dar la vuelta porque un pasajero estaba «pelín» pasado.
El pasajero en cuestión se llama Ramón Melendi Espina. Según su bizarro comunicado, el cantante «optó por tomar un par de copas» (¿optó?) para «desinhibirse» (¿para qué?) de «algo más o menos común y conocido que personalmente padece». Ese «algo más o menos común y conocido que personalmente padece» se llama «miedo a volar» y para aplacarlo del todo pidió otro «combinado» (¿un qué?). Dejémoslo. Esto es una columna sobre fútbol y el resto, historia de sobra conocida. Así la contaron Javier Blanco y Chus Neira en LA NUEVA ESPAÑA y aquí me tienen, ahora miro a una chica de Ipanema, leyéndola.
domingo, 18 de noviembre de 2007
PABLO MORO Y EL KARMA
Si el lunes se acercaba a Radio 3 a participar en uno de sus programas, el jueves a Pablo Moro le tocaba traer a escena “Smoking Point” en un local cercano a la plaza del Sol. Primero, los teloneros “Los niños perdidos”, deudores de “Tequila”, fueron calentando a un público que tenía claro lo que quería: carne de cantautor ovetense.
Y llegó el momento. Poco a poco, los “Chicos listos”, guardaespaldas de Moro, fueron apareciendo en el escenario. Batería, teclas, bajo, guitarra y un Álvaro Bárcena a la eléctrica que, como los grandes, toca sentado (aunque sea por una lesión). Con sus instrumentos fueron anunciando la llegada del asturiano quien, al poco de empezar, ya lo tenía claro. Ésta iba a ser “Una noche especial”. Observando a Pablo Moro salir, cigarro en boca más aspecto tejano próximo al Earl de Jason Lee, la verdad es que parece que tenga el karma a su favor. Eso significa que está haciendo las cosas bien o que se está enmendando. Su nuevo disco, del que fueron cayendo la referencia vital a Scorsese “El último vals”, “Perdedores sinceros”, “Smoking Point”, “Palos de ciego”, “El rey de la noche” (mejorada sin Dark LaEme)… demuestra una evolución sólida y reseñable desde el embrionario “Emepetreses”, del que tocó radiofórmulas como “Sirena varada” o “Álbumes de fotos”. Frente a la candidez “single” de aquél, “Smoking point”, sólo hace falta comparar lo que implican ambos títulos, revela un artista de referencias (“quién sólo de música sabe ni de música sabe”), adulto, de producción magnífica (hay que nombrar a Bárcena de nuevo), de compromiso folk-rock y, sobre todo, todavía en ebullición.
La doble cara de Moro, una ligeramente repelente, la de la “fan” chillona, y otra imprescindible, ésa que desaloja a la banda y se queda en pelotas con Bárcena y De Miguel, descubre los mejores cortes del LP al final del concierto: “Pídeme”, una variación deliciosa del dylaniano “You ain’t going nowhere”, y la bipolar “Tic-tac”. Pasado el descanso acústico, regresa el “rockshow” y Pablo, siempre sonriente y kármico, finiquita “Chicos listos”, una divertida geografía humana que el ovetense estira, y estira, y estira, regalando música candente a la silenciosa, son las doce y cuarto, calle Preciados.
sábado, 17 de noviembre de 2007
REDACTED
Intérpretes: Patrick Carroll, Izzy Díaz, Mike Figueroa
Web: http://www.redactedmovie.com/
Robert Redford ofrecía la semana pasada su “película protesta” sobre la guerra de Irak, “Leones por corderos”. El nuevo proyecto de Brian DePalma suscribe todas y cada una de las premisas del filme del protagonista de “Todos los hombres del presidente”: autocrítica, inocencia, didactismo, ingenuidad, sobreactuación, caducidad y trazo grueso. Parafraseando a la inscripción de la guitarra de Woody Guthrie, De Palma ha realizado “un filme que mata fascistas”. De ahí las extremas reacciones de algunos de los principales espacios políticos ultraconservadores de EEUU. Bueno, eso es lo que trata el cineasta: agitar a sus espectadores de Texas o de Baltimore y cabrear a los republicanos.
Enfrente, los europeos, los neoyorquinos y una parte de los californianos, podemos obviar perfectamente lo esencial para su creador, su mensaje didáctico (mucho mejor desarrollado en la apabullante “Corazones de hierro”), y centrarnos en lo accesorio que, paradójicamente, es lo más interesante de “Redacted” y lo que la hace superior a “Leones por corderos”. La demostración, casi empírica y superpuesta (ahí la ventaja del cine), de la multiplicidad de mensajes visuales que recibe un habitante del siglo XXI se revela a medida que avanza el metraje. Casi volviendo a sus orígenes en “Greetings” (1968), el director mira a través de Youtube, cámaras de seguridad, cámaras de fotos, cámaras de vídeo, cámaras con visión nocturna, webcams,… poniendo de manifiesto que nuestro mundo y, por tanto, nuestras guerras se dedican a enviar un universo de imágenes contradictorias imposibles de cohesionar. Mientras que DePalma se empeña en su historia tópica, el espectador descubre que las infinitas dobleces del fotograma engendran confusión e irrealidad. Queda, como a todos esos indefensos y desorientados soldados postmodernos, tratar de no llorar.
LA HABITACIÓN DE FERMAT
Intérpretes: Lluís Homar, Alejo Sauras, Elena Ballesteros
Web: http://www.mangafilms.es/lahabitaciondefermat/
Cuatro matemáticos comienzan a ser engullidos por una habitación sedienta de venganza. Allí les ha convocado Fermat, un colega ansioso porque resuelvan el “mayor enigma matemático de la historia” o, si no lo consiguen, mueran aplastados por la estancia menguante. En ese espacio, teatral y propio de Agatha Christie, se aprisiona la ópera prima de Luis Piedrahita, el brillante mago y monologuista de Cuatro, y del gijonés Rodrigo Sopeña. El escaso inicio, mera presentación en sociedad de los protagonistas, desemboca rápidamente hacia la magnífica idea de los cineastas: un cubo de Rubik mortal que se va resolviendo en paralelo a una serie de enigmas. Probablemente motivados por unas altas expectativas, el regusto de “La habitación de Fermat” es de ligera desilusión. En principio, por su falta de principio. Casi todo en ella se constituye de un desarrollo irregular, marcado por unas adivinanzas más preocupadas por integrar al público en el juego que por dar coherencia a unos matemáticos de primer nivel; y de un desenlace con algunas incógnitas, consecuencia directa de los cabos sueltos que se dejan en el planteamiento.
Aunque, por supuesto, las expectativas, como los microbios de Pasteur, nunca provienen del vacío. Sopeña y Piedrahita, con un sentido del espectáculo milimetrado, demuestran perfectamente la fórmula de un filme entretenidísimo: planos cortos y claustrofóbicos, muertes en horizontal, empuje desde los títulos de crédito.... Apoyados en ese conocimiento, suficiente además al elegir un casting de debut digno, únicamente necesitan construir mejor el fondo para convertirse en esos directores que adivinamos en el horizonte.
EL JUEGO DEL AMOR
Intérpretes: Morgan Freeman, Greg Kinnear, Radha Michell
Web: http://www.feastoflovefilm.com/
Va siendo hora de que se reconozca la invisible labor de Robert Benton. Si nos paramos en su obra escrita, florecen la magnífica “¿Qué me pasa, doctor?”, “Bonnie y Clyde”, el “Superman” de Donner y “La tormenta de hielo”, tan notable como desapercibida. Además, si nos decidimos por su faceta conjunta de director y guionista, el jardín es interminable. El debut violento y sucio “Pistoleros en el infierno”, “Gato conoce al asesino”, ejercicio “noir” con el gran Art Carney, su época mediocre (los ochenta, claro: “Nadine”, “En un lugar del corazón”) y, por supuesto, su resurgir de tercera edad protagonizado por la bilogía al lado de Paul Newman (“Al caer el sol” y “Ni un pelo de tonto”) y la esplendida “La mancha humana”. Esta laboriosidad de Benton en dejar una filmografía no de referencia pero siempre interesante, continúa con “El juego del amor”.
Tres parejas imperfectas (una, por la falta de compatibilidad, otra, por la falta de un hijo y, la última, por la falta de un padre) conviven en sus vidas de clase media alrededor de Oregón. En la primera, un cada vez más enorme Greg Kinnear intenta rehacer su vida con una mujer que no le necesita, una cada vez más enorme Radha Michell. En la segunda, Morgan Freeman y la minusvalorada Jane Alexander instruyen sobre cómo amarse antes del abismo. Por último, en el segmento más flojo, dos jóvenes se preparan para comenzar a sobrevivir juntos. Frente al negro y blanco de las habituales películas que tratan la convivencia de pareja, se agradece la grisácea tonalidad de Benton al pintarnos unos personajes incompletos, insatisfechos y, en ocasiones, atormentados. Una lástima que esa habilidad se vea empañada por una resolución esotérica e innecesaria que casi es la única tacha de esta recomendable producción.
MICHAEL CLAYTON
Intérpretes: George Clooney, Tom Wilkinson, Tilda Swinton
Web: http://michaelclayton.warnerbros.com/
El relato esquizoide de Arthur Edens (Tom Wilkinson) abre “Michael Clayton” desde una cámara subjetiva y urbana. En su percepción de la realidad convive William S. Burroughs con una ciudad oscura, un lugar asfixiante que engendra personajes como Michael Clayton. Clayton, abogado experto en deshacer encrucijadas, está al cargo de “arreglar” la defensa de una compañía química acusada de fabricar productos cancerígenos. Lo único que impide la absolución es el propio Edens, antiguo compañero del bufete, que, como Don Quijote, ya sólo quiere desfacer entuertos (entre ellos, condenar a la multinacional), amar a jovencitas y leer libros de caballeros.
Ese potente inicio de la mano de Tom Wilkinson, actor imprescindible en los últimos años (“El sueño de Casandra”, “En la habitación”…), casi resume las bienaventuranzas del nuevo filme de Tony Gilroy, guionista de la serie Bourne. Lo que en un principio parecía una película interesante, quijotesca, sobre un desquiciado que puede terminar con un imperio occidental y de cómo un abogado jugador y descreído le ayuda, se va transformando, poco a poco, en una historia que ya conocemos perfectamente desde la minusvalorada “Acción civil” de Steven Zaillan. En “Michael Clayton” notamos la moralina subyacente, intuimos que las víctimas van a ser resarcidas y, peor aún, sabemos los pasos del protagonista para desenmascarar a los autores. No basta ni la demostración empírica, rodada con brío, de lo fácil que es coreografiar un asesinato; ni la macabra e íntima Tilda Swinton; ni esos bellísimos caballos que salvan al siempre encantador Clooney, para sacar a “Michael Clayton” de la mediocridad.
CUESTIÓN DE PELOTAS
Intérpretes: Billy Bob Thorton, Seann William Scott, Susan Sarandon
Web: http://www.woodcockmovie.com/
La sociedad de damnificados por profesores “cabronazos” es, probablemente, una agrupación multitudinaria. Los alumnos con trauma educativo, nosotros todos, son los únicos que, durante un rato de esta película, podrán rememorar esos cariñosos momentos en los que el maestro de turno les ridiculizaba delante del pelotón infantil. Especialmente negra y propensa al escarnio resulta la asignatura tratada a lo largo del metraje: la Educación Física.
Uno de esos afectados vuelve a su pueblo años después para comprobar que su madre está saliendo con el señor Woodcock, el profesor que le martirizaba cuando era un niño gordo e inseguro. Memorable exclusivamente por las escenas como “Terminator” pedagógico de Bob Thorton (poco le importan los ancianos o los niños), el cuento malvado evoluciona hacia una reflexión melosa e imposible. Si sólo Gillespie se olvidase de lo políticamente correcto…
martes, 13 de noviembre de 2007
EL MEJOR JEFE DEL MUNDO
«Remake» de la serie del mismo título creada para la BBC por Ricky Gervais y Stephen Merchant, esta producción de la NBC sigue, en sus primeros capítulos, los guiones de su progenitora británica. Una pequeña excusa que sirve para homenajearla y, a la vez, para ir distanciándose de ella. Steve Carrell reinterpreta, con su impresionante habilidad cómica, a un mediocre al cargo de una mediocre delegación de una mediocre empresa de papelería en una mediocre ciudad. El lugar perfecto para que nazca el idiota perfecto, Michael Scott. Con total libertad para hundirse en el fango, el «manager» regional de Dunder Mufflin Co. destroza la vida de sus empleados imperfectos: la mediocre Pam, el eterno adolescente Jim, el pelotas Dwight...
Además de su demoledora zoología de empresa, si algo termina de convertir a «The office» en una obra maestra es la maravillosa idea de Gervais de estructurarla como un «reality show».
Al adoptar el esquema formal de un documental con confesionario y crear en el espectador la ilusión de «telerrealidad», surge la emoción más primaria: la vergüenza (ajena). Durante veintipocos minutos, esa representación de «cinema verité» humorístico titulada «The office» ofrece momentos que obligan a reír para no zapear de vergüenza.
Así, observar a Michael mientras muestra su taza con la inscripción «El mejor jefe del mundo» y revela orgulloso que se la compró a sí mismo resulta tan incómodo que, en el fondo de nuestras risas, desearíamos habérsela regalado nosotros.
lunes, 12 de noviembre de 2007
TENÍA QUE OCURRIR TARDE O TEMPRANO
UN BLANCO RADIANTE
Por fin, tras muchos años de duro trabajo, voy a publicar mi primer artículo científico. Impulsado por la misma insana pasión investigadora del doctor Jeckyll, he tratado de documentar uno de los fenómenos más insólitos de este siglo: el “amigo azulgrana”. Ni las caras de Bélmez, ni los OVNIS, ni la sábana santa… uno de los grandes misterios de la humanidad sucede y se reproduce día a día.
Javier es ultramegablanco. Sin embargo, los fines de semana no tiene problema en soportar las posesiones infernales de Fernando, un intoxicado azulgrana. Gerardo y Jesús se han convertido en dos “zombies” blaugrana y, sin problema, se acercan a increpar a Raúl enfrente de José Manuel, un merengue inmaculado. Fíjense que incluso en esta página me soportan a mí y, a la derecha, casi como acné adolescente, surge una columna de un humano culé que escribe, sin rubor, las maravillas del club “teletubbie”.
Gracias a mis amigos azulgranas, y con la misma fascinación con la que Felix Rodríguez de La Fuente observaba a un buitre leonado, he descubierto que todos ellos viven en un bucle interminable. Su discurso, repetido hasta el agote en teatros, cines, bares de carretera o columnas tituladas “culé moyau”, tiene fácil resumen: “Nosotros nos preocupamos por jugar, no por ganar”. O sea, que lo que realmente vale es la forma y no el fondo. Por tanto, el resto de los equipos jugamos al rugby o a la petanca. Cierto, de vez en cuando aceptan que nos sale algo, como aquel gol maravilloso de Zidane en la final de la copa de Europa, pero esas son situaciones excepcionales producto de la “suerte”, la “braga”, la “chiripa” o, mi favorito, una “flor en el culo”.
El sábado se demostró lo endeble de su “verdad indudable”. El árbitro pitó el final del Getafe-Barcelona y seguían diciendo lo mismo, como una máquina de cigarrillos. El futbol plano, la lejanía entre líneas, la excesiva carga de responsabilidad en dos juveniles, la progresiva desaparición de Ronaldinho… paradójicamente, el Barcelona se ha transformado en el tipo de equipo que los barcelonistas dicen odiar.
De todos modos, aunque tengan una visión distorsionada de la realidad, aunque vivan en un bucle plasta y pedante; compañeros blancos, denles una oportunidad. Ellos también se merecen tener un amigo madridista.
sábado, 10 de noviembre de 2007
LA TORRE DE SUSO
Intérpretes: Javier Cámara, Gonzalo De Castro, Malena Alterio
Web: www.latorredesuso.es
Como “El crepúsculo de los dioses”, la primera película de Tom Fernández comienza con la voz de un muerto. Pero no entierran al desaparecido Suso las piscinas lujosas. Son las manos de sus amigos las que esparcen su ceniza de sobredosis por los valles asturianos. Vuelve Cundo (Javier Cámara) a despedirse y a redescubrir lo de siempre, pero con unos años más; a sus padres indiferentes, a sus amigos estancados y a una chica que no recuerda.
El omnipresente “mcguffin” que es la torre funeraria del título, da la primera pincelada de la sabiduría de Fernández. Nada más arrancar el metraje surge la segunda; una endiablada agilidad en el diálogo. Ahí están, al poco de aterrizar Javier Cámara en el aeropuerto, las increíbles réplicas y contrarreplicas que mezclan la Coca-Cola de “Uno, dos, tres” con whisky barato. Además, ayuda muchísimo disponer de un reparto que conoce perfectamente las zonas erógenas de la comedia: la barriga sidrera de Cámara, la calva de Gutierrez Caba, la lengua de Malena Alterio, los “huevazos” de César Vea, la cabeza de De Castro,…
Pocas debilidades se le encuentran a la cinta: ciertas reiteraciones sentimentales (ojalá olvidase la cámara lenta) y algunas soluciones argumentales forzadas al empujar la trama con un accidente. En la parte positiva, sirve para desterrar el sambenito de la formación televisiva del realizador su ajustado control de los espacios, su inteligencia en los planos (le suponemos junto al estupendo Ángel Hernández Zoido) y su cámara geografíando la torre erguida sobre el valle del Nalón.
Reencuentro, reconciliación, redescubrimiento… el guión de Tom Fernández da segundas oportunidades a todos los que viven dentro de él. Vayan al cine y comprueben cómo su tonalidad amable, cómica y, plagio al gran Chus Neira, muy noble, nos hace mejores. Igual que las películas de Billy Wilder.
¡MUY GUAPA, EH! ¡MUY BONITA!
Se apagan las luces.
Se encienden, hora y media después. Un año en una hora y media, pensará Fernández. Lo que para él, al principio, era nerviosismo e inquietud, ahora ha mutado en un relajo feliz que roza el éxtasis. Los pies del ovetense casi se elevan del suelo, aupado por los abrazos y los aplausos interminables. Emilio Gutiérrez Caba sale al lado del personal. Javier Cámara se acerca a saludar a su tía. Unas señoronas madrileñas, bien vestidas, bien añejas, gritan una y otra vez al padre y al hijo de “La torre de Suso”. “¡Muy guapa la película, eh! ¡Muy bonita! ¡Maravillosa!”, desgañitan el moño. Ellos, como Tom Fernández, como la Alterio, como todos, a lo suyo, a la noche madrileña.
ELIZABETH, LA EDAD DE ORO
Intérpretes: Cate Blanchett, Clive Owen, Geoffrey Rush
Web: http://www.elizabeth-laedaddeoro.es/
Casi diez años después de la notable “Elizabeth”, Shekhar Kapur retoma su retrato del reinado de Isabel I casi donde lo dejó. Ahora nos sitúa en 1585, con la soberana acosada desde el exterior por Fernando II y desde el interior por la presencia de María Estuardo. En esa complicada situación política, la llegada de Walter Raleigh a la corte ilumina el primer plano de la monarca.
“Elisabeth, la edad de oro” desdobla a su predecesora, casi monotemática en el sangriento ascenso al poder de la inglesa, y muestra dos vertientes de la vida de Isabel I. La íntima, capitalizada por un imposible affaire con Raleigh, nunca acaba de arrancar. Cierto, existen momentos estimables en los que Kapur, excepcional al buscar lirismo en cualquier escena, encuentra el tono adecuado. A pesar de eso, el meollo de la cuestión radica en que, por mucha música de Armstrong y Rahman o por mucha fotografía de Remi Adefarasin, si tenemos poco que contar el envoltorio pierde lustre. No termina de cuajar, quizá por la poca química entre Owen y Blanchett o el excesivo metraje dedicado al tema, esa relación aprisionada por cúpulas y claustros.
Uniéndola con su antecedente “Elizabeth”, la cara realmente afortunada de este filme es la centrada en las maquinaciones de Felipe II, un Jordi Mollá mimesis de Franco, progenitoras de traiciones y asesinatos en la corte inglesa. Dos hermanos que no se reconocen, una reina que se niega a matar a otra para seguir pareciendo inmortal y, por encima de todo, una Cate Blanchett virginal que observa al mar vencible ardiendo, constituyen lo mejor de esta dignísima secuela.
LEONES POR CORDEROS
Intérpretes: Meryl Streep, Robert Redford, Tom Cruise
Web: http://lionsforlambs.unitedartists.com/
Pocas personas en el Hollywood actual podrían haber conseguido que “Leones por corderos” se convirtiese en una superproducción. Obviamente, Robert Redford tiene la suerte de ser una de ellas. Muy ligada al momento actual del estado de la nación estadounidense (por tanto, envejecerá rápidamente), el espíritu teatral y didáctico de la función del liberal Redford sirve, como las canciones “folk” de Woody Guthrie, para concienciar al americano medio de que las cosas deben cambiar.
Los tres compartimentos del filme (la oficina de un congresista, el despacho de un profesor y una montaña en Afganistán) conceptualizan perfectamente la enorme brecha que existe en la sociedad estadounidense. En apariencia distantes e independientes, la realidad encapsulada en hora y media que ofrece este largometraje permite, aún con una ingenuidad estratosférica (basten de ejemplo los personajes de Cruise y del adolescente), establecer la tensión tectónica que subyace en el actual “american way of life”. El triangulo contradictorio y en permanente conflicto que aparece reflejado en la cinta es esencial para entender “Leones por corderos”. Por una parte, los políticos, cada vez un más arma de comunicación masiva; al lado, los medios de comunicación, cada vez más empresas de publicidad; y, por último, los ciudadanos/consumidores.
Pero, como algunas películas de Michael Moore o de Eugene Jarecki, como algunas canciones de Pete Seeger o Bob Dylan, lo que aleja al filme del espectador europeo son, lógicamente, sus intenciones. Poco le importa el resto del mundo a Redford, empeñado en hablar al habitante de Texas o de Wichita sobre cómo salvar a un gran país del desastre. En ese norteamericano medio que ve la teletienda mientras come nachos embadurnados con queso, centra el director sus esfuerzos didácticos. Espera el pelirrojo que uno de esos millones de inconscientes políticos atisbe, bajo la omnipresente publicidad, la banda de texto con noticias. Así, según Redford, descubrirá que ya son demasiados los que han muerto en Irak.
LA ZONA
Director: Rodrigo Plá
Intérpretes: Daniel Giménez Cacho, Carlos Bardem, Maribel Verdú
Web: http://www.lazona-lapelicula.com/
Una mariposa atraviesa una zona residencial manufacturada. Se eleva, se eleva y se volatiliza en los cabos eléctricos de un muro que separa a “La zona” de la realidad de Mexico D.F, a los abrillantados chalets de las encostradas chabolas. El entorno que construye Rodrigo Plá no es muy diferente al que imaginaba Michael Crichton en “Parque Jurasico”. Fuera, la Naturaleza, dentro, los hombres fascinados y aterrados. Pero advertía el doctor Ian Malcolm en la película de Spielberg, “la vida atraviesa barreras dolorosamente”. Abrir camino a la vida y dar rienda a la teoría del caos; esto hacen los tres ladronzuelos que se cuelan en el barrio “inexpugnable”.
Película bien planteada, correctamente rodada, lo chocante del debut de Plá llega con la construcción del mosaico humano circundante. El trazo grueso empuja irremediablemente hacia personajes sin aristas, tipologizados por dos clases casi independientes: “buenos” y “malos”. De un lado, el adolescente protagonista, del otro, la turba vecinal. Este defecto aboca a “La zona” a un cierto acartonamiento. De todos modos, el chiquillo aterrorizado tras la infinita valla o el claustrofóbico arranque del filme bastan, entre otros chispazos de talento, para percatarse de que el realizador mexicano puede decir cosas muy serias en el futuro. Sólo necesita más filo.
SILENCIO DESDE EL MAL
Director: James Wan
Intérpretes: Ryan Kwanten, Amber Valleta, Donnie Wahlberg
Web: http://www.deadsilencemovie.net/
Después de tres años forrándose indecentemente, ¡qué mala es la envidia!, con la franquicia “Saw”, James Wan regresa a la dirección apoyado en “El silencio desde el mal”. Frente a su primera película, un thriller gore interesante y efectista de serie “B”, este filme juega al terror clásico. No faltan las maldiciones, ni el protagonista obsesionado, ni el investigador escéptico. La repetición de esquemas, entre misterio y sorpresa más la inevitable revelación final, termina agotando. Cierto, el metraje da sustos al personal pero conseguir el gritito de rigor no tiene demasiada dificultad cuando, para empezar, la oscura sala de cine ya inquieta. Lo realmente complicado es que la historia aterrorice sin músicas efectistas, sin gore, sin tenebrismos, sin apariciones monstruosas súbitas… aunque, ¿no les parece que eso sería hablar de “La semilla del diablo” y no de “Silencio desde el mal”?
martes, 6 de noviembre de 2007
¡ADÍOS, JAVIER! (TEXTO ESCRITO EXPRESAMENTE PARA ESTE BLOG)
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/02/descodificador/1194003799.html
Especialmente interesante es su descripción del proceso "eliminación progresiva" a la que se someten las partes incómodas de un medio de comunicación:
"Actualmente, en un medio de comunicación donde su opinión no coincidiera con la opinión del blog jamás eliminarían el blog. O al menos no lo harían de golpe, castrándolo a la vieja usanza. "¡Defendemos la libertad de expresión!", dirían muy ufanos.
Serían mucho más sutiles. Lo quitarían de los lugares más visibles, lo irían arrinconando, no actualizarían los comentarios, probarían suerte con otros blogs para sustituirle… Puede que incluso, en un alarde de "propaganda negra", lo utilizasen como muestra de la libertad que se respira en ese medio."
Pero claro, alguien que, días atrás, escribía este excepcional artículo racionalista, es muy dificil que le den tribunas en elmundo.es:
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/10/30/descodificador/1193706832.html
Lo dicho, un abrazo a Javier de parte de un lector y mucha suerte. Esperamos volver a leerte pronto.
Edu Galán
lunes, 5 de noviembre de 2007
UN BLANCO RADIANTE
Muchas tardes, ver un partido del Real Madrid es como sufrir “¡Mira quién baila!” sin
El ganador de “¡Mira quién marca al Real Madrid!” de esta semana es… por favor, añadan ustedes tambores… ¡Keita! Sólo 18 minutos y el africano ya proponía su candidatura. Un gol de potencia desde
Además, como inteligentemente ha apuntado Schuster, solicito al Comité de Árbitros que todos los colegiados que nos piten sean de Illán de Vacas (Toledo), el pueblo más pequeño de España. El censo indica que tiene siete habitantes. Cuatro varones y tres mujeres. Perfecto: dos árbitros, tres jueces de línea y dos cuartos; vamos variando. No más robos y, si se producen, les cercamos
En definitiva, el fútbol, amigos, no tiene memoria. El segundo gol de Luis Fabiano, otro candidato a nuestro concurso de la semana, enterró el enorme 1-5 de Mestalla. Para eliminar el bache sevillista, los “Hombres de negro” liderados por Will Smith y Tommy Lee Jones, poseen un aparato muy útil. Un pequeño tubo lumínico de metal que borra todos los recuerdos inadecuados. Colocan al sujeto delante de la barrita, le dicen “mire a la luz” y aprietan el botón... ¿de qué estábamos hablando?
ENTREVISTA A KIKO VENENO
Kiko Veneno llega al hall del hotel preparado para dictar las canciones que va a interpretar en la nueva edición de “Llanes al cubo”. Tranquilo, se sienta y comienza a escribir en un folio los títulos: “Los delincuentes”, “Las toallas”, “En un Mercedes blanco”… poco a poco, en un gesto automático para él pero fascinante para el que lo ve, va rellenando el espacio blanco de una parte esencial de la música española de los últimos veinticinco años. Como un notario, cuenta los temas. Doce. Arreglado el “setlist”. Ya podemos empezar a preguntar.
Desde que le vimos en Oviedo hace un año, ¿qué hay de nuevo?
Aparte de las giras habituales, hemos estado trabajando en Méjico, San Francisco, Nueva York… lo de San Francisco fue una cosa muy especial. Nos llevó Jackson Browne, un gran amigo. Hicimos una actuación en un local que resultó legendaria para toda la banda. La verdad es que es algo muy especial poder ir a tocar a sitios tan lejanos. Además, a mí me gusta viajar y esto me da la oportunidad de hacerlo.
“Veneno” (1977) y “El hombre invisible” (2005), separados por treinta años, ¿qué tienen en común?
Claramente hay un intermedio en ese camino: “Échate un cantecito” (1992). Lo que pasa es que no podría relacionarlos; me ha costado demasiado hacerlos como para ahora tener que explicarlos. En el fondo, el mío es un trabajo que se basa en la libertad, en cantar lo que pasa por el mundo, por tu lado o a ti mismo. Las cosas interesantes son aquellas que se hacen con falta de premeditación, es decir, el arte está en buscar lo oscuro, lo que no se conoce bien. Esto tiene su riesgo pero tú estás defendido: siempre se supone la buena voluntad del que busca, como al torero que está en la plaza y se le supone el valor.
También considero que se puede ver mi carrera en las letras. Son mensajes que ya están dichos, por eso me gustaría renovarlos en los siguientes discos. Soy muy consciente de lo que he contado y también lo soy de que, a lo mejor, hay un momento en el que hay que callarse. Resulta curioso que, como siempre he estado fuera de las tendencias, en el 77 soñase con utilizar “samplers” y ahora esté volviendo a la guitarra de palo, preocupándome más por las letras y la melodía.
Cierto, a las letras les da mucho valor, ¿cómo consigue no ser nunca pedante?
Es la marca en la que me he ido especializando. Son letras de andar por casa, de tópicos. Todo el mundo me dice: “Tú haces letras de cualquier cosa”. Sí, pero aunque sean sencillas no dejan de costarte mucho trabajo. Lo que tengo es paciencia; busco y busco versos. Sólo cuando termino las canciones me doy cuenta de los fallos que pueden tener. Las letras son mensajes que dejas ahí para toda la vida y a mí me gustaría dejar esa marca de sencillez, al estilo de “Estaba lloviendo/ Yo me mojé”. Al final, son un poco las verdades de perogrullo, las pequeñas verdades, que yo intento convertir en grandes verdades con una estructura bien hecha; empezando por el principio y terminando por el final.
Ya que estamos con las letras, de qué premio Príncipe se alegró más: ¿de Dylan o de Paco de Lucía?
De muchos. De Dylan, de Paco, de Woody Allen… pero para mí Paco está dentro de esa música andaluza que es parte del paisaje. El flamenco tiene unas cualidades enormes, una belleza que te fulmina y te atrapa. A cualquier aficionado a la música, si le pones en situación y escucha a Paco, a Camarón,… es imposible que no le guste. Hoy día, Remedios Amaya es tan importante como Tom Waits y seguramente mucho más importante que Rufus Wainwright, que todavía está empezando.
Decía Paul Simon el otro día que el concepto de álbum, de LP, se va al garete con el Ipod. ¿Se puede seguir trabajando para crear álbumes y no buenas canciones sueltas?
Se debe seguir. Los chicos podrán dar al botón “Aleatorio” del Mp3, pero el orden y la calidad siempre serán más importantes que la cantidad de información. Toda la vida ha habido discos de dos canciones, como el último de U2, pero hay otros, como el nuevo de Paul Simon (“Surprise”), que merece la pena escucharlos enteros y tenerlos en cuenta enteros. Hay que agradecer siempre el que haya artistas que tengan el talento de hacer álbumes enteros, duren lo que duren.
¿Cuándo le vamos a poder agradecer que haga el siguiente álbum?
Estoy trabajando en ello con Raimundo Amador. Todavía estamos comenzando a construir las canciones para un nuevo disco conjunto.
sábado, 3 de noviembre de 2007
EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD
Intérpretes: Brad Pitt, Casey Affleck, Sam Rockwell
Web: http://wwws.warnerbros.es/assassinationofjessejames
Una voz en off abre y transmuta en cuento “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”. Poco a poco, nubes cercanas al Malick de “Malas tierras” la acompañan para dar paso a tres actos. El primero, excesivo y redundante, desmitifica a Jesse James y le aleja de las canciones folk. En el segundo, ajustado y coherente, dibujamos la extraña relación de amistad entre un pobre diablo llamado Robert Ford y ese emperador “cowboy” enloquecido por las traiciones. Finalmente, en el excepcional último acto, se relata la existencia de Ford tras haber apretado el gatillo.
Qué pena que a esta película le sobren treinta minutos, especialmente en el desarrollo inicial. La habilidad de levantar una trama muerta salva la labor de Andrew Dominik. Cuando ya dábamos todo por perdido, entre reiteraciones innecesarias de brutalidad y de atracos, comienza lo realmente interesante. Brad Pitt se echa a un lado con su irregular retrato de Jesse James, y Affleck toma las riendas. La disección de un personaje vacío dispuesto a rellenarse con la sangre de su héroe tiene todas las papeletas para una nominación al Oscar. ¿Quién no podría confiar en el inocente Ford, un imbécil que se dedica a buscar serendipias que le unan con su idolatrado Jesse James? Como Oswald, Chapman o Bruto, el futuro asesino bucea en una contradicción insalvable; quiere eliminar a la persona idolatrada para sustituirla. Sólo necesita la autojustificación perfecta, “proteger a la sociedad”, y Ford aprieta el gatillo salpicando toda la última parte del metraje.
Teatral y desgarrado, brutal y arrepentido, el cobarde Robert Ford atraviesa el magnífico epílogo del filme como un cadáver andante, arrastrándose por la gloria que nunca será entre disparos que rematan a Jesse James. La voz en off que iniciaba su historia de hombre nadie en una vida nada, la cierra a balazos. Mira el pobre idiota al infinito, mientras otro pobre idiota le dispara.
viernes, 2 de noviembre de 2007
OVIEDO EXPRESS
Intérpretes: Carmelo Gómez, Aitana Sánchez-Gijón, Barbara Goenaga
Web: http://www.gona.es/oviedoexpress/
En su “Diccionario de cine”, Fernando Trueba plantea el intento más serio (y más corto) de cercar la figura de Gonzalo Suárez. El director madrileño compara al asturiano con “un rey en el exilio”. Lo difícil es saber de dónde han desterrado a Suárez. Aparte de los resquicios que aparecen en su excepcional producción literaria, a lo largo de su filmografía él mismo ofrece multitud de pistas. El doble juego psicoanalítico de “Mi nombre es sombra”, un Hugh Grant byroniano, la muerte y el detective, los dos escritores epilogando… éstas son pequeñas migas que el maquiavélico realizador va dejando por el camino para indicar su verdadero origen. Así, escarbando e investigando, se puede concluir perfectamente que el reino perdido al cual el señor Suárez siempre trata de volver se encuentra entre la realidad y la ficción. Esto se hizo manifiesto en el estreno madrileño de “Oviedo Express”. Los que allí le vimos no tenemos claro si su pipa es de celuloide o de madera, si su barba mezcla el papel destintado con largas canas entrelazadas.
Asimismo, su último filme sirve como otra prueba más para delimitar el ilimitable territorio de Suárez. Ya desde el prólogo se nos avisa, por medio de una cita de Mark Twain, de no sacar conclusiones ni moralejas, de obviar tramas y motivaciones. En el fondo de esas advertencias, durmiendo la siesta, la ciudad de Oviedo. Tempestuosa cuando Carmelo Gómez la agita con su sotana desde el Naranco; calmada cuando Jorge Sanz la recorre con dudas metafísicas; preciosa y geográficamente cinematográfica mientras Goenaga atraviesa el infinito Antiguo imaginado por Suárez.
Entretanto, en su superficie, la colisión entre realidad y ficción. Con desigual fortuna, el guión desmenuza el choque entre la ilusión de una compañía de teatro y la cotidianeidad de una ciudad burguesa. En este punto, la pluma del realizador no acaba de convencer. Frente a la solidez de otras propuestas de mayores pretensiones (eso libra, en parte, a “Oviedo Express” del fracaso), aquí nada acaba de parecer completo. Ni Carmelo Gómez, ni Aitana Sánchez Gijón, ni Nawja Nimri resucitan a personajes deslavazados y previsibles. Se reduce el metraje al eterno caminar moribundo de Sanz y a una delicada Goenaga que, junto a la últimamente imprescindible Verdú, se encarga de animar la función con bastante más mesura que sus compañeros. Su espíritu mínimo y su alma de vodevil rescatan a “Oviedo Express” del experimento fallido. Los guiños chaplinescos, la agradable sencillez y la transmutación cronista/criada/actriz/cronista modelan, finalmente, la impresión del último Suárez. Muy menor, muy liviano y, sobre todo, tan próximo al reino realmente ficticio del realizador como el humo inconstante de su pipa.
ADIÓS, PEQUEÑA, ADIÓS
Intérpretes: Casey Affleck, Ed Harris, Morgan Freeman
Web: http://gonebabygone-themovie.com/
Posiblemente influidos por la estúpida polémica que la conectaba con el “caso Madeleine”, la primera sorpresa que nos encontramos en “Adiós pequeña adiós” es la inteligencia de Ben Affleck como cineasta. La oscura fotografía de John Toll abstrae de amarillismos y comienza a meternos en la sombría historia de una niña desaparecida en una ciudad podrida. Finalmente, la torturada búsqueda del detective encargado del caso, un soberbio Casey Affleck, remata nuestras dudas.
Ben Affleck parece que sigue al pie de la letra el mítico consejo de Billy Wilder: “para ser director de cine no hace falta saber escribir... lo que es muy recomendable es saber leer”. Frente a otros humanos de su generación, esta adaptación de la novela de Denis Lehane prueba perfectamente que el californiano sabe leer, escribir y, por tanto, dirigir. Sólo le quedaba juntar a varios amigos (Freeman, el excepcional Ed Harris, Monaghan...) para que su propuesta fuese uno de los debuts más sólidos de la temporada.
La esencia “noir” obsesiva y desesperanzada que une “Adiós pequeña adiós” con el lado oscuro de Eastwood o con el magistral “Zodiac” de Fincher, únicamente ve desestabilizado su conjunto por un desenlace excesivo. Aún con ese defecto, extensible a algunas escenas (viene a la cabeza el encuentro con el pederasta), el primer largometraje de Affleck sirve para pedirle que suspenda un rato su correcta carrera como actor y nos siga demostrando que sabe leer muy bien.
SHOOT 'EM UP
Intérpretes: Clive Owen, Mónica Bellucci, Paul Giamatti
Web: http://www.tripictures-spain.com/shoot/shoot.html
¿Cómo se puede opinar seriamente sobre una película que no trata de ser seria? Esto pasa con “Shoot ‘Em Up”. Sus intenciones son evidentes desde el principio. Clive Owen, un vaquero sin nombre, se ve involucrado en el intento de asesinato de un bebé y su madre. Consigue salvar al niño de una algarada brutal y, a partir de ahí, tendrá que protegerlo de una asociación de criminales liderada por Paul Giamatti. Hacía muchísimos años, probablemente desde “Commando”, que una cinta de acción no se tomaba a sí misma tan a pitorreo. Saltos imposibles con bebés en los brazos, disparos apretando el gatillo con una zanahoria y, lo más increíble, un “polvazo” de Owen con la Bellucci mientras se carga a un escuadrón enemigo. A lo tonto y a lo bobo, el amigo se ventila a ¡100 tipos en una hora y veinte! Si nos tomamos todo a broma, pedimos unas palomitas, unos nachos y mucha Coca-Cola, “Shoot ‘Em Up” puede ser el divertimento perfecto para cualquier grupo de amigotes sin pareja o de adolescentes con ganas de parranda. El resto de tipologías, mejor eviten este filme.
RESIDENT EVIL 3: EXTINTION
Intérpretes: Milla Jovovich, Oded Fehr, Ali Larter
Web: http://www.sonypictures.com/movies/residentevilextinction/
Definitivamente, parece que el monstruo favorito del siglo XXI es el zombie. No toca hoy diseccionar las razones antropológicas del por qué un engendro torpón, supurante y vírico se ha convertido en uno de los entretenimientos favoritos de los espectadores. Más ajustado será preguntarse cómo la interesante conjunción videojueguera, comiquera y no viva que sustenta “Resident Evil” consigue alcanzar una tercera entrega. En principio, los que conocemos las tres películas podemos proponer una fórmula: heroína descendiente de Ripley, acción rodada a la carta (de eso saben mucho los tres directores involucrados) y, sobre todo, unos “continuará” lo suficientemente atrayentes para hacer que el espectador repita. Aquí, como en la saga “Saw”, se trata más de una serie de capítulos de una hora y media que de una trilogía cinematográfica. El episodio que se lanza esta semana, dirigido por el veterano Russell Mulcahy, sigue perfectamente estas premisas. El metraje tira de piezas conocidas (clones, corporaciones secretas, un poco de “Mad Max”…), alguna propuesta visual interesante (los mil cadáveres de Alice asediados por los mil millones de zombies) y un final abierto que augura muchas más Milla Jovovich en plan “dominatrix”.
LÍO EMBARAZOSO
Intérpretes: Katherine Heighl, Seth Rogen, Paul Rudd
Web: http://www.lioembarazoso.es/
En principio, “Lío embarazoso” no tendría que molestar. Si cogemos una comedia gamberra de última hornada (pongamos “Supersalidos”, con la que comparte protagonistas) y la mezclamos con una comedia romántica tontorrona (pongamos “Nueve meses”, con la que comparte temática), el engendro incubado sería esta película. El problema no es tanto la historia, el típico rollo de una noche que termina en embarazo provocando mil ochocientos líos, sino la moralina que tiene debajo. Ahí deja de plantearse un entretenimiento y se cae en la monserga. Tópico resulta la chica guapísima con el gordito resultón, tópica resulta su relación de altibajos con final feliz, tópica resulta la pareja estable y rutinaria, tópico resulta el universo de “Lío embarazoso”. El único momento inteligente viene con esa troupe de “freaks” que trabajan en lo que, en su opinión, constituye el negocio del siglo; cronometrar los desnudos en las películas hollywoodienses y añadirlos a una web. Servicio impagable que les hubiese hecho ricos, suponiendo que realmente ellos hubiesen sido los pioneros.